Ingresá

Emmanuel Macron, presidente francés, visita un centro de vacunación, ayer, en Kigali, Ruanda.

Foto: Ludovic Marin, AFP

Macron admitió la responsabilidad de Francia en el genocidio de Ruanda

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El presidente ruandés, Paul Kagame, dijo que “fue el racismo lo que hizo que un genocidio previsible en África pareciera tolerable”

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Este audio es una característica exclusiva de la suscripción digital.
Escuchá este artículo

Tu navegador no soporta audios HTML5.

Tu navegador no soporta audios HTML5.

Leído por Andrés Alba
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La visita que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo este jueves a Ruanda tuvo como finalidad el acercamiento entre ambos países.

Los vínculos fueron severamente alterados por las responsabilidades que se atribuyeron a Francia por el genocidio perpetrado en 1994 en el país africano, en el marco de un conflicto entre hutus y tutsis, las dos etnias predominantes en el territorio ruandés. Las víctimas fueron unas 800.000, en su mayoría tutsis, pero también hutus moderados.

Los restos de 250.000 de esas personas se encuentran enterrados en el Monumento del Genocidio en Kigali, la capital ruandesa. En ese lugar Macron colocó una corona de flores y dio su discurso en un acto público, luego de ser recibido por el presidente ruandés Paul Kagame. El gobernante francés reconoció que su país tiene una responsabilidad en lo ocurrido, aunque aclaró que eso no significa complicidad, y si bien aludió al perdón, no lo pidió de manera directa.

“Vengo a reconocer la amplitud de nuestras responsabilidades”, dijo Macron. “Los asesinos que rondaban los pantanos, las colinas, las iglesias no tenían el rostro de Francia, que no fue cómplice. La sangre derramada no deshonró sus armas ni las manos de sus soldados”, dijo. “Pero Francia tiene un papel, una historia y una responsabilidad política en Ruanda. Y tiene un deber: afrontar la historia y reconocer la cantidad de sufrimiento que ha infligido al pueblo de Ruanda al hacer que el silencio prevaleciera sobre la verdad durante demasiado tiempo”.

Macron reconoció que “Francia no escuchó la voz de quienes le habían advertido, o bien sobrestimó su fuerza al pensar que podía detener lo peor. Francia no entendió que, al querer prevenir un conflicto regional o una guerra civil, estaba de hecho al lado de un régimen genocida”. De ese modo, el país “asumió una responsabilidad abrumadora en una espiral que desembocó en lo peor, incluso mientras buscaba precisamente evitarlo”, expresó el mandatario francés según citaron la agencia de noticias Efe y el diario Libération.

Macron añadió que sólo quienes sobrevivieron a la masacre “pueden quizás perdonar, y luego darnos el regalo de perdonarnos a nosotros mismos”.

Cuando fue su turno de hablar públicamente el presidente de Ruanda elogió el “poderoso discurso” de Macron y dijo que “sus palabras fueron algo más valioso que una disculpa”. Por otra parte, afirmó que “fue el racismo lo que hizo que un genocidio previsible en África pareciera tolerable”.

Los antecedentes de este encuentro se remontan al gobierno del presidente francés Nicolas Sarkozy, quien visitó Ruanda hace 11 años y reconoció que su país cometió “graves errores políticos”. Hace algunos meses, una comisión de expertos formada por el gobierno francés concluyó que el país, que en ese momento era gobernado por François Mitterrand, no fue cómplice del genocidio, pero sí cometió errores “abrumadores” y fue “ciego” frente a lo que ocurría en este pequeño país ubicado en África oriental.

“Decir, nombrar, reconocer”

Con el encuentro que sostuvieron, tanto Macron como Kagame buscan reconstruir las relaciones entre los dos países, que estuvieron suspendidas por tres años y se retomaron en 2009. La ruptura se debió a que Francia había acusado a Kagame y varios integrantes de su gobierno –que antes fueron rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés- de haber derribado en 1994 el avión en el que viajaba el entonces presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, y su par de Burundi, Cyprien Ntaryamir, los dos de la etnia hutu. Al día siguiente, el 7 de abril, se desató el genocidio, cometido a lo largo de aproximadamente tres meses.

“Cuando los verdugos comenzaron lo que odiosamente llamaron su ‘trabajo’ en abril de 1994, la comunidad internacional tardó casi tres meses, tres meses interminables, antes de reaccionar. Todos hemos abandonado a cientos de miles de víctimas en esta cámara infernal”, afirmó Macron.

“Un genocidio no se puede borrar. Es indeleble. Nunca hay un final. No vivimos después del genocidio; vivimos con él, como podemos”, manifestó Macron en su discurso. “En Ruanda se dice que los pájaros no cantan el 7 de abril. Porque ellos saben. Depende de los hombres romper el silencio. Es en nombre de la vida que debemos decir, nombrar, reconocer”, continuó.

Más tarde, en una conferencia de prensa, Kagame habló del impacto que en su opinión tendrá este encuentro: “Básicamente, esta visita trata sobre el futuro, no sobre el pasado. Francia y Ruanda se relacionarán mejor en beneficio de nuestra gente política, económica y culturalmente”.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura