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Ciudad de Shanghai, en China.

Foto: Héctor Retamal, AFP

Pese al optimismo del gobierno en avanzar en el TLC con China, analistas y oposición entienden que las expectativas son “bajas”

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El canciller, Francisco Bustillo, arribará este sábado al gigante asiático para reunirse con autoridades de ese país y así avanzar en el posible acuerdo.

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Leído por Mathías Buela.
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Dos duraderas escalas le valdrán al canciller, Francisco Bustillo, llegar a China para insistir en el avance del Tratado de Libre Comercio (TLC) con ese país. El jueves a la tarde emprendió el viaje junto a asesores para poder reunirse con autoridades de alto nivel de China.

Según informó El País y confirmó la diaria, Bustillo tendrá un convite con su colega chino Qin Gang y también está previsto que haga lo mismo con el representante adjunto de Comercio Internacional en el Ministerio de Comercio, Wang Shouwen. No obstante, la agenda no está cerrada.

El miércoles, luego de haber tenido el acuerdo ministerial con el presidente, Luis Lacalle Pou, y el subsecretario de Relaciones Exteriores, Nicolás Albertoni, Bustillo dijo en rueda de prensa que la idea de la visita es “seguir estrechando la relación” y se mostró optimista en cuanto al avance del TLC, a diferencia de lo dicho meses atrás, cuando manifestó cierto escepticismo. “Eso es lo que aspiramos y anhelamos. Esto es una construcción permanente que estamos haciendo y que esperamos entregar el testigo más cerca de la meta”, sostuvo, al respecto.

Oficialmente, lo último que se supo sobre el TLC fue en julio del año pasado, cuando Lacalle Pou informó que el estudio de prefactibilidad había culminado y que el resultado había sido “positivo” porque se evaluó que un potencial acuerdo sería “beneficioso” para ambos países. Sin embargo, estas negociaciones, que se han dado unilateralmente, no cayeron bien en el Mercosur.

Por ejemplo, sin ir más lejos, en una entrevista con Folha do Sao Paulo, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Mauro Vieira, indicó que el Mercosur tiene un arancel externo común y “si usted negocia afuera, destruye la tarifa”. En este sentido, se mostró dispuesto a “examinar” y “ver las necesidades de cada uno y las asimetrías que existen”, ya que “el Mercosur no es el mismo de la época de su creación”, y, por tanto, “ver qué se puede hacer en términos de algún tipo de concesión”, pero “destruir el Mercosur no le interesa a nadie”. Esto se dio días antes de la reunión que mantuvieron Lula y Lacalle Pou en la residencia de Suárez y Reyes. El brasileño le dejó entrever en la visita que estaría bueno que sea el Mercosur en su conjunto quien negocie con China; sin embargo, el acuerdo con la Unión Europea parece ser una prioridad.

Bajas expectativas

Más allá del optimismo del gobierno con la ida a una de las potencias del mundo, desde la academia y la oposición entienden que la expectativa es “baja” y que se debería “cambiar el chip” para negociar. Nastasia Barceló, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de San Pablo y licenciada en Relaciones Internacionales, señaló a la diaria que la situación es “preocupante” porque el gobierno uruguayo había anunciado que después del estudio de prefactibilidad, que comenzó en 2020, se estaría en una fase “más avanzada” de la negociación para un TLC, cosa que no pasó.

“El viaje del canciller muestra preocupación por el estado de las negociación. No es la primera vez que Uruguay llega a esta fase de un estudio y luego no siguen las negociaciones”, expresó, en alusión al objetivo que tuvo el expresidente Tabaré Vázquez en la pasada administración, que no se pudo dar por factores domésticos y/o internacionales.

“Hay que observar lo que pasa en el sistema internacional, lo que fue el viaje de Lula a China; allí se manejó una agenda más amplia que la comercial estrictamente en donde el objetivo principal es volver a industrializar a Brasil. No se puede abrir indiscriminadamente Brasil, es uno de los principales proveedores de materias primas, commodities, como granos y carne de China”.

China, en tanto, es cooperante en otra áreas de corte más integral, no solo en el agronegocio. “Insistir con la propuesta de un TLC en donde Uruguay se abre indiscriminadamente de una economía que si bien necesita de él -por eso somos proveedores-, necesita mucho más de Brasil en este caso. Y, si Brasil no accede a que Uruguay haga un tratado unilateral, estamos en una situación comprometida”, analizó.

En síntesis, para la académica, la lectura que hace el gobierno del sistema internacional “no se lleva a cabo de la mejor manera”. “Este viaje responde a acelerar una negociación. Todo se mantiene sin un pronunciamiento de la otra parte”, sostuvo, y añadió que no cree que las negociaciones se hayan estancado por la guerra entre Rusia y Ucrania, donde China juega un rol importante como mediador. “Puede que haya retrasado algún tipo negociación pero han continuado otras. Uruguay no es prioritario en la agenda de China, pero tampoco lo fue antes”, aclaró.

Por su parte, el decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica, Marcos Soto, indicó que salvo que pase algo por fuera de la agenda, las expectativas “son bajas”. En ese sentido, en diálogo con la diaria, aludió a la declaración de Itamaraty de este viernes tras las reuniones que mantuvo Lula en el gigante asiático, donde en sus casi 50 puntos apenas se hace mención al Mercosur.

“En ningún momento se dice públicamente y explícitamente algo sobre el TLC. Uruguay jugaba un partido que no está clara su resolución; creo que si hubieran buenas noticias, se hubiese hecho público. Sin embargo, eso no ocurrió”, indicó.

Para el especialista, es un proceso que se ha “enlentecido”, más allá de las expectativas del gobierno. Eso es, en parte, por “dudas legales” que tiene el país asiático en si Uruguay es “capaz” de firmar un tratado de “estas características” teniendo en cuenta lo que observan los socios del Mercosur.

En tanto, el senador frenteamplista Daniel Caggiani dijo que es la primera vez que el canciller va a China en lo que va del gobierno y cuestionó que aún no se haya concretado una visita presidencial. A modo de ejemplo, citó a Lula, que en poco más de 100 días de gestión ya visitó Estados Unidos, China, y telefónicamente ya mantuvo contacto con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y xon el canciller de Alemania, Olaf Scholz. Claro que las realidades de ambos países “son muy diferentes”, observó, pero consideró que desde Brasil “hay una apuesta mayor a tener presencia en lo internacional”.

Caggiani criticó que por el momento no se haya conocido el estudio prefactibilidad que sientan las bases para avanzar en un TLC ni tampoco un “avance significativo” en el proceso de negociación. En ese marco, recordó a la diaria las “advertencias” de la contraparte China en las que le pide a Uruguay que “arregle los papeles” con sus socios para hacer un acuerdo comercial.

“Si el Uruguay no ha logrado tener un beneplácito de los socios regionales para negociar de manera bilateral, creo que la posibilidad sigue muy embrionaria”, observó, y apuntó: “Debería cambiar el chip y tratar de ser la puerta de entrada para que el Mercosur pueda negociar junto con China un acuerdo de menor alcance, parcial, como tiene hoy el Mercosur con India y quizá ser un puente que unifique la posición más negociadora de Brasil. Ese debería ser el cambio de estrategia que debería tener Uruguay y dejar de insistir en esa posición que lo ha dejado aislado y que, sobre todo, no ha tenido resultados importantes”.

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