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Movilización de personas en situación de calle, el 19 de agosto, desde la plaza Cagancha al Mides.

Foto: Ernesto Ryan

Personas en situación de calle reclaman “vivir con dignidad” y los “derechos que el mundo les negó”

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En el marco de un nuevo día internacional, varios colectivos se movilizaron desde la plaza Cagancha hasta el Mides.

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Leído por Andrés Alba.
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Minutos después de las 10.00, en la plaza Cagancha, sonaba en un parlante “El viejo”, de La Vela Puerca. A algunos metros, un grupo conformado por personas en situación de calle e integrantes de distintos colectivos se preparaba para iniciar la marcha por el Día Internacional de las Luchas de las Personas en Situación de Calle por la principal avenida montevideana. Cintas rosadas y escobas tomaron protagonismo en una performance que sería el prólogo de una concentración que finalizaría frente al Ministerio de Desarrollo Social (Mides), en la plazoleta Lorenzo Justiniano Pérez, donde está el monumento al Gaucho.

Este año se llevó adelante la tercera concentración, en el marco de una fecha que recuerda un hecho ocurrido en 2004 en San Pablo, Brasil, cuando fueron atacadas 15 personas en situación de calle mientras dormían en una plaza. Siete personas murieron y ocho fueron heridas de gravedad. El caso continúa impune y es conocido como “Masacre de Sé”.

Movilización de personas en situación de calle, desde la plaza Cagancha al Ministerio de Desarrollo Social.

Foto: Ernesto Ryan

Las reivindicaciones, 20 años después y en esta parte del mundo, fueron tomadas por una coordinadora que, integrada por distintos colectivos, se organiza para conmemorar la fecha. Humberto, que pertenece al colectivo Ni Todo Está Perdido (Nitep), comentó a la diaria que participaron en la organización de la movilización la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, la Oficina de Trayectorias de la Universidad de la República, El Abrojo y la Red de Ollas al Sur, entre otros.

“Hay pocas políticas que estén pensadas para mejorar; es muy difícil, hay un millón de cosas que hacen dudar de que algún día va a haber una solución real”, reflexionó el representante de la coordinadora. A su vez, explicó que las escobas que se utilizaron en la marcha son parte de una “crítica” nacida en “la indignación de los trabajos protegidos”. “Protegidos para quién, por quién, de qué”, cuestionó. Por otro lado, detalló que la cinta rosada –atada en los brazos de muchos de los presentes– representa para los colectivos el “autocuidado” que ejerce hacia sí misma la comunidad en situación de calle.

La voz oficial

Antes del comienzo de la marcha, en la plaza Cagancha y a metros de los carteles, se encontraba Fernanda Auersperg, directora nacional de Protección Social del Mides. “En realidad, vinimos a saludar. Es un día para tomar conciencia y sensibilizarnos como sociedad sobre lo que es la lucha de las personas en situación de calle”, dijo a la diaria.

“Desde que iniciamos esta administración hemos integrado a la mesa [de diálogo] a los colectivos y a las personas en situación de calle porque entendemos que no podemos diseñar políticas públicas sin la voz de las personas que son las destinatarias”, agregó la jerarca.

Auersperg recordó que se han abierto casas comunitarias que son gestionadas por colectivos y se han concretado algunas soluciones para la problemática de salud mental y adicciones, uno de los principales reclamos de la sociedad civil. “Hoy tenemos una respuesta inmediata, un centro comunitario de atención en salud mental al que la persona puede ir y, a partir de ahí, ser derivado rápidamente a un centro en el que pueda iniciar un tratamiento para su problemática”, detalló. “Al día de hoy hay 400 personas que estaban en situación de calle que están haciendo tratamientos que van entre seis y nueve meses”, complementó.

La marcha y la concentración

Varias decenas de personas comenzaron a moverse a las 10.30 desde la plaza Cagancha hacia 18 de julio. Los cánticos, carteles y gritos se mezclaron con los sonidos de una ciudad que empezaba a despertar. En las veredas y en las puertas de los comercios algunas personas miraban atentamente la movilización, una escena que muchas veces no sucede con las personas en situación de calle.

“Vivir con dignidad: la calle no es un lugar para vivir ni para morir”, decía el cartel que llevaban quienes estaban delante de la marcha. Los cánticos empezaron: “Yo quiero luchar, con todo mi corazón, por estos derechos que este mundo me negó”. A ese ritmo, las personas llegaron al Mides, donde los esperaban una carpa y un micrófono abierto para quienes desearan contar su historia o expresar sus sentimientos.

Movilización de personas en situación de calle, desde la plaza Cagancha al Ministerio de Desarrollo Social.

Foto: Ernesto Ryan

Una integrante de la coordinadora tomó la palabra y leyó la proclama que armaron colectivamente. “Infancias y adulteces que se estaban concentrando de forma pacífica se vieron amenazados por el aparato represor del Estado. ¿Cuánta violencia puede tolerar un cuerpo en situación de calle?”, cuestionó en referencia a la concentración del año pasado, cuando se produjo un altercado entre los manifestantes y la Policía.

“Nosotros no caemos en la calle, es un conjunto de cosas el que nos trae acá. El capitalismo y su magnífica forma de deprimir cuerpos y los estados nación con sus reglas de juego macabras llevan al ostracismo a las personas que no se adaptan a sus mecanismos normalizadores”, continuó la lectura.

Asimismo, la vocera criticó la “reestructura” producida en los centros de 24 horas y en los refugios nocturnos a finales de abril de este año y se denunció un retroceso en la presencia de los equipos técnicos, algo que llevó a que actualmente no haya “un real acompañamiento” en las “trayectorias”. “Si realmente quieren saber qué está pasando en la calle, acérquense a la calle; preguntemos y ofrezcamos ayuda sin llegar al asistencialismo y al paternalismo”, concluyó.

Movilización de personas en situación de calle, desde la plaza Cagancha hasta el Ministerio de Desarrollo Social.

Foto: Ernesto Ryan

María Rubí, otra de las voceras de Nitep, adelantó a la diaria que están trabajando con distintos colectivos para promover un proyecto de ley para las personas en situación de calle. “Es sumamente importante que estemos en la construcción de la República Oriental del Uruguay, que es un país de derecho”, resaltó. “Nosotros solos no podemos. Nos tienen que escuchar; sí o sí necesitamos un diálogo con todas las instituciones, con todas las autoridades, con el gobierno y con todas las personas que manejan nuestras vidas desde el Estado”, concluyó.

En esta línea, tres integrantes de la coordinadora abandonaron la movilización para reunirse con autoridades del Mides y entregarles una carta con propuestas.

Movilización de personas en situación de calle, el 19 de agosto, desde la plaza Cagancha al Mides.

Foto: Ernesto Ryan

Ser mujer en la calle

Clara Sosa, parte del colectivo Menstruar en Calle en Montevideo, relató a la diaria que el objetivo del grupo “es acompañar a las mujeres en situación de calle, ayudarlas y estar presentes en que puedan vivir su ciclo menstrual de manera más digna”. Según su perspectiva, “ser mujer en la calle agrega una capa extra de dificultad”, que no es considerada por las “pocas políticas que hay”. En ese sentido, desde el grupo también se procura “hacer un acompañamiento del trauma sexual que viven la mayoría de estas mujeres”.

Desde el colectivo hacen caminatas en distintos barrios de la ciudad para entregar toallitas menstruales, algo que, según Sosa, “es simplemente una excusa para poder generar un vínculo” con las mujeres.

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