Mientras el número de víctimas mortales en la Franja de Gaza ya supera las 200, incluyendo a casi 60 menores de edad, de acuerdo a lo que informaron las autoridades sanitarias de dicho territorio palestino, las acciones bélicas israelíes no se detienen, al tiempo que desde Gaza Hamas continúa lanzando misiles sobre varias ciudades y localidades israelíes. Del lado israelí por ahora se reporta la muerte de 11 personas por los ataques de Hamas y también el fallecimiento de un hombre que fue agredido por un grupo de árabes en la localidad de Lod.
La notoria disparidad de las fuerzas enfrentadas genera cada vez más inquietud a nivel internacional y varios países siguen realizando acciones diplomáticas para detener la ofensiva del Ejército israelí sobre Gaza, que ya lleva más de una semana. Al mismo tiempo, Hamas, organización que gobierna ese territorio palestino, amenazó este lunes con volver a atacar Tel Aviv si las incursiones enemigas, como la que se produjo en la madrugada del lunes, no se detienen.
Por ahora parece que no esto sucederá, al menos en las próximas horas. En la noche del lunes, después de haber terminado una reunión con jefes militares, con el ministro de Defensa y con otras altas autoridades de seguridad, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció en un comunicado que consignó la prensa israelí que “las instrucciones son continuar atacando objetivos terroristas”, entre otros la red de túneles que la rama militar de Hamas utiliza para operar dentro de Gaza.
Paralelamente, desde París, donde se reunió con su par francés Emmanuel Macron, el presidente de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, quien jugó un rol activo durante mucho tiempo como mediador entre Israel y Hamas, dijo el lunes que un alto el fuego es posible. “Existe la esperanza de que una acción colectiva pueda poner fin al conflicto”, expresó el mandatario egipcio durante una conferencia de prensa.
Por su parte, el rey Abdullah de Jordania expresó en su cuenta de Twitter que “la comunidad internacional debe asumir su responsabilidad, actuar activamente para detener las violaciones israelíes en Jerusalén, la agresión en Gaza”, y agregó, según consignó la agencia de noticias Reuters, que “siempre advirtió contra la alteración del statu quo histórico y legal en Jerusalén”.
El actor político que tiene el poder de detener los ataques israelíes sobre Gaza es Estados Unidos. Muy presionado por numerosos dirigentes demócratas, el presidente Joe Biden ha mantenido conversaciones diarias con Netanyahu y este lunes, interrogado por periodistas sobre el tema, el mandatario reiteró que volvería a hablar con el primer ministro israelí, según informó The New York Times.
Además, este lunes se notó un cambio en el discurso sobre esta situación del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Desde Copenhague, donde se reunió con la primera ministra Mette Frederiksen, el alto funcionario de la Casa Blanca les pidió a ambas partes que “protejan a los civiles, especialmente a los niños”, y reiteró que Israel, “como democracia”, tiene un “deber especial” en este sentido. Además, durante su comparecencia ante los medios, Blinken dijo que aún no vio ninguna evidencia que respalde la afirmación de Israel de que Hamas operaba en un edificio de Gaza que albergaba a la sede de la agencia de noticias The Associated Press, de la cadena catarí Al Jazeera y de otros medios de comunicación, que fue destruido por un ataque aéreo israelí el sábado.
Otro funcionario de la administración Biden, el enviado de Estados Unidos para Medio Oriente, Hady Amr, se reunió este lunes con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en la sede del gobierno en Ramala. La situación de sus compatriotas en Gaza generó reacciones populares en Cisjordania, el otro territorio que está bajo soberanía palestina, y para este martes está previsto un paro general que incluirá movilizaciones hacia los puntos de control israelíes en la frontera.
Por otra parte, la situación interna en Israel está lejos de ser monolítica. Mientras algunas voces militares dicen que ya no tiene sentido proseguir con los ataques contra Gaza, políticamente a Netanyahu el estado de guerra le hace ganar tiempo y sacar algunos temas incómodos de la agenda, entre ellos las acusaciones de corrupción que pesan en su contra, por las que ya había tenido que ir a declarar ante la Justicia, y también el desastre ocurrido a fines de abril en el Monte Merón, donde durante una celebración religiosa ultraortodoxa 45 personas murieron tras una estampida. Las responsabilidades de diferentes jerarcas del gobierno del Likud en la tragedia ya habían comenzado a generar rispidez con sus socios políticos de los sectores ultraortodoxos, pero todos esos temas quedaron relegados con la escalada bélica.