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Julio María Sanguinetti y Germán Cardoso, el viernes 20 de agosto, en el domicilio de Sanguinetti.

Foto: Alessandro Maradei

Politólogos creen que inestabilidad en el gabinete afecta la imagen del gobierno y que Sanguinetti “marcó la cancha”

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Antonio Cardarello dijo que la transición en el Ministerio de Turismo “refunda la idea de Sanguinetti como gran articulador” y para Lucía Selios el líder colorado se adelantó para evitar que el elegido sea de otra facción política.

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Leído por Andrés Alba.
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Como se venía anticipando desde la renuncia de Germán Cardoso al Ministerio de Turismo, el cargo continúa en manos del sector colorado Batllistas y el designado será el hasta ahora senador Tabaré Viera. Este desenlace fue generado por las acusaciones públicas contra Cardoso del exjerarca de la cartera Martín Pérez Banchero, también del Partido Colorado (PC), que denunció compras de publicidad por fuera de la normativa. Que sea Viera quien toma la posta, hombre de confianza del líder de Batllistas y secretario general del PC, Julio María Sanguinetti, así como la forma en que se decidió el recambio y el lugar en que se anunció, son un símbolo de la correlación de fuerzas en la interna de la coalición multicolor y dentro del partido socio del gobierno, opinaron distintos politólogos consultados por la diaria.

Tanto el anuncio del nuevo ministro como el de la salida de Cardoso fueron en la casa del expresidente Sanguinetti, y con él como principal orador en ambas instancias. Además, Viera reconoció que aún no había tenido contacto personal con el presidente Luis Lacalle Pou, sino que este había hablado con el secretario general del PC. Estas señales son “una novedad” para la politóloga Lucía Selios, y demuestran que el exmandatario “quiere reflotar a su partido; ponerlo visible”.

Además, opinó que con este gesto el líder de Batllistas le “marcó un poquito la cancha y la negociación” a Lacalle Pou, que en otras ocasiones eligió sucesores de ministros de partidos o sectores diferentes al anterior: reemplazó al colorado Ernesto Talvi por Francisco Bustillo, de filiación blanca, y Luis Alberto Heber, del ala herrerista del Partido Nacional, asumió tras el fallecimiento de Jorge Larrañaga, líder wilsonista.

Selios señaló que esta coalición de gobierno tiene la particularidad de que se conformó prometiendo lugares en el Poder Ejecutivo, una condición que no se da en todos los casos, y que en este tipo de estructuras “es bien importante mantener cierto equilibrio político”. En ese sentido, explicó que el problema que ha habido con algunos de los ministros que se cambiaron en lo que va del gobierno es que no han mantenido ese equilibrio. “La novedad es que Cardoso sea sustituido por otro miembro del mismo sector, lo cual debe tener mucha relación con lo que Sanguinetti habló con Lacalle Pou”, consideró.

En su opinión, “Sanguinetti está buscando que no sea una simple coalición en la que los aliados sean los votos, sino que [los partidos que la integran] tengan poder”, y sostuvo que el Ministerio de Turismo es “justamente donde más se estaba trabajando para reactivar la economía pospandemia”. “Es evidente que el PC no iba a querer dejarlo, porque hay muy buenas perspectivas de tener éxito”, apuntó. Pero, además, agregó que este episodio “llega en un momento en que se está desmembrando la coalición; está claro que Cabildo Abierto está intentando marcar perfil desde el principio y el PC ahora también”.

Inestable

Esta inestabilidad en el gabinete en lo que va del período –hubo cuatro cambios de ministros por motivos políticos y dos a raíz del fallecimiento de Larrañaga– contrasta particularmente con el último gobierno del Frente Amplio (FA), opinó el politólogo Antonio Cardarello, “porque hubo muchos cambios y muy temprano en la gestión”, con el PC como principal protagonista, con tres ministros cesados –Talvi, Carlos María Uriarte y Cardoso–. Para Cardarello, estos cambios en el gabinete “se asocian mucho al escenario de competencia interna del PC, por un lado, y por otro, a cómo juega Sanguinetti como principal interlocutor del gobierno”, y “todo esto refunda la idea de Sanguinetti como gran articulador” y “padre de la coalición”; un rol que Lacalle Pou “respeta”.

“Lo que está por debajo” de estas idas y venidas “es la disputa entre Batllistas y la Lista 15 [a la que pertenece Pérez Banchero]”, opinó Cardarello, algo que “muestra que la interna del PC, pese a ser un partido que no está atravesando su mejor momento, sigue siendo dura, y Sanguinetti sigue teniendo un peso incontrastable”. A su vez, este papel protagónico de Sanguinetti puede ser una amenaza para el partido, señaló, porque “está dando cuenta de que el PC sigue sin poder renovarse, cuando tiene la amenaza [en la disputa por los votos] de CA al lado”.

Pero además, la inestabilidad es una amenaza para la coalición y el gobierno, consideró Cardarello. Si bien afirmó que “generalmente se habla de que los ministros son fusibles a los cuales se puede apelar para dar oxígeno al gobierno, y desde ese punto de vista, es positivo” el cambio, apuntó que “cuando se producen tantos cambios empieza a ser llamativo y a mostrar cierta inestabilidad”. “Hay una situación de cierto desacomodo de este socio del gobierno”, agregó, en alusión al PC, y consideró que “tal vez la selección de las personas para ocupar esos cargos no fue la más idónea”, dado que “en los tres casos faltó experiencia en el manejo de la cosa pública”. Además, aseguró que esto en principio afecta al PC, “que es el más perjudicado, pero también termina salpicando al partido de gobierno y al presidente de la República, porque los ministros elegidos tenían su anuencia”.

Para el politólogo Diego Luján, “la inestabilidad no sería un problema decididamente si no estuviésemos en las puertas de un referéndum, que todo parece indicar que va a existir”, tras el número de firmas alcanzadas para derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración. “Cuando los gobiernos se ven enfrentados a un desafío electoral, la probabilidad de que este tipo de eventos, de errores, se internalicen negativamente [en la opinión pública] es mucho más alta”, reflexionó.

En ese sentido, Luján consideró que en un período sin “desafío electoral” la renuncia de Cardoso hubiera sido “un cambio más”, pero en este contexto implica “abrir puertas que seguramente la oposición va a usar, llegado el caso, y va a tratar de sacar rédito electoral de cara al referéndum”. “Si a eso le agregás el desempeño en temas sanitarios en el primer semestre, el asunto de las tarifas públicas y el combustible, empezás a abrir como gobierno una serie de flancos que quizás te debilitan”, acotó.

Luján también reparó en el papel protagónico de Sanguinetti en este caso, y afirmó que el PC está “en una situación muy complicada” a partir de la pérdida de las oportunidades de renovación. “Talvi ganó la interna con cierta comodidad y parecía que el partido entraba en una nueva era, por decirlo de algún modo, en que pasaba a cuarteles de invierno a los líderes más tradicionales, en particular a Sanguinetti; sin embargo, por la ventana, Sanguinetti vuelve a comandar el partido y se queda con él, en un sentido figurado”, analizó. Para Luján, “el protagonismo que Sanguinetti tiene en el partido hoy por hoy es total, incluso mayor que el que tenía antes de perder la interna, lo cual es un poco paradójico”, y el PC, “lejos de haberle servido el regreso al gobierno, de algún modo se daña a sí mismo; en lugar de que eso sirva para construir liderazgos alternativos y nuevos, en realidad parece todo lo contrario”.

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