El presidente Jair Bolsonaro volvió a poner en duda la celebración de elecciones el año que viene, al dirigirse mediante videollamadas a simpatizantes suyos que realizaron este domingo actos a favor del voto impreso en San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte y otras ciudades del país.
“Ustedes están ahí, además de reclamando por la garantía de nuestra libertad, buscando la manera de que tengamos unas elecciones limpias y democráticas el próximo año. Sin unas elecciones limpias y democráticas, no habrá elecciones”, dijo Bolsonaro a los manifestantes que se congregaron por la mañana frente al edificio del Congreso, en Brasilia. “Tengan la tranquilidad de que juntos, porque ustedes son en realidad mi ejército, nuestro ejército, la voluntad popular será expresada en el conteo público de los votos”, dijo en la misma videollamada el mandatario ultraderechista, de acuerdo a lo que consignó Folha de São Paulo.
En otra parte de su alocución, Bolsonaro declaró que él y sus seguidores no “esperarán que los hechos sucedan antes de tomar medidas”. Con sus dichos, el mandatario ignoró los llamados de los dirigentes de los partidos que conforman el Centrão, su base de apoyo en el Congreso, que le pidieron moderación tras sus dichos del jueves en una transmisión en vivo a través de sus redes sociales en la que Bolsonaro realizó el mayor ataque hasta el momento contra el actual sistema electoral y las máquinas de votación electrónica.
Los aliados del presidente valoran la renovación del discurso golpista como un intento de mantener movilizada su base radical ante una serie de tensiones gubernamentales y la alianza con el Centrão, sellada la semana pasada con el nombramiento de Ciro Nogueira como jefe de Gabinete. Las frecuentes declaraciones golpistas del presidente han deteriorado mucho la relación entre el Ejecutivo y los demás poderes, principalmente el Judicial.
Bolsonaro ha sido muy crítico con el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE) y ministro del Supremo Tribunal Federal, Luis Roberto Barroso, quien defiende la confiabilidad del actual sistema de votación y rechaza las acusaciones de que en pasadas elecciones haya existido fraude. Bolsonaro dijo este domingo que cualquiera que diga que el sistema electoral brasileño es auditable y seguro es un “mentiroso”.
El presidente incluso renovó la retórica anticomunista que caracterizó su campaña durante las elecciones que ganó en 2018: “Nuestra unidad nos liberará de la sombra del comunismo y el socialismo”, expresó.
En la ciudad de San Pablo, cientos de simpatizantes del presidente se reunieron frente al edificio de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, una de las entidades empresariales más influyentes del país.
El evento en la capital paulista comenzó en las primeras horas de la tarde y tuvo la participación de la diputada federal Carla Zambelli, integrante del derechista Partido Social Liberal, quien pronunció un discurso. Zambelli expresó que el voto impreso es el primer paso para evitar la implantación del comunismo, al tiempo que los seguidores bolsonaristas gritaban “Lula ladrón” y también criticaban al actual gobernador del estado de San Pablo, João Doria, perteneciente al Partido de la Social Democracia Brasileña.
Los simpatizantes del presidente, la mayoría de ellos sin tapabocas, tenían carteles en que se manifestaban en línea con Bolsonaro, pidiendo el voto auditable y escrutinio público de los votos. También habló en el evento realizado en San Pablo uno de los hijos del presidente, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, quien calificó los actos en apoyo del gobierno como democráticos y, citando la Constitución, dijo que el poder emana del pueblo. Eduardo Bolsonaro dijo que la gente no debe confiar en el TSE y que el derecho al escrutinio público de votos le fue quitado al pueblo en 1996, año en que se comenzó a implementar la votación con urnas electrónicas en Brasil.
En la transmisión en las redes sociales del jueves, Bolsonaro no presentó la evidencia que viene prometiendo desde hace años del presunto fraude electoral, y sólo esgrimió teorías sobre la vulnerabilidad de las máquinas de votación electrónica que circulan desde hace años en internet y que fueron desmentidas tanto por autoridades electorales como por dirigentes de muchos partidos de todas las tendencias ideológicas. Si bien Bolsonaro reconoció que no tenía pruebas de irregularidades en las elecciones, dijo que tenía “indicios muy sólidos” de que habían existido fraudes.