El primer encuentro entre el presidente Luis Lacalle Pou y el presidente brasileño Jair Bolsonaro tras la asunción del mandatario uruguayo tuvo un ambiente informal y estuvo marcado por la búsqueda de apoyos para flexibilizar el funcionamiento del Mercosur y avanzar en obras de infraestructura. Ayer almorzaron en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial del presidente brasileño, y Lacalle Pou regresó a Uruguay después de la reunión.
Antes del balotaje de las elecciones, en noviembre de 2019, el presidente brasileño había expresado su apoyo al miembro del Partido Nacional. Bolsonaro fue el primer presidente en felicitar a Lacalle Pou por su victoria en las urnas; existía una expectativa de mejorar las relaciones comerciales con el cambio de mando en Uruguay. En la mirada de la diplomacia brasileña, marcada por una actuación ideológica en la actual administración, el expresidente Tabaré Vázquez era visto con recelo por su buena relación con adversarios políticos de Bolsonaro, como los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
El almuerzo del miércoles contó con la presencia de los cancilleres de Uruguay, Francisco Bustillo, y de Brasil, Ernesto Araújo. También participaron los ministros brasileños de Infraestructura, Tarcísio Gomes de Freitas, y Energía, Bento Albuquerque, ambos militares.
Luego de la reunión, los miembros de ambos gobiernos hicieron breves declaraciones de prensa en el Palacio de Planalto, la sede del Ejecutivo brasileño. “Uruguay es un socio nuestro, un país importante, integra el Mercosur. Hablamos de la posibilidad de flexibilizar para cada país los negocios con otros países. También hablamos un poco de energía y de infraestructura”, dijo Bolsonaro.
Lacalle Pou, por su parte, aseguró que regresa a Uruguay “satisfecho y contento”. Recordó que hace casi 30 años que se creó el Mercosur y sostuvo que “como toda asociación, hay que reverla y mirarla”. “El próximo paso es la flexibilización, para que cada país, aun perteneciendo [al bloque], pueda avanzar [en otros tratados]”, expresó.
Ambos mandatarios están a favor de flexibilizar la normativa para permitir la ampliación de acuerdos bilaterales con otros países, con la mirada puesta en el mercado asiático. Mientras que Uruguay apunta a China, Brasil está interesado en profundizar el comercio con India y Japón. Esta nueva perspectiva será discutida en una reunión con los cuatro países del Mercosur, programada para fines de marzo. Según Bolsonaro, posiblemente se lleve a cabo en Foz do Iguaçu.
Hidrovía del Mercosur
En la reunión también se discutieron las obras conjuntas entre Brasil y Uruguay. Según el ministro de Infraestructura brasileño, el foco está en la construcción de la hidrovía del Mercosur y el segundo puente del río Yaguarón, en la frontera entre el estado brasileño de Rio Grande do Sul y Uruguay. “En cuanto tengamos un presupuesto, construiremos este puente que fortalecerá estos lazos”, dijo Tarcísio de Freitas.
Se espera que la obra cueste 150 millones de reales (unos 28 millones de dólares). La licitación estaba prevista para realizarse en el correr 2020, pero el gobierno brasileño no la concretó. También según el ministro, está prevista una revitalización del primer puente del río Yaguarón.
La hidrovía del Mercosur depende del dragado de la laguna Merín, en la frontera entre los dos países. Discutida durante décadas, la vía fluvial ha sido objeto de recientes reuniones entre representantes de ambos países. En diciembre, el embajador de Uruguay en Brasil, Guillermo Valles, sostuvo una ronda de conversaciones con funcionarios gubernamentales y empresarios en el estado de Rio Grande do Sul. La intención es buscar seis millones de dólares del sector privado para financiar la obra. El proyecto puede permitir la siembra de cultivos en el este de Uruguay, como soja, por medio del flujo de mercancías por el puerto de Río Grande, que está más cerca que el de Montevideo.
Involucrado en el debate sobre las obras, el senador brasileño Luiz Carlos Heinze, aliado de Bolsonaro, dijo que las vías fluviales pueden impulsar tanto la venta de soja como las de madera. “He tenido varias reuniones sobre el tema. El Departamento Nacional de Infraestructura de Transporte (DNIT) está trabajando con el Ministerio [de Infraestructura] para el proyecto de dragado. No había dinero el año pasado y estamos discutiendo cómo conseguir recursos en 2021”, dijo a la diaria.
Según el parlamentario, es necesario destinar 28 millones de reales (unos cinco millones de dólares) para el dragado de la laguna Merín. Heinze afirmó que ha conversado con empresarios uruguayos y brasileños sobre la iniciativa. El senador estuvo presente en la toma de posesión de Lacalle Pou en marzo de 2020 y ha mantenido un diálogo con los uruguayos sobre el tema.
El mandatario uruguayo, por su parte, informó que conversará con su par argentino, Alberto Fernández, sobre la realización de estudios para viabilizar la denominada hidrovía del río Uruguay, que beneficiaría las relaciones comerciales entre los tres países.
Otro tema de infraestructura discutido el miércoles fueron las asociaciones en el sector energético. Según el ministro de Energía, Brasil ha estado trabajando para incrementar la participación de los países del Mercosur en las importaciones del sector. Desde octubre, el país comenzó a importar energía de Uruguay y Argentina, lo que es visto por el gobierno brasileño como una forma de garantizar la seguridad energética en la región. Brasil sufre apagones que han agravado la nueva pandemia de coronavirus, especialmente en la región norte del país.
Reunión informal
Al comentar sobre el almuerzo con periodistas, Bolsonaro hizo hincapié en el carácter informal de la visita. Según fuentes auxiliares del gobierno brasileño, la reunión fue mucho más un movimiento de acercamiento entre los dos países que un momento para cerrar acuerdos. Todos los temas discutidos serán negociados entre los ministros de ambos países en los próximos meses.
La naturaleza informal de la reunión se vio reforzada por la elección del lugar. Las reuniones en el Palacio de la Alvorada en lugar del Palacio Planalto han sido recurrentes en el gobierno de Bolsonaro, una práctica que también fue adoptada por sus predecesores. A diferencia de Planalto, donde circulan alrededor de 3.400 empleados en los 36.000 metros cuadrados construidos, Alvorada es un lugar más reservado.
Diplomáticos de ambos países han trabajado por concretar una reunión entre los dos presidentes desde diciembre. La intención inicial era que el mandatario brasileño viajara a Uruguay el 13 de enero, para almorzar en Colonia de Sacramento. Luego, los planes cambiaron a lo que sería un viaje rápido del presidente brasileño, durante un fin de semana a principios de febrero.
Al final, Lacalle Pou fue a la capital del país vecino en un avión prestado por el empresario brasileño Alexandre Grendene. Nacido en Rio Grande do Sul, posee una de las mayores fortunas del mundo, estimada en 2.000 millones de dólares por la revista Forbes. Dueño de la empresa conocida por la fabricación de zapatos, Grendene tiene inversiones en varios sectores, desde la producción de acero hasta el etanol y en la industria petroquímica. También posee propiedades tanto en Brasil como en Uruguay.
Grendene es parte del ala empresarial que apoyó la candidatura de Bolsonaro. Además de las declaraciones a favor del político, hizo una modesta donación de 3.000 reales (560 dólares) a la campaña presidencial. La misma cantidad fue donada por su hermano gemelo, Pedro Grendene. Desde 2016, las empresas no pueden donar para campañas electorales en Brasil, pero existe un permiso para transferencias realizadas por empresarios.
Enfoque América Latina
La intención de Bolsonaro de acercarse al presidente uruguayo es parte de un intento de establecer una agenda de encuentros internacionales en América Latina para recuperar el prestigio de Brasil en la región. El país se volvió un ejemplo de fracaso en la conducción de la respuesta a la pandemia de covid-19 debido al negacionismo del gobierno. Brasil ocupó el último lugar en un ranking de 98 países en la gestión de la crisis de salud, según un análisis del instituto Lowy. Según el estudio de la institución australiana, Uruguay se encuentra en el puesto 12 y es considerado el mejor país latinoamericano de la lista.
Con la pandemia, Bolsonaro no realiza viajes internacionales desde marzo de 2020 y no ha recibido jefes de Estado ni de Gobierno en Brasilia. El 1o de diciembre se reunió con el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, en Foz do Iguaçu, cuando visitó las obras de construcción del Puente de Integración, que deben culminar en 2022. Existe la intención del presidente brasileño de reunirse con el presidente colombiano, Iván Duque, pero aún no se ha fijado una fecha para la visita.