La empresa fabricante de autos Ford, que durante un siglo estuvo presente en Brasil, anunció que este año cerrará sus tres plantas en ese país.
Dejará de producir de manera “inmediata” en las de Camaçari, en el estado de Bahía, y en Taubaté, en San Pablo, y mantendrá hasta el cuarto trimestre del año la fábrica de Horizonte, en Ceará. La decisión implica la pérdida de unos 5.000 empleos directos.
De acuerdo con la empresa, el cierre se debe a un “entorno económico desfavorable” y a que la “pandemia de covid-19 amplifica una persistente capacidad inactiva de la industria y una lenta facturación que han resultado en años de pérdidas significativas”.
“Estamos pasando a un modelo de negocio más austero y ligero en activos al cesar la producción en Brasil y servir a los clientes con algunos de los mejores y más excitantes vehículos en nuestra cartera global”, dijo en un comunicado, citado por la agencia Efe, el director ejecutivo de Ford en Brasil, Jim Farley.
Afirmó que está en marcha una reestructuración de la operativa de esta empresa en América Latina: se planea abastecer al mercado de Brasil desde Argentina y Uruguay. Durante una manifestación que los trabajadores afectados llevaron a cabo en Bahía, el presidente del Sindicato de los Metalúrgicos, Júlio Bonfim, dijo al medio digital G1, del grupo Globo, que el sindicato fue convocado a una reunión acerca de la situación contractual de unos 460 trabajadores y allí los representantes de Ford les transmitieron la decisión.
Les manifestaron que esta medida se relaciona con el impacto del coronavirus y también con “la inestabilidad económica del país y la falta de certeza económica por parte del gobierno federal”. Bonfim destacó: “Eso, dicho por el propio presidente para América del Sur de Ford”.
Mientras opositores de derecha y de izquierda criticaban al gobierno de Jair Bolsonaro, el presidente dijo que a la empresa le faltó “decir la verdad: quiere subsidios”. Según el mandatario, Ford aspiraba a mantener subsidios que se otorgaron al sector para disminuir el impacto del coronavirus. “Ahora también hay competencia, China, entre otros. [Ford] salió porque en un ambiente de negocio, cuando usted no tiene lucro, cierra”, manifestó el presidente.
En reacción a la noticia, las patronales reunidas en la Federación de Industrias de San Pablo y la Confederación Nacional de Industrias protestaron contra la carga tributaria y el costo de la logística y pidieron una reforma impositiva. Algo similar solicitó la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores, también patronal, y agregó que el cierre de las plantas de Ford reafirma sus advertencias sobre la “ociosidad local, global y la falta de medidas” que disminuyan los costos de producción.
Desde ámbitos políticos, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del partido derechista Demócratas, dijo que “el cierre de Ford es una demostración de la falta de credibilidad del gobierno brasileño, de reglas claras, de seguridad jurídica y de un sistema tributario nacional. El sistema que tenemos se volvió un manicomio en los últimos años, lo cual tiene impacto en la productividad de las empresas”.
A su vez, Rui Costa, el gobernador de Bahía, el estado que enfrenta el cierre de la planta de Camaçari, dijo al diario Folha de São Paulo: “No hay planeamiento. ¿Qué pensamos en los últimos cinco años para aumentar la inversión en tecnología e industrialización? Nada. Estamos satisfechos con volvernos un gran establecimiento rural”.
Costa, quien es integrante del Partido de los Trabajadores (PT), agregó que “hace cinco años que Brasil vive una crisis institucional fuerte, que paralizó las reformas y las inversiones”. El gobernador dijo además que los ejecutivos de Ford le transmitieron que, según sus previsiones, recién en 2023 volverá a crecer la demanda, y que otras empresas del sector dejarán Brasil este año. El gobernador ya está buscando en China inversores que ocupen el lugar que Ford dejó en su estado.
También el líder del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, cuestionó al gobierno al compararlo con su propia gestión. Recordó que en 2009, cuando él era presidente de Brasil, Ford anunciaba inversiones en el país, y que ahora lo que anuncia es su partida.
A su vez, el diputado del Partido Socialismo y Libertad Marcelo Freixo publicó en Twitter: “¿Se acuerdan de cuando Bolsonaro dijo que si ganaba la izquierda en Argentina nuestros vecinos huirían desesperados para acá? Ford va a cerrar todas las fábricas en Brasil y mantener la producción en Uruguay y Argentina. Las bravuconadas no generan empleo ni sacarán al país del agujero en que está”. En noviembre, Ford comunicó que comenzaría a fabricar en Uruguay su modelo Transit para toda América del Sur.
Freixo agregó un balance del gobierno de Bolsonaro: “La reforma laboral no creó puestos de trabajo ni impidió el cierre de Ford. La reforma jubilatoria no restauró la confianza de los inversores. Y el techo de gasto no salvó a la economía. La vida empeoró, aumentó la desigualdad y aumentó la pobreza”.