En la escuela a la que asistió de niña, Yasna Provoste Campillay lanzó el viernes su candidatura a la presidencia de Chile dentro de la coalición de centroizquierda conocida como la Concertación. Eligió presentar su candidatura en ese lugar, la escuela Gabriela Mistral de Vallenar, en la región de Atacama, acompañada por su prima Carolina Cortez, que la llevaba a clases, y su primera maestra, Juanita Aracena.
“Hacemos esta declaración aquí, en nuestra tierra, porque queremos que todas las comunas tengan la posibilidad de ser mostradas, de mirar que con esfuerzo y generosidad Chile puede ser un país distinto”, dijo, según la crónica del diario La Tercera.
La dirigente, de 51 años, pertenece al pueblo diaguita, originario del norte del país, fue ministra de Educación de Michelle Bachelet y es la presidenta del Senado chileno. Integra la Democracia Cristiana, uno de los partidos ubicados más hacia el centro político dentro de la Concertación, pero participó en un acto en una plaza de Vallenar rodeada de dirigentes sociales y no políticos.
Su candidatura se suma a otras de la Concertación, que para las elecciones de este año se identifica como Unidad Constituyente. Por eso la senadora aclaró que está dispuesta a participar en un ámbito en el que se defina entre varios postulantes quién será el candidato a la presidencia, como reclamaron varios dirigentes. “Les quiero decir que sí, acepto este desafío y estoy disponible para cualquier mecanismo que sea abierto, democrático, participativo”, dijo.
El Partido Socialista fue uno de los que más insistieron en que la candidatura de la Concertación se debe definir en una “convención participativa”, y también el dirigente del Partido Radical Carlos Maldonado dijo que esperaba que Provoste y su partido entendieran que “no hay ninguna posibilidad de definir una candidatura por una vía no democrática” en esa alianza.
Candidatura esperada
Desde enero, el Partido Socialista y otros de la Concertación apoyaron la postulación de Paula Narváez, de 49 años, exministra portavoz de la Presidencia en el último gobierno de Bachelet. Sin embargo, Narváez no ha mostrado en las encuestas el respaldo que sí exhibe Provoste.
Aunque la Concertación ha perdido votos en los últimos años, y apenas consiguió 25 de los 155 escaños de la Convención Constitucional que surgió de las elecciones de mayo, los sondeos muestran a Provoste como una dirigente con buenas posibilidades de captar votos de centro para las presidenciales del 21 de noviembre, y en particular para una muy probable segunda vuelta, el 19 de diciembre.
Incluso con ese dato a su favor, el anuncio de su postulación fue demorado, y los amagues de su partido y de otros de la Concertación le impidieron a ese bloque definir su candidatura en las primarias del domingo –que son las que tienen validez legal– y generaron un desgaste interno. El viernes se preveían distintos escenarios: el de una instancia política en la que se elija al postulante de la coalición o la posibilidad de que Narváez desistiera de su candidatura.
A esta incertidumbre se agrega la que rodea a las encuestas en Chile, donde el voto no obligatorio vuelve casi impredecibles los resultados de las elecciones. Una muestra de estas dificultades la dieron las primarias del domingo. En la alianza de izquierda Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, del Frente Amplio, resultó el candidato más votado pese a que Daniel Jadue, del Partido Comunista, era considerado un ganador prácticamente seguro. Fueron para Boric 60% de los votos, y sólo 39% para Jadue.
Del mismo modo, en las elecciones primarias de la coalición derechista Chile Vamos Joaquín Lavín, que reunía la mayor intención de voto en los sondeos, obtuvo un apoyo de 31% de quienes participaron en la elección y fue derrotado por Sebastián Sichel, con 49%.
Nuevos perfiles
Boric y Sichel tienen en común que fueron los dos candidatos más jóvenes de los seis que compitieron el domingo; que se enfrentaron, cada uno en su coalición, a dirigentes con más experiencia y más peso político; y que se los consideró la opción más moderada o dialoguista.
En la coalición Chile Vamos, Sichel, de 43 años, derrotó a Lavín, de 67, que se postulaba por tercera vez a la presidencia. Si bien Lavín había moderado su discurso, pertenece a la Unión Democrática Independiente, un partido derechista que ha defendido al pinochetismo, mientras que Sichel tiene un perfil más amigable para otros tipos de votantes. Aunque fue ministro del actual presidente de derecha, Sebastián Piñera, como Lavín y los demás precandidatos de Chile Vamos (Ignacio Briones, de Evolución Política, y Mario Desbordes, de Renovación Nacional), no era un dirigente orgánico de ningún partido de esa coalición. Se postuló como independiente y tiene un pasado de militancia en la Democracia Cristiana, entre otros partidos mucho más cercanos al centro.
Ahora intenta sacarle jugo a ese perfil. “Llegó la hora de cambiar la historia para bien, la historia de las personas comunes [...] Adiós a la vieja política que divide el mundo en dos”, dijo al ganar la candidatura. “Gente que pertenece al centro socialcristiano, al mundo liberal, votó ya por esta campaña y tengo que seguir creciendo hacia allá, defendiendo mis convicciones”, dijo.
Afirmó que la participación en esas primarias “demuestra no sólo que Chile Vamos y la centroderecha pueden ganar la elección presidencial”, sino que tienen “el desafío de convocar a toda la gente que no ha votado”.
El dirigente no quiere quedar atado a la imagen del actual gobierno, con un presidente que llegó en abril a un mínimo de popularidad de apenas 9%. Por eso en una reunión con dirigentes de los distintos partidos que integran Chile Vamos pidió, según informó La Tercera, que en esta campaña se respete su condición de independiente. Sugirió además un “cambio de marca” de la alianza, un nuevo nombre que refleje la renovación en la coalición.
El liderazgo de Sichel también puede tener efectos negativos dentro de la coalición que integra. Estas primarias dejaron divisiones en el partido de Piñera, Renovación Nacional, porque algunos de sus integrantes apoyaron a Sichel en lugar de cerrar filas en respaldo a su candidato, Desbordes. Por otra parte, la derecha más radical puede verse más representada por otro postulante, José Antonio Kast, que decidió ir directo a las elecciones, sin participar en primarias.
A izquierda y a derecha
Boric, el candidato de Apruebo Dignidad, tiene 35 años, la edad mínima para postularse a la presidencia, y todavía es reconocido como uno de los líderes que surgieron de las protestas estudiantiles de 2011, aunque es diputado desde 2014. Al igual que Sichel, Boric es consciente de su propio perfil. “No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país”, dijo a los votantes. “A quienes aún dudan, a quienes luchan desde hace muchos años por cambiar el modelo, acá encontrarán las puertas abiertas a una candidatura que sabe escuchar”, manifestó.
Reconoció que aunque la izquierda tuvo una buena votación en las primarias –y también la tuvo él mismo, con cerca de un millón de votos–, para las presidenciales necesita crecer. “Lo que tenemos hoy no basta para ganar”, dijo, según citó El Mostrador, y agregó: “Tenemos el desafío de fortalecer la unidad de Apruebo Dignidad, pero ensancharnos”.
En ese sentido, su “meta es el mundo del Apruebo”, ese amplio electorado que “quiere transformaciones” y que con casi 80% de los votos se manifestó el año pasado a favor de un cambio de constitución en Chile. Mencionó de modo específico dentro ese electorado a la Concertación.
Los acercamientos de Sichel y Boric hacia el centro político le hacen las cosas más difíciles a Provoste, que también apunta a esos votantes.
Esto no significa que los candidatos confundan sus proyectos políticos, y las diferencias son hondas aunque los candidatos traten de acompañar a un Chile que desde las protestas de 2019 dio un mayor espacio, al menos en los discursos, a las reivindicaciones de los más afectados por la desigualdad. “Más allá de la buena onda que pueda presentar Sichel en su discurso, es la continuidad de Sebastián Piñera”, advirtió.
En las posiciones del sector patronal se puede ver una muestra de que las diferencias entre los candidatos persisten. Sichel fue, de acuerdo con El Mostrador, el candidato que tuvo más aportantes del ámbito empresarial hasta las primarias, y también recibió desde allí varias felicitaciones entusiastas por su triunfo.
El presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago, Juan Andrés Camus, opinó que Boric debe moderar su discurso, sobre todo cuando se muestra partidario de medidas como terminar con el actual régimen de las AFP, las administradoras de fondos de pensiones. “Si el discurso sigue siendo el que ha tenido hasta ahora, creo que obviamente hay una serie de peligros”, opinó Camus. Su tono cambió al hablar de Sichel, de quien dijo que “es un gran candidato, porque es una persona muy de centro, muy equilibrada, que ha tenido una trayectoria por los gobiernos y el Poder Ejecutivo”.
También el presidente de la Confederación de la Producción el Comercio, Juan Sutil, dijo que Sichel “es un buen candidato” y “tiene las condiciones, dentro del marco de su discurso, para hacer las transformaciones que se están pidiendo”.