“Primera juventud”. “Hermosura, lozanía, gracia”. Abril es el único mes del idioma español que tiene, además de su significado principal (“cuarto mes del año, que tiene 30 días”), sustantivos hermosos como posibles acepciones de la palabra. Asociado al inicio de la primavera en el hemisferio boreal, el vocablo es usado como sinónimo de “años” cuando nos referimos a una persona joven: “sólo tiene veinte abriles”.
Cuán distante ha quedado este abril uruguayo de 2021 de las poéticas definiciones del diccionario. Maltrecho, golpeado, cansado, abril llegó este viernes a su fin, a duras penas. Luego de haber sido ejemplo en 2020, Uruguay ha caído vertiginosamente, para asombro del mundo, ubicándose en los peores lugares de los rankings mundiales de la pandemia.
Apenas finalizado abril, este artículo presenta un análisis resumido de los cuatro componentes principales asociados a la covid-19: casos confirmados, CTI, fallecimientos y vacunación.
Casos confirmados: una meseta en el Himalaya
Con un promedio de 3.000 casos confirmados diarios, 90.000 personas se enfermaron de covid-19 durante abril. El sistema de testeo, desbordado, tuvo demoras en la entrega de resultados de hasta una semana y niveles de positividad superiores a 20%.
Los números son fríos. Un simple hecho permite dimensionar de forma más ilustrativa la expansión de la enfermedad: es muy probable que usted conozca a alguien que se enfermó este mes de coronavirus.
Y en un momento, a mediados de abril, se anunció la llegada a una “meseta”. Si bien eso es mejor que continuar en un crecimiento exponencial, es relevante señalar –pequeño detalle– que la “meseta” se da en el primer lugar del mundo de casos confirmados por día. Esta meseta no es un plácido monte soleado de nuestra penillanura suavemente ondulada, donde podemos sentarnos tranquilos a hacer un picnic. La meseta a la que llegamos en abril es el pico de una montaña del Himalaya, a 20 grados bajo cero, en la cima del mundo.
Este viernes, último día de abril, seguíamos allá arriba, tomando mate y apreciando la vista, desde nuestra meseta de 3.000 casos diarios.
CTI: sobrecarga, estrés, tensión, saturación, colapso, palabras
Uruguay superó las 750 camas ocupadas de CTI. Si bien acertadamente se amplió la capacidad, y se informa que hay 1.000 camas operativas, la realidad es más compleja que la aritmética: las camas son más fáciles de multiplicar que los recursos humanos que atienden a los pacientes, que son los mismos desde que llegó el virus. A pesar del aumento de camas, varios CTI han llegado a estar al 100% de su capacidad; uno de cada cuatro se encuentra en zona roja, con un nivel de ocupación superior a 85%.
Los números son fríos. Si tiene posibilidad de hablar con un médico internista y hacerle una pregunta, pregúntele cuál fue el peor mes de su vida laboral. La expresión facial del galeno ilustrará mejor este abril que los números que aquí se presentan.
Hay dos formas de salir de un CTI: vivo o muerto. Los datos de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva muestran durante abril un fuerte aumento de la mortalidad en CTI por covid-19. Durante los primeros tres meses de 2021 se mantuvo una relación de uno a uno: 247 altas y 251 fallecimientos. En abril la relación cambió para peor: se verificaron 411 altas y 675 fallecimientos.
Este viernes, último día de abril, teníamos 781 camas ocupadas de CTI –575 con pacientes con covid-19–, un valor máximo en la historia de la medicina intensiva uruguaya.
Fallecimientos: muertes evitables no evitadas
En abril fallecieron 1.609 personas por covid-19, un promedio de 54 personas por día.
Los números son fríos. La muerte siempre deja postales terribles. Abril ha sido fecunda en historias desgraciadas de muertes evitables que no pudimos evitar. Una especie de pudor obliga a quien escribe a no detallarlas en el artículo. Simplemente recordemos que los fallecidos tienen caras, nombres, historias, familias.
La muerte de una sola persona es de por sí un episodio triste, pero los números son necesarios porque permiten contextualizar el momento histórico. En un “abril normal” en Uruguay mueren en promedio 83 personas por día.1 El jueves 15 de abril se registró el máximo diario de fallecimientos por covid-19: 79 personas. Es decir, ese jueves fallecieron sólo por covid-19 casi tantas personas como las que en años anteriores morían por todas las causas posibles.
Otra mirada posible es la departamental. Río Negro, Rivera y Soriano comparten una situación particular: la cantidad de fallecimientos por causa de covid-19 este mes ha sido mayor que la de fallecimientos por todas las causas que tienen estos departamentos en un “abril normal”.2
Otra forma de comprender la situación es la comparación internacional. En los rankings mundiales Uruguay está desde hace dos semanas en el top 3 de países con más fallecimientos diarios del mundo. A fines de abril se ubicó en el segundo puesto: sólo en Hungría muere más gente por covid-19 que en Uruguay. A nivel de Latinoamérica, el abril uruguayo ha entrado en la historia de la pandemia: no hay registro de un mes con tantos fallecidos en ningún país latinoamericano desde que el virus llegó al continente.3 Ni el Brasil de Jair Bolsonaro, ni la Argentina de Alberto Fernández, ni el Chile de Sebastián Piñera, ni el México de Andrés Manuel López Obrador, ni ningún país de América Latina, todos con diferentes estilos, perfiles y orientaciones políticas, ninguno tuvo tantas muertes en un mes como Uruguay en abril.
Finalmente, es importante hacer mención a un argumento que, en plena debacle sanitaria, se ha esgrimido. La idea es la siguiente: en el fondo, la situación no es tan grave, ya que igual, en el acumulado de fallecimientos de toda la pandemia, Uruguay no quedará en una mala posición. El pensamiento se afirma en la buena performance del país durante 2020, y ojalá llegue a ser verdadero.
En la escena más memorable de El pozo, Eladio despierta a Cecilia en medio de la noche, la hace ponerse un vestido blanco y bajar caminando por Eduardo Acevedo, hacia la rambla, en una acción alocada que en el fondo es un intento de recuperar el amor perdido, de tender puentes y atrapar al pasado y a la Ceci de entonces. En esta escena, ante la cita del episodio en el sumario de divorcio, Onetti escribe: “Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos”.
La mención al acumulado de fallecimientos en estos momentos, en este pico mortal, en este abril, se eleva al nivel de repugnancia aludido por el escritor. Incluso aunque termine siendo verdad, incluso aunque nuestro acumulado sea “decente”, estará ocultando el alma de los hechos: en el peor momento de la pandemia, en el pico mundial de contagios y personas en CTI y fallecimientos, no fuimos capaces de evitar muertes evitables.
“Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”, agrega Onetti. El hecho de que haya muerto poca gente en 2020 no es un crédito que nos dé margen para dejar morir gente en 2021.
Vacunación
Si algún dato positivo tiene este abril, debe buscarse en el área de la vacunación. Uruguay ha vacunado con Coronavac, Pfizer y Astrazeneca, y finaliza abril con un tercio de la población con por lo menos una dosis de vacuna. Esto lo ubica en el lugar 12 en el ranking mundial de vacunación de países con más de 500.000 habitantes.
Los números son fríos. Quien haya podido vacunarse, o haya llevado a vacunar a un familiar, sabe que es un gran momento, un hito fundamental en la vida individual y colectiva. La única solución definitiva a la pandemia es la vacunación masiva por parte de la población, que avanza a buen ritmo en Uruguay.
¿Cuánto falta para llegar a la ansiada inmunidad de rebaño? Depende del modelo que se tome. El portal timetoherd estima que faltan 83 días para que Uruguay llegue a 70% de su población completamente vacunada. ¿Cuándo la vacunación empezará a disminuir la propagación de la enfermedad? No hay estimaciones exactas, pero los expertos plantean que no es esperable que en el próximo mes la vacunación por sí sola pueda reducir significativamente los casos.
¿Cuánto es mucho?
El mundo mira asombrado cómo el ejemplo de 2020 se ha convertido en el espanto de 2021. Los uruguayos, desnorteados, ya no sabemos qué es poco y qué es mucho, ni distinguimos lo evitable de lo inexorable. Caminamos tomando mate entre camillas y ataúdes, y ya es difícil distinguir qué es peor: si haber llegado a la barbarie o haberse acostumbrado a ella.
Se ha escrito sobre la libertad responsable como estrategia de combate a la pandemia. La estrategia, exitosa en 2020, ha fracasado en 2021.4 Contra la experiencia internacional, contra las opiniones de propios y ajenos, contra los planteos de los médicos, contra las recomendaciones de sus asesores científicos, el presidente continuó firme en su posición y no tomó medidas adicionales durante abril.
Hubo un momento, el año pasado, en que el presidente expresó en una conferencia de prensa cierta regla que guiaba sus decisiones de política: “Para atrás, todo lo necesario; para adelante, todo lo posible. Porque sigue siendo la salud lo más importante”. Y la pregunta que surge, a fin de cuentas, es qué es realmente lo que ahora está pasando. Cuando se compara una política de gobierno con la realidad existen dos posibilidades: o se ha errado, o las cosas han marchado de acuerdo a lo planificado. Si ha sucedido lo primero, si se ha errado en las proyecciones y se llegó a niveles no esperados, ¿por qué no se acepta y se corrige la estrategia? Si es lo segundo, si esta situación está dentro de lo planificado, ¿cuál es el límite de lo tolerable?
En ambos casos, ¿cuánto es mucho? ¿Ser los primeros del mundo en contagios? Ya pasó. ¿Saturar los CTI? Lo logramos. ¿Estar en el top 3 mundial de fallecimientos diarios? Llegamos. ¿Tener el peor mes de la historia latinoamericana de la pandemia? Cumplimos. ¿30 muertes diarias? ¿50? ¿100? ¿200? ¿Infinito? En definitiva, ¿cuánto es mucho para la libertad responsable?
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Promedio del quinquenio 2015-2019. ↩
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En Río Negro fallecieron este abril 74 personas, cuando en el promedio de los abriles de 2015-2019 fallecían 41; en Rivera fallecieron 88, cuando en promedio fallecían 82; en Soriano fallecieron 64, cuando en promedio fallecían 53. ↩
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Por simplicidad se presenta sólo el cuadro con los países de América del Sur. La información está disponible en Our World In Data. ↩
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En el artículo “Libertad y muerte” se desarrolla este punto. ↩