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Vigilia por la Democracia, el 26 de junio de 2023, en la plaza Primero de Mayo.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

A la luz de los hechos: se realizó la Vigilia por la Democracia alrededor del Palacio Legislativo

6 minutos de lectura
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Personas de todas las generaciones se reunieron para conmemorar los 50 años del golpe de Estado y la Huelga General.

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Leído por Andrés Alba.
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De a poco, van llegando. Son las cinco de la tarde y los integrantes del Colectivo Jacarandá, organizador de la Vigilia por la Democracia, comienzan a encontrarse en el gazebo que algunos de ellos armaron en la plaza 1º de Mayo. Allí, hasta el final de la jornada, venderán remeras con el logo del grupo y recibirán alimentos no perecederos para aportar a una olla popular, además de bidones vacíos que serán utilizados a la medianoche.

Luego de varios meses de organización, el equipo, que empezó a reunirse en diciembre de 2022 con el objetivo de generar acciones por los 50 años del golpe de Estado, verá materializada su primera iniciativa. Cerca del escenario en el que poetas y músicos se presentarán durante las próximas horas, y de la feria de emprendedores que se montó para la ocasión, Victoria Sequeira comenta que lo que al principio era “una semilla pequeña” ha crecido y expandido el sentimiento que la sembró: “Que a los derechos hay que defenderlos y cuidarlos día a día”.

El objetivo central es pensar “qué democracia queremos y cómo la cuidamos”, sobre todo “a la luz de todas las cosas que están pasando hoy”, explica Sequeira. La vocera del Colectivo Jacarandá argumenta que “los derechos no son estáticos” y “hay que defenderlos día a día” porque, “en la medida en que uno no los defiende, es probable que los pierda”. Bajo esa mirada fue elegido el lugar en el que se desarrolla la iniciativa. “Por eso vinimos a rodear el Palacio Legislativo, donde se hacen las leyes”, cuenta.

Además de apuntar a los legisladores, Jacarandá enfocó su atención en las personas más jóvenes. “Nosotros, que tenemos alrededor de 50 años, somos hijos de una generación que quedó bastante diezmada por el golpe de Estado. Todos lo hemos sufrido en carne propia”, dice Sequeira. Sin embargo, quienes no vivieron la dictadura observan de otra manera determinadas experiencias. A ellos les quieren “abrir la puerta” para invitarlos a “apropiarse” de la lucha y comprometerse con ella. “Nuestra idea siempre fue que la gente joven tomara esta bandera”, subraya.

Sequeira habla de generar unión. Días atrás, también lo hizo su compañera en Jacarandá Victoria Prieto, en diálogo con la diaria. Ambas manifestaron que la jornada debía ser de reflexión colectiva. Consultada sobre discursos que hablan de grietas y creen que hay que pasar la página y seguir adelante para que la sociedad se una, la militante asegura: “No hay una grieta en un crimen de lesa humanidad, que se hizo por personas con nombre y apellido que están libres en este país. Eso no es una grieta, eso es justicia”.

La obligación de contarles

En otro sector de la plaza, junto a un stand decorado con banderines de colores y sentado sobre una alfombra azul, un niño de no más de cinco años dice que hubo gente a la que “se la llevaron los militares”, que “también robaron niños” y que a su abuelo lo encarcelaron. Sus palabras contestan a preguntas que aún no llegaron, pero él demuestra que sabe y que entiende aunque sea algo de lo que está por comenzar. Parados frente a él y varios niños más, un hombre y una mujer presentan un cofre. Es “el baúl de la memoria” y contiene “los cuentos que antes no nos dejaban contar”, relatan.

Tras una breve presentación, empiezan a sonar las voces del cuento “Un elefante ocupa mucho espacio”, escrito por Elsa Bornemann y censurado en Argentina durante la dictadura. Los encargados de la narración son los integrantes de Fogones por la Memoria, un colectivo de educadoras y educadores de primera infancia que surgió ante “la necesidad de construir memoria con niños y niñas”, según detalla Albestela Colognese, una de sus componentes. “Los niños participan en la vida de los adultos, pero no nos dirigimos directamente a ello”, reflexiona. En busca de un acercamiento, su propuesta utiliza la narración oral, la música y los juegos para realizar actividades en sitios de memoria o espacios sindicales vinculados a los derechos humanos.

En esta ocasión, el cuento seleccionado, en el que un grupo de animales decide hacer una huelga general, fue un estreno, pues nunca lo habían leído en sus intervenciones. La selección estuvo vinculada a la idea de que “además de la memoria del horror está la memoria de la resistencia” y los niños y las niñas “también tienen derecho a conocer las historias de lucha” de los ex presos y los detenidos desaparecidos.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

Respecto de las respuestas de su público, Albestela dice que les “ha pasado de todo” y se han encontrado con niños que no saben nada sobre el régimen dictatorial, mientras que otros, como los de hoy, “intervienen todo el tiempo”. Para la educadora, muchas veces el silencio ha sido “la forma de sostener el dolor” y no hablar con los más chicos se ha asociado con “ponerlos a salvo de los horrores”, pero ellos tienen derecho a saber. “Son parte de la sociedad y tenemos la obligación de contarles”, afirma.

Frente al gazebo de Fogones por la Memoria, estudiantes de las facultades de Artes y de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República aprontan diferentes intervenciones. Entre ellas hay una máquina de memoria, inspirada en las de la artista Gladys Afamado, que funciona como una ticketera y expulsa grabados de su interior, con imágenes vinculadas a la época previa a la dictadura. Desde Ibero Gutiérrez a Alfredo Zitarrosa, los estudiantes buscaron explorar las tensiones y conflictos característicos del momento, “que también fue parte” de lo que pasó después. “La dictadura no pasó de un día a otro”, afirma uno de sus creadores.

Ellos saben

Ha caído la noche. El escenario fue abierto por poetas y músicos. Entre la gente que se asoma a escucharlos, un grupo de mujeres sostiene una pancarta que dice: “Apropiados Uruguay presente. Nosotros también somos víctimas del terrorismo de Estado”. Mónica Clavijo, la referente del grupo de Facebook que en este momento cuenta con 1.200 personas, lo creó cuando comenzó a buscar los orígenes de su identidad y se encontró, además de “con muchísimas trabas en el camino”, con varias historias similares, vinculadas a apropiaciones por parte de militares.

Ahora que han pasado seis años y ha conocido a gente con trayectorias similares a la suya, junto a sus compañeras piden “que el Estado nos reconozca, que levante el secreto de la legitimación adoptiva, que para nosotros es igual que una apropiación porque tenemos falsificación de documentos, sustitución de identidad y no podemos tener acceso a nuestros papeles”, manifiesta. “Hoy, a 50 años, decimos presente, acá estamos, estamos vivos, y ellos saben dónde están los papeles”, subraya.

A pocos metros, en un stand compartido por la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y el PIT-CNT, un grupo de mujeres analiza un plano con el contorno del Palacio Legislativo y se prepara para lo que sucederá algunas horas después. En pocos minutos llegará un camión con 350 bidones de plástico en los que se colocarán las velas que serán encendidas a medianoche.

“Es una jornada de reflexión, sin lugar a dudas”, dice Fernanda Aguirre, de la Secretaría de Derechos Humanos del PIT-CNT. “Yo creo que es una jornada en la que se pelea fuertemente contra un punto fuerte del autoritarismo, del terrorismo de Estado, que empezó mucho antes” del golpe, agrega. Según Aguirre, “esto -como decía uno de los tantos compañeros historiadores que han hablado en estos días- es pasado reciente porque las consecuencias de ese pasado inciden absolutamente en nuestras vidas al día de hoy, porque lo que sucedió no está saldado”. En ese sentido, Aguirre se refiere a los desaparecidos y asegura que hasta que no aparezcan el pasado continuará presente.

Hoy, “conmemorando un hecho de resistencia ejemplificante en el mundo, como la Huelga General que duró 15 días, de obreros, de estudiantes y del conjunto del pueblo”, Aguirre resalta los crímenes que vinieron luego y declara: “Tienen que ser perseguidos, clarificados, y arrojarse verdad y justicia sobre los responsables”. En un momento “absolutamente estremecedor” por la aparición de los restos de una mujer en el Batallón 14, la referente del PIT-CNT sostiene que “el Estado sigue siendo tan responsable como siempre por no haber dado los medios” para saldar lo que pasó.

No más retiradas

A una cuadra de la Avenida de las Leyes, el Palacio Legislativo no se ve. Quienes caminan por Avenida del Libertador apenas ven árboles y luces de autos y semáforos. Como mucho, quizás distinguen las letras anaranjadas de un ómnibus con destino a Pocitos que se apronta para doblar en Yaguarón.

Al igual que al principio, de a poco, van llegando. Quizás, primero observen un color violeta tenue, sobre lo que saben que es la fachada del edificio construido durante las primeras décadas del siglo XX, y luego miren al suelo y descubran las llamas de miles de velas. Quizás sea al revés. El punto es que los que lleguen, los que hayan ido a propósito y los que pasen de casualidad se encontrarán con una manzana entera rodeada por dos hileras de velas blancas.

Sobre las escaleras principales, un grupo sostiene una pancarta que dice “¡No al golpe de Estado” y dos o tres movileros de televisión entrevistan a los parlamentarios que acaban de salir de la sesión especial del Senado por los 50 años del golpe. Antes de que iniciara, integrantes del Colectivo Jacarandá le pidieron al presidente Luis Lacalle Pou que les exija a los altos mandos militares que digan dónde están los desaparecidos.

De hecho, ahora algunos lo gritan. “¿Dónde están?”, cuestiona una mujer mientras los presentes aplauden a las 12 en punto de la noche. Otro hombre la sigue y repite su pregunta. A pocos metros, alguien enuncia con fuerza: “Tiranos, temblad”. Luego, mirando a una proyección sobre la fachada que dice “Por siempre democracia”, todos entonan juntos “el pueblo unido jamás será vencido” y varios “nunca más”. Entre ellos, un grupo de jóvenes comienza a cantar la canción “A redoblar” y, a su alrededor, la gente se va sumando. “Porque el corazón no quiere entonar más retiradas”, concluyen.

Los artistas

El escenario fue abierto a las 17.30 por los poetas Mónica Puleri Campos y Daniel Parada. Más tarde, estuvieron presentes Rodrigo Vignolo, La Teja Pride, Carmen Pi con Supervielle, La Mufa, Ricacosa, Sofía Álvez, Líber Galloso, Viki Style, Natura Sabia, Nataniel, CHN, Magia Negra Squad y Our Voice.

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