Apenas un día después de la renuncia del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien es investigado en dos causas, y en medio de las repercusiones que generaron los presuntos ilícitos en el proceso de compra de la vacuna india Covaxin, el presidente Jair Bolsonaro reiteró este jueves que no hay “ni una sola acusación de corrupción” contra su gobierno.
Salles está siendo investigado en dos casos por el Supremo Tribunal Federal bajo sospecha de favorecer a grupos que realizaban talas ilegales en el Amazonas y también por una exportación ilícita de madera a Estados Unidos. Mientras tanto, la adquisición de la vacuna contra el coronavirus desarrollada en India está siendo investigada por el la Fiscalía y por la comisión del Senado que está investigando la gestión de la pandemia del gobierno de Bolsonaro, conocida como CPI, por sus siglas en portugués.
“Para desgracia de unos pocos, el gobierno está cumpliendo dos años y medio sin un solo cargo de corrupción. De nada sirve inventar una vacuna, porque no hemos recibido una sola dosis de la que ayer estaba en la agenda de la prensa” dijo Bolsonaro, durante una visita a la localidad de Jucurutu, situada en el estado de Río Grande do Norte, refiriéndose al caso del inmunizante Covaxin.
Según el mandatario, existe el compromiso de investigar “si sale algo que no está bien”. “Tenemos un compromiso, si algo no está bien lo averiguaremos. Pero gracias a Dios, hasta ahora, gracias a las cualidades de nuestros ministros, no hemos tenido un solo acto de corrupción en dos años y medio. ¿Quién podría esperar eso?”, expresó el mandatario ultraderechista, de acuerdo a lo que informaron medios brasileños.
Son muchas las sospechas relacionadas con la compra de 20 millones de dosis de la vacuna india, las cuales aún no llegaron a Brasil. Pero la más llamativa es el precio pagado por cada dosis, 15 dólares, y la existencia de una empresa que intermedió en el negocio, algo que no sucedió con ninguna de las otras vacunas adquiridas por Brasil.
Es por ello que el tema está siendo investigado por la Fiscalía.
Intentando desligar a Bolsonaro del tema, en la noche del miércoles el secretario general de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, dijo que el diputado Luis Miranda “inventó una historia” para conseguir algo del gobierno.
“No se favoreció a nadie, no hubo sobreprecio. Hay gente que no sabe hacer las cuentas. No hubo compra, no hay un centavo que se haya gastado con el fondo del gobierno federal”, dijo el ministro sobre el escándalo. Bolsonaro habría avalado la compra de Covaxin por un precio 1.000% superior al que, seis meses antes, había anunciado el propio fabricante. Lorenzoni dijo que el diputado Miranda y su hermano, quien trabaja en el área de compras del Ministerio de Salud y lo puso al tanto de la situación, obraron de “mala fe”, y agregó que Bolsonaro había enviado a la Policía a investigar a los dos hermanos.
La postura del gobierno irritó al vicepresidente de la CPI del Senado, Randolfe Rodrigues, perteneciente al partido ecologista Rede.
“Queda al descubierto una enorme trama de corrupción. La CPI comienza a investigar y a recoger pruebas. Y ¿qué hace el gobierno? ¿Investiga la denuncia? ¡No! Sale públicamente a hacer una clara amenaza a los denunciantes. Eso es una actitud de cobardes”, expresó el legislador en su cuenta de Twitter.
En una conferencia de prensa que ofreció este jueves en Brasilia, Rodrigues dijo que la comisión que él integra “entró en una nueva fase. Hasta ahora estábamos investigando el negacionismo, la existencia de un gabinete paralelo y la omisión en la compra de vacunas. Ahora vamos a empezar a investigar un caso de corrupción”.