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Marcela Bensión.

Foto: Federico Gutiérrez

Marcela Bensión: “El boom de commodities lo asumimos de forma muy cautelosa, es diferente al ocurrido entre 2005 y 2014”

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La directora de Política Económica del MEF dijo que “hay varios indicadores que están mostrando un efecto rebote” de la actividad tras la pandemia, y que se proyecta una creación de 45.000 empleos al final de este año.

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Las metas tanto para este año como para el período de gobierno de crecimiento de la economía, baja del déficit fiscal y la inflación, y recuperación del empleo, fueron defendidas con énfasis por la directora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Marcela Bensión. En entrevista con la diaria, la jerarca evaluó como satisfactorios los apoyos dados a empresas y personas para sobrellevar la pandemia, repasó las señales de recuperación que visualizan y los efectos sobre las ramas de actividad. También habló del sector exportador, “malla oro” por los altos precios internacionales, que dijo no serán “permanentes” y además evaluó que el boom encontró a los países emergentes como Uruguay con “desequilibrios macroeconómicos”, un escenario distinto al anterior boom de commodities que duró casi una década.

A los pocos días de asumir el gobierno llegó la pandemia. Hoy mirando eso en retrospectiva, ¿cuánto tuvo que recalibrar el MEF las prioridades y planes que tenía al inicio de la gestión?

A los efectos del tiempo destinado, un montón. Sin embargo, lo que uno tiene en la agenda como prioridades, esos objetivos nunca los dejamos. Pongo un ejemplo claro que es la regla fiscal; se plasmó el objetivo, arrancamos con la regla fiscal, pero obviamente el tiempo destinado en horas a atender ese tipo de proyectos que teníamos entre manos, en los primeros meses se redujo. No obstante, siempre lo tuvimos en la mente y por eso fuimos trabajando en paralelo con nuestra agenda de reformas estructurales que hace a mejorar la competitividad del país, que al final del día tienen por objetivo más empleo y bienestar para los uruguayos. Hoy la pandemia ya es cuasi historia y este año, después de que sacamos la ley de apoyo a las Mipymes, ya a partir de mayo pudimos volver a destinar las horas que siempre tuvimos pensado para lo que son reformas de más largo aliento.

Vista la situación hoy día, ¿fueron suficientes los apoyos destinados a las empresas? ¿Se logró el objetivo de no cortar la cadena de pagos y mantener la viabilidad de las firmas?

Sí, se logró sin dudas. Estimamos que fueron suficientes y la prueba está, uno mira el número de empresas y hoy tenemos más Mipymes que las que había a inicios del año pasado. Es cierto que hubo una caída puntual en el pico de la pandemia de unas 10.000 [que cerraron], pero hoy ya tenemos un número mayor. Al final del día ese es el tipo de indicadores que uno tiene que mirar a la luz de evaluar la respuesta que dio y hubo resultados concretos positivos. Nosotros hemos recalcado este tema, porque uno de los argumentos de la oposición fue que no se gastó lo suficiente cuando uno compara con otros países, y hemos dicho que las comparaciones con otros países hay que tomarlas con cuidado por diversas razones. Por ejemplo, porque Uruguay tiene una red de seguridad social mucho más amplia que otros países y por lo tanto no tiene necesidad de apoyar en un caso como estos de forma tan fuerte como otros, pero además porque lo que importa al final del día es ver los resultados. Si uno mira los indicadores de caída del Producto, la baja del empleo, los indicadores de pobreza —que sin lugar a duda un punto, medio o una décima de punto de [aumento de la] pobreza es dramático y nos preocupa—, pero todos son de alguna manera inferiores a lo que pasó en otros países. Eso es lo que uno tiene que mirar, los resultados, el gasto por se es un instrumento.

Relacionado a las cifras de pobreza, ¿también se evalúa como suficiente las ayudas brindadas a la población más vulnerable?

Uruguay tiene mediciones de pobreza por nivel de ingreso. Este tipo de medición tiene la desventaja de que hay una estrecha correlación del indicador de pobreza con lo que ocurre en el mercado laboral. En la medida en que el año pasado se perdieron 60.000 puestos de trabajo, eso tuvo su correlato en los indicadores de pobreza. Sin embargo, los indicadores de niveles de pobreza bimensuales, muestran claramente que a lo largo del año esa tasa de pobreza que subió y alcanzó el pico en mayo-junio fue cayendo y terminó el año muy en niveles parecidos al 2019, porque el mercado laboral fue mejorando.

¿Esa tendencia se mantendría en 2021 al haber una mejoría del empleo?

Nosotros creemos que al final del día va a seguir la tendencia del mercado laboral, por lo cual debería haber una mejora en los indicadores de pobreza. Dicho eso, igualmente el gobierno resolvió apoyar a los sectores más vulnerables y eso determinó un aumento de las transferencias sociales, del Mides y el BPS. Se destinaban 260 millones de dólares para programas sociales pre pandemia y terminamos con 380 millones de dólares de destino a políticas sociales. Fue un 56% de aumento de ayudas sociales respecto al pre covid y se llegó a un 40% más de gente, con lo cual entendemos que hubo un apoyo muy fuerte y siempre equilibrando esa responsabilidad que uno debe tener con los dineros públicos. Eso es un cambio de enfoque respecto a lo que se venía haciendo los años anteriores, que en general se aumentaba el gasto y cuando ya la deuda se veía que había aumentado demasiado, se aumentaban los impuestos. Cuando uno escucha pedidos de incremento del gastos, ¿se hubiera aumentado la deuda más de 12,5 puntos porcentuales como se aumentó [el año pasado], o la propuesta era aumentar impuestos en medio de la pandemia? No se entiende esa crítica o ese pedido, porque no llega al final de la historia.

Respecto al empleo, se perdieron 60.000 puestos el año pasado. ¿Qué objetivo o meta tiene el gobierno de recuperación de empleos este año?

Hubo 28.000 puestos de trabajo que se generaron en el primer semestre del año. A la luz del crecimiento económico uno estima el crecimiento en el empleo, y habíamos dicho cuando presentamos el proyecto de Rendición de Cuentas que la estimación del PIB nos llevaba a prever una creación de 38.000 puestos de trabajo. Eso fue en junio, teníamos datos de empleo hasta abril, hoy tenemos más datos que fueron mejores a lo que habíamos estimado [la entrevista fue previa a los datos del INE del mercado de trabajo en julio, conocidos el viernes], y eso nos lleva a pensar que la creación de empleo pueda estar más próxima a los 45.000 puestos.

La proyección de crecimiento del MEF es 3,5% para este año. Algunos analistas la ven optimista y está por encima de lo que responden en la encuesta que realiza el BCU.

Los indicadores adelantados nos están dando que es una estimación razonable, la recaudación de DGI aumentó en el entorno de 15% real, si uno mira los indicadores de comercio exterior crecen en torno a 35% interanual e incluso más de 50% cuando uno lo mide en dólares, crece el índice de volumen físico [de la industria manufacturera] y la confianza del consumidor. Es decir varios indicadores que están mostrando ese efecto rebote que de alguna manera sustenta nuestra estimación. Es cierto que los analistas encuestados por el BCU proyectan una mediana de 2,7% de crecimiento económico, no obstante ello, lo han ido revisando levemente al alza. Estamos convencidos y tranquilos de ese 3,5%, entendemos que es razonable a la luz de los indicadores adelantados.

¿Con esa previsión cuando se llegaría al nivel de actividad pre covid?

En el cuarto trimestre de este año se alcanzaría el nivel pre covid trimestral, si hablamos del interanual ahí ya sería el año próximo. Respecto a las otras proyecciones económicas, así como uno menciona el 2,7% de los analistas encuestados por el BCU, se puede mencionar el 3,4% de crecimiento que proyecta el Banco Mundial o el 4,1% que proyecta la Cepal.

Lo que está por dentro de esos datos del PIB son diferencias pronunciadas entre sectores. ¿Qué tanto margen tiene el gobierno para incidir en eso?

Es muy difícil desde la política macroeconómica incidir en aspectos microeconómicos tan complejos como los que llevaron a que el turismo fuera uno de los sectores más afectados. Sin lugar a dudas que la política macroeconómica ha procurado atender a los sectores más afectados, por esa razón el turismo fue uno de los que recibió más apoyo ya sea a través de los programas de crédito, vía exoneraciones tributarias, y ni que hablar se los integró en todos los apoyos para Mipymes y sectores afectados, con por ejemplo la exoneración de aportes patronales. Desde las políticas económicas ha habido respuestas y toda la sociedad ha orientados recursos hacia esos sectores que se entendían como los más vulnerables, y esperamos que de a poco eso los ayude a traccionar. Pero sobre todo [debe ocurrir] la recuperación global y regional de la economía, al final del día eso es lo que determina la suerte del sector, porque es muy difícil desde la política económica hacer que un sector crezca más o menos, el esfuerzo que tendrían que hacer los contribuyentes para apuntalar el crecimiento de un sector a niveles como el agro en este momento, o la construcción, es materialmente imposible. Creemos que el espacio siempre está para apoyar desde el lado macroeconómico pero nunca para lograr equiparar al sector afectado con el que hoy es el malla oro o se está beneficiando más por este boom de commodities.

¿Ese alza de los precios internacionales podría ser similar al período que hubo años atrás?

El boom de commodities nosotros lo estamos asumiendo en nuestras proyecciones de forma muy cautelosa. Es verdad que hoy hay precios que están incluso por encima de lo que fue el boom de commodities de 2005-2014, como el precio de la soja, pero no estamos asumiendo que eso es permanente, sino que [estimamos que] en los próximos años los precios volverán a valores más normales. Ese es nuestro supuesto macroeconómico. Además, es importante marcar una diferencia con el boom de commodities de 2005-2014: los países emergentes exportadores de materias primas, que somos los que nos beneficiamos, llegamos a este boom un poco más frágiles en materia fiscal que lo que llegábamos en 2005. Entonces eso de alguna manera marca una diferencia importante a la luz de que hay desequilibrios macroeconómicos que hay que atender. En el caso de Uruguay el déficit fiscal, el elevado endeudamiento, y eso impone restricciones desde el lado de las políticas públicas. Sin lugar a dudas que es una noticia bienvenida, porque al final del día estos sectores ya sea construcción o agro van a traccionar a la economía en su conjunto, y van a estar detrás de la creación de empleo.

¿La recuperación de la economía llega por el lado de un sector no intensivo en mano de obra?

No solamente están recuperando estos sectores [agro y construcción], sí seguramente estos sectores están creciendo fuertemente, pero estamos viendo un crecimiento del comercio y un crecimiento del empleo en el comercio, que es uno de los principales que explica esos 28.000 puestos de trabajo que se crearon en el primer semestre, que habla de que los sectores intensivos en mano de obra también están recuperando. Si bien los puntos de partida de esos sectores que fueron muy castigados el año pasado no son los mismos, están en una tendencia muy positiva que están traccionando el empleo. No es cierto que la economía se está recuperando solo a influjo de sectores que no son intensivos en mano de obra, porque la construcción es intensiva aparte.

¿Cuál va a ser el rol del MEF en la etapa del estudio de prefactibilidad del TLC con China? Pensando en un mediano plazo, ¿cuáles podrían ser las compensaciones para los sectores afectados?

Estamos en la etapa inicial del estudio de prefactibilidad, entonces pensar en cuáles son los apoyos ya sería poner la carreta delante de los bueyes. El rol del MEF va a ser muy activo como lo ha sido en todo este proceso de negociación de inserción internacional, estamos codo a codo con la Cancillería. Tenemos dentro del MEF la asesoría de política comercial que hace todos los estudios de impacto económico en materia de inserción internacional, conjuntamente con la dirección de asuntos internacionales de Cancillería y también con Uruguay XXI. En esta etapa hay que sentarse a ver y estudiar las implicancias que puede tener a nivel de bienes, de servicios, y de inversiones. Uno tiende a pensar que el comercio es solo el aspecto de bienes, pero no, es servicios y es el aspecto de inversiones. No solamente estamos hablando de carne, soja o lácteos, estamos hablando de otros aspectos que entendemos que pueden derramar a muchísimos otros sectores y entendemos que la oportunidad es es enorme, única y muy interesante. Esperamos poder aprovecharla en su máxima expresión.

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