Hoy de tarde el presidente argentino, Alberto Fernández, recibirá en la Casa Rosada a los dirigentes de la Mesa de Enlace, entidad que agrupa a la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Sociedad Rural Argentina (SRA), las principales entidades gremiales patronales agropecuarias del país.
El encuentro está precedido de tensiones entre las partes. La Mesa de Enlace solicitó la reunión con el mandatario para tratar propuestas sobre cómo estimular la producción y reducir costos que afectan su precio de venta al público, y simultáneamente para rechazar un posible aumento de retenciones o la aplicación de cupos a la exportación de productos primarios sugerida por Fernández.
En una reciente entrevista con el diario Página 12, el presidente expresó que las medidas que podría tomar el gobierno tienen la finalidad de diferenciar los precios que los productores agrarios aplican a las ventas internas con relación a las de compradores externos, para evitar un traslado al consumidor del aumento del precio internacional de productos como la carne, el maíz y el trigo para, así, “garantizarles a los argentinos que tengan la comida que necesitan a precios razonables”.
“Yo necesito que ellos exporten porque necesito dólares que entren. Pero lo que no pueden es trasladar a los argentinos los precios internacionales, porque ellos no producen en dólares. Tienen que entender que son parte de la Argentina”, expresó el líder del Frente de Todos. Fernández agregó que él no está “contra el campo” sino que pretende una recuperación del salario real después de una pérdida que, en los últimos cuatro años, “fue de 20 %”.
De acuerdo a lo que informó el diario Tiempo Argentino, el encuentro entre Fernández y los ruralistas se da al mismo tiempo que el gobierno iniciará una instancia de diálogo con sectores empresariales y sindicales en procura de alcanzar acuerdos que tengan como premisa lograr la mejora real de los salarios sobre los precios.
En este sentido, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, se refirió al tema y expresó que el diálogo con los representantes de la agroindustria no significa “resignar ninguna herramienta” del Estado. “Acá no se busca demonizar a nadie, no se dice que el campo es culpable de nada, todo lo contrario, estamos dialogando. De ninguna manera está cerrado el diálogo, sino que buscamos soluciones”, explicó Kulfas, y señaló que “en los últimos dos meses se vivió un proceso de incremento muy fuerte de los precios internacionales de los productos agrarios”.
Si bien las entidades del campo rechazaron la posibilidad de que se apliquen retenciones adicionales a sus ganancias o cupos para los productos que puedan exportar, pidieron que se realice una revisión de las distintas cadenas para constatar dónde se generan las distorsiones de precios, “que desde hace años suceden, en detrimento de productores y consumidores”. Las entidades rurales vienen insistiendo en que su actividad “incide ínfimamente en el precio final de los alimentos”.
Paralelamente, desde la Mesa de Enlace se está planteando “eliminar o reducir esos impuestos –incluso posiblemente en forma segmentada– en vez de fijar nuevas alícuotas o cupos a la exportación”, y afirmaron que en caso de que el gobierno avance en “sentido errado, se desataría un nuevo conflicto con el campo”, haciendo referencia a los fuertes choques que hubo entre el Ejecutivo y las patronales rurales durante los dos mandatos de Cristina Fernández.
Para intentar llegar a un acuerdo con el gobierno, los ruralistas dijeron tener “un documento con 14 propuestas” que ya fue presentado a varios funcionarios del Ejecutivo, que contiene sus ideas sobre cómo mejorar la producción y aumentar la oferta, para poder así reducir los precios con que los bienes de consumo llegan a ser ofrecidos a los consumidores.