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El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Omar Paganini, y su par de Argentina, Diana Mondino, durante el primer día de la cumbre del Mercosur, el 7 de julio, en Asunción.

Foto: Daniel Duarte, AFP

Uruguay asume la presidencia del Mercosur y Paganini insiste con “encontrar mecanismos para avanzar a diferentes velocidades”

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Oficialismo y oposición comparten en sus programas de gobierno la necesidad de que existan “avances bilaterales” con terceros países, aunque con matices respecto a la posición del bloque regional.

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Leído por Joaquín Fernández.
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Por última vez en este período de gobierno, Uruguay asumirá la presidencia pro témpore del Mercosur. En el marco de la LXIV reunión ordinaria del Consejo del Mercado Común, el presidente paraguayo, Santiago Peña, le traspasará este lunes el mando del bloque regional al presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou.

Ya en Asunción, el canciller uruguayo, Omar Paganini, adelantó este domingo cuáles serán los tres ejes en los que el gobierno uruguayo intentará avanzar en los próximos seis meses de gestión. En primer lugar, Uruguay procurará “perfeccionar el Mercosur como zona de libre comercio”, señaló. Asimismo, buscará “mejorar la infraestructura logística de transporte y conectividad”. En tercer lugar, hará lo posible por “profundizar la agenda externa, logrando una mejor inserción internacional en un contexto global que es muy complejo”.

En la antesala de la cumbre, Paganini transmitió a sus pares la preocupación del gobierno uruguayo sobre el panorama internacional: “Los riesgos políticos aumentan y los patrones de comercio se distorsionan. La tendencia a una organización geopolítica del comercio, donde los flujos de comercio, inversiones, mano de obra y circulación de tecnología se acentúan siguiendo lógicas de bloques, no es positiva para nosotros”, expresó, y advirtió sobre “la aparición de una batería creciente de subsidios domésticos en el mundo”, frente a los cuales existe un “debilitamiento extremo del sistema internacional”.

Si bien valoró algunos avances, como la negociación en curso de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y Emiratos Árabes Unidos, el canciller uruguayo cuestionó la política exterior del bloque regional, sobre todo con relación al postergado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Debimos haber cerrado esta negociación el año pasado”, afirmó, y sostuvo que actualmente la situación “está lejos de ser mejor que el año pasado”.

“Lo hemos dicho en esta administración y también lo dijo el anterior gobierno de Uruguay, la negociación estaba prácticamente cerrada y no debimos correr riesgo de reabrirla en su momento. Sin perjuicio de ello, mantenemos nuestro firme compromiso de retomar prontamente los intercambios sobre estas cuestiones pendientes para concluir este proceso, que es prioritario, tanto económica como geopolíticamente”, manifestó Paganini.

Por último, el canciller uruguayo dijo que la agenda externa del Mercosur “es crítica” para el gobierno uruguayo. En línea con lo que ha sido el discurso de Lacalle Pou, mencionó el compromiso de Uruguay para “explorar soluciones alternativas, equilibradas y creativas en beneficio de cada uno de los socios y con el bloque en su conjunto”, de forma de “avanzar todos juntos cuando sea posible”, pero, al mismo tiempo, afirmó que “es necesario encontrar mecanismos para avanzar a diferentes velocidades cuando sea necesario”.

“Esto es así porque, sin oportunidades comerciales relevantes, al menos en el caso de Uruguay, vemos seriamente interpelada nuestra posibilidad de desarrollo a futuro”, manifestó Paganini, quien sostuvo que una mayor apertura comercial a nivel internacional “es ineludible para nuestra próxima fase de desarrollo”.

La intervención de Paganini fue precedida y en cierto modo complementada por la de la canciller argentina, Diana Mondino. “Necesitamos una actualización del Mercosur”, expresó Mondino, y afirmó que hasta ahora el bloque regional no ha podido “facilitarnos el acceso a los grandes mercados extrazona”. “No es que no avance, pero el mundo va más rápido”, aseveró la representante del gobierno de Javier Milei, quien no participará este lunes de la cumbre.

Sin Brasil y Argentina “es muy difícil cualquier cosa”, dijo Domenech

En el oficialismo, la nueva asunción de Uruguay de la presidencia pro témpore del Mercosur es vista con escepticismo. El senador de Cabildo Abierto Guillermo Domenech dijo a la diaria que “no ayuda para nada” el distanciamiento que existe actualmente entre los gobiernos de Argentina y Brasil, dos países que “tienen que ejercer el liderazgo por su propio volumen”. “Si no hay una opinión coincidente de ambas potencias regionales, es muy difícil cualquier cosa”, afirmó.

Para Domenech, “ni Milei ni nuestro gobierno tienen mucha esperanza” en la integración regional, que, a su entender, es imprescindible para “salir de nuestra situación de subordinación”; de lo contrario, “seremos siempre una especie de suburbio” en el plano internacional.

Por su parte, el diputado del Partido Colorado (PC) Conrado Rodríguez, integrante del Parlasur, dijo a la diaria que, al margen de la formalidad de la presidencia pro témpore, “el tema no depende de Uruguay”, dado que “no ha existido voluntad de los otros países para poder avanzar en la flexibilización del Mercosur”. “No se visualiza que se pueda concretar en estos meses, por ejemplo, el acuerdo con la Unión Europea”, comentó.

Hoy por hoy el Mercosur no es sinónimo de “armonía”, expresó a la diaria el senador del Partido Nacional (PN) Sebastián da Silva, en referencia a las expectativas por la nueva presidencia pro témpore de Uruguay, aunque aclaró que todavía “quedan siete meses de gobierno” y “Luis va a gobernar hasta el 28 de febrero”.

Da Silva sostuvo que “la forma de avanzar en el Mercosur es modernizar un poco su carta fundacional” y, con relación al ingreso de Bolivia como “Estado parte” del bloque regional que se concretará en los próximos días, apuntó: “Si más países significa que vamos a estar más encorsetados, bueno, es un problema”. “Creo que hay que hacer un protocolo nuevo para lograr un poco más de autonomía y para que nada dependa de la cantidad de países, sino de la voluntad de cada país”, afirmó.

Consultado al respecto, Rodríguez consideró que “la integración regional es positiva” siempre y cuando “se cumplan determinados lineamientos”, porque, “si la integración es meramente política y no económica”, entonces “no tiene demasiado sentido”. Domenech, en cambio, manifestó: “Yo creo en la integración de Hispanoamérica, así que bienvenida Bolivia”.

FA a favor de acuerdos “que permitan diferentes velocidades”

En la oposición tampoco hay altas expectativas. “Las presidencias pro témpore de este gobierno han sido bastante deslucidas en términos de resultados”, afirmó recientemente a la diaria el senador del Frente Amplio (FA) Daniel Caggiani.

Acerca de la cuestión de fondo, las bases programáticas del FA establecen que un eventual nuevo gobierno de la fuerza política “evaluará la posibilidad de acuerdos con terceros países o regiones que permitan diferentes velocidades, contemplando las diversas realidades y necesidades de cada socio que contemplen incluso avances bilaterales”, pero siempre “en acuerdo con los socios del Mercosur”. En ese sentido, el documento fija como una acción prioritaria el fortalecimiento del Mercosur “como primer bloque de integración regional en lo político, cultural, social, económico y comercial”.

Los programas de gobierno de los candidatos electos del PN y el PC, en tanto, coinciden en promover la flexibilización del Mercosur y hasta comparten algunas palabras. Álvaro Delgado (PN) propone “seguir avanzando en el sinceramiento interno del Mercosur”, y sostiene que en este período de gobierno hubo “avances individuales” por parte del gobierno uruguayo, pero también hubo dificultades “derivadas en parte de la oposición de nuestros socios dentro del Mercosur” que imposibilitaron la concreción de acuerdos comerciales con terceros países.

En su programa de gobierno, Andrés Ojeda (PC) aboga por un bloque regional que “nos abra al mundo” y propone “un sinceramiento del Mercosur”, así como una “flexibilización de las normas para que nuestro país pueda recuperar la soberanía comercial y negociar en base a sus intereses comerciales fundamentales para el desarrollo económico”. Si bien se sostiene que el Mercosur “sigue siendo una opción válida”, se asegura que “las realidades de los distintos países miembros del bloque deben permitir distintas velocidades y flexibilizaciones a la hora de la firma de acuerdos”.

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