Sobre el mediodía de este viernes, decenas de personas se encontraron en la Plaza de los Bomberos para despedir a Mónica Olivera, la mujer de 31 años fallecida el lunes 17 tras un incendio en el hotel Aramaya, donde residía junto a sus tres hijos, dos de los cuales continúan internados desde ese día. El edificio, ubicado en 18 de Julio y Paraguay, era hasta entonces utilizado por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) como refugio para hombres y mujeres con hijas e hijos a cargo, a pesar de no contar con la habilitación de Bomberos.
Nicolás Bas, usuario del Mides presente en la plaza, contó a la diaria que desde hace tiempo vienen solicitando una mejora en las condiciones de los establecimientos en los que residen, y recordó que en 2020 se le entregó a Presidencia una carta que notificaba la situación de ese centro, pero “nunca se revisó”. Bas, que en los últimos días mantuvo una reunión con autoridades del Mides y miembros de la Intersocial y el PIT-CNT, expresó que “hay otras madres que están en otros hogares en donde hay problemas de humedad, de chinches, problemas eléctricos”. Además afirmó que se puede constar otro tipo de irregularidades en el trato con las usuarias que deberían de revisarse.
Ante su planteo de nuevos espacios, desde el Mides le respondieron que van a cerrar dos hoteles, abrir un par de refugios y acondicionar otros, pero Bas sostuvo que “hay pruebas” de que eso no es así. Por otra parte, también se reclamó apoyo psicológico y psiquiátrico para los damnificados en el incendio, así como para las familias y allegados.
Alberto Acosta fue quien rescató a los hijos de Mónica durante el incendio. De acuerdo a lo que relató a la diaria, se encontraba cocinando cuando escuchó gritos y subió hasta el apartamento del que provenían las voces, en donde encontró a los niños y los sacó como pudo. Luego fue hospitalizado y salió en la tarde de este jueves. Acosta, que vivía en el hotel Aramaya con su compañera y su hijo de 15 años, fue trasladado al hotel Colonia, pero no tuvo ninguna comunicación con su “dupla”, tampoco su hijo. Según explicó, a cada usuario del Mides se le asigna una dupla de personas con las que puede conversar sobre sus problemas y transmitir sus necesidades. En este caso, la suya estuvo ausente, pero gracias a la de su compañera supieron cómo actuar y a dónde irían.
Vestidos de negro, portando carteles con las leyendas “Moni siempre presente” y “No es un adiós, es un hasta luego”, familiares y amigos caminaron por 18 de Julio hasta llegar al hotel. Allí se detuvieron a dejar flores y globos blancos, junto a fotos de la víctima, y a rezar en su nombre. Aunque el objetivo era trasladarse hasta la plaza Independencia y hacer una ronda de aplausos, se resolvió dar por terminado el encuentro en el hotel, porque al no contar con la habilitación para cortar la calle, se generaron disturbios con automovilistas.
Antes de retirarse, Alejandra Canedo, quien vivía en el piso superior al de Mónica, expresó a la diaria que el hotel al que fue trasladada tampoco está en condiciones dignas. “No hay una salida de emergencia, hay un solo bomberito donde si se arma un incendio yo no puedo salir porque tengo una reja y no puedo rescatar a mis cuatro hijos”, manifestó. Canedo se encontraba en el hotel durante lo sucedido y quedó atrapada durante una hora junto a su hija menor, de un año y medio de edad. Ahora se lleva a sus hijas siempre que sale porque tiene “terror” de que algo similar vuelva a pasar y siente que no cuenta con las herramientas necesarias para enfrentarlo. “Nos tendrían que enseñar a usar bomberitos, o dar viviendas, con tantas casas tapiadas que hay que se meten y hacen bocas. Nos tendrían que dar oportunidades”, concluyó.