El helicóptero presidencial de Colombia se disponía a aterrizar el viernes en un aeropuerto de Cúcuta, cuando “fue víctima de un atentado”, informó desde esa ciudad el presidente Iván Duque. Junto a él viajaban los ministros de Defensa, Diego Molano, y del Interior, Daniel Palacios, así como el gobernador del departamento de Norte de Santander, Silvano Serrano. Ninguna de las personas a bordo fue herida.
“Tanto el dispositivo aéreo como la capacidad de la aeronave evitaron que ocurriera algo letal. Lo cierto es que es un atentado cobarde donde se ven impactos de bala en la aeronave presidencial”, afirmó Duque.
El presidente colombiano llegó a Cúcuta desde Sardinata, un municipio de la región del Catatumbo, donde actúan disidentes de la desmovilizada guerrilla de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional y otros grupos armados. Allí había presentado avances del programa Paz con Legalidad, vinculado con los acuerdos de paz de 2016, que según informó el diario El Espectador incluye medidas de inversión social y contra el narcotráfico.
“Como gobierno no vamos a desfallecer en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la criminalidad organizada que operan en el país. No nos amedrentan con violencia. Nuestro Estado es fuerte para enfrentar estas amenazas. He dado instrucciones de ir en contra de quienes pusieron en riesgo la vida de otras personas”, afirmó Duque.
El ataque fue condenado por dirigentes políticos de diversos partidos y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El gobernante Centro Democrático manifestó que no fue sólo un atentado contra Duque sino “contra la institucionalidad”. Para la alcaldesa de Bogotá, la opositora Claudia López, se trató de un atentado contra la democracia. “A Colombia la tenemos que cuidar de la radicalización y la romantización de toda forma de agresión violenta”, agregó.