El analista internacional y profesor de Comercio Internacional de la Universidad de la República Marcel Vaillant expresó en diálogo con la diaria que, en líneas generales, “es positivo que se haya llegado a un final” en las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), luego de que, este viernes, los bloques anunciaran que alcanzaron un acuerdo.
De todos modos, precisó que “es un poco agridulce la sensación de que desde el año 2019 hasta ahora el acuerdo, según las primeras manifestaciones y resúmenes que se ven, no es muy distinto. Más bien diría que es peor, si uno lo evalúa desde el punto de vista del grado de la liberalización comercial involucrada. Tampoco ambiciona esas disciplinas que los europeos pretendieron incorporarle en marzo de 2023 con las modificaciones que plantearon, porque finalmente ninguno de los requisitos –bastante inaceptables– quedaron en el acuerdo”.
El especialista consideró que, de ahora en más, hay que tener prudencia “porque esta ocasión es la segunda vez que se firma un fin de negociación”. “Ahora viene todo el proceso de convertirlo en una ratificación firme, y ese proceso, en particular, en la UE, aunque también acá, no será tan fácil en todos los países del Mercosur. Es un proceso bastante complicado”.
En ese sentido, planteó que para que se efectivice el acuerdo se requiere “la aprobación de todos los parlamentos” de los países que integran la UE. Sin embargo, mencionó que el acuerdo también “puede ser separado y empezar a funcionar”, lo cual requiere “un proceso previo y la aprobación por parte del Consejo de la UE, con una mayoría calificada de votos”. Asimismo, los países que no quieren el acuerdo tienen al menos dos oportunidades para lograr que la separación no se haga y que la decisión tenga que pasar por todos los parlamentos, explicó.
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La otra opción, explicó Vaillant, es que la separación se haga y que luego vaya al Consejo Europeo. En ese caso, al menos Francia, Austria, Irlanda y Polonia, en principio, intentarán vetarlo, pero como no les alcanzan los votos –porque no son votos por países, sino votos en función de su población y su producto interno bruto– necesitarán convencer a otro país, por ejemplo, Italia, que este viernes manifestó que el acuerdo no cumple las condiciones para aprobarse.
Con respecto a la posición de Uruguay, el especialista señaló que no ve “ninguna variante” entre la que tuvo el gobierno de Luis Lacalle Pou y la que dejó ver el presidente electo, Yamandú Orsi, en sus declaraciones. “Creo que si el futuro gobierno, tal como el presidente electo expresó, y en particular su futuro ministro de Economía, Gabriel Oddone, tienen una agenda de crecimiento, en una economía pequeña tener una agenda de crecimiento es tener una agenda de apertura y en situación internacional. Es lo mismo, y eso pasa por la cooperación en materia comercial, que se cristaliza en acuerdos de liberalización recíproca. En principio, en la UE este acuerdo lo es, aunque es bastante poco ambicioso”.
Con relación a cómo pueden vislumbrarse a futuro otros intentos de acuerdos bilaterales o multilaterales, indicó: “Creo que las iniciativas con China, el Acuerdo Transpacífico, deberían mantenerse en la agenda tanto de Uruguay como del Mercosur. Creo que ahora lo que está diciendo el gobierno argentino, de aceptar la posibilidad de la negociación con terceros a distintos ritmos de los países miembros, hace que tome nueva vigencia la posición que Uruguay ha tenido durante todos estos años”. “Nos dieron la razón”, afirmó.
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De todas formas, Vaillant fue cauto y dijo que “veremos a ver [qué hace el] gobierno de Brasil, que en definitiva es el que en este momento realmente está obstaculizando que eso ocurra, que Uruguay avance en el acuerdo con China. Ahí se podría buscar un formato tipo 'acuerdo paraguas' entre Mercosur-China, como hicieron los países del sudeste asiático con China, y dejar que, a distintas velocidades, los países miembros del Mercosur vayan concretando el acuerdo del libre comercio con China en función de sus características”.
Vaillant opinó que el acuerdo con China y el acuerdo con la UE son “totalmente complementarios. Cuantos más acuerdos se tengan, mejor”. En ese sentido, manifestó: “Quedar preso de la UE es darle esta área protegida del planeta solamente a Europa. Creo que eso definitivamente al Mercosur no le conviene. Una vez que le dio una preferencia a uno, lo que conviene es dársela también a otro. Un acuerdo no cierra el resto. Son maneras de pensar que no tienen nada que ver con cómo funciona la dinámica de los acuerdos comerciales preferenciales en el mundo. Basta ver que aquellos países que hacen acuerdos con áreas importantes del mundo, tales como la UE, Estados Unidos o alguno de los bloques asiáticos, también tratan de hacer acuerdos con todo el mundo”.