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Ignacio Zuasnabar, el 3 de diciembre, en el IX Congreso Uruguayo de Ciencias Políticas, en la Facultad de Ciencias Sociales.

Foto: Alessandro Maradei

Estudio muestra que dentro de la Coalición Republicana pierden peso las “identidades exclusivas”

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El director de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar, presentó una investigación sobre identidades partidarias en el marco del Congreso Uruguayo de Ciencia Política que se inauguró este miércoles, centrado en los desafíos que enfrentan las democracias en América Latina.

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“Desafíos democráticos y tendencias autoritarias en América Latina” fue el título elegido por la Asociación Uruguaya de Ciencia Política para el IX Congreso Uruguayo de Ciencia Política, que comenzó este miércoles y se extiende hasta el viernes en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

Los paneles que estructuran el congreso son diversos y recorren temas como las extremas derechas en América Latina, las políticas públicas, el comportamiento político, la democracia, los vínculos partidarios con los sectores populares, las identidades partidarias y los programas políticos, y la política y la justicia.

En el panel titulado “Identidades partidarias y programas políticos: cambios y permanencias”, Ignacio Zuasnabar, director de Equipos Consultores, y Juan Rivas y Nicolás Roballo, también de Equipos, se propusieron explorar la evolución de la identidad partidaria en el mediano plazo en Uruguay, evaluar la consolidación de las identidades partidarias múltiples e indagar en las diferencias generacionales y la evolución de la identidad partidaria entre los más jóvenes.

En ese marco, Zuasnabar señaló que para el informe se analizaron estudios de opinión pública desde 1999 hasta 2025, con 25 años de evolución. En ese marco, como dato base, dijo que 41% de los uruguayos afirma sentirse muy cercano o cercano al Frente Amplio (FA), 18% ni cercano ni lejano, 40% lejano o muy lejano; 31% se siente cercano al Partido Nacional, 23% al Partido Colorado y 8% a Cabildo Abierto. Asimismo, señaló que, minoritariamente, hay personas que se sienten cercanas al mismo tiempo al FA y a algunos de los otros partidos.

Zuasnabar explicó que cuando se combinan los niveles de cercanías, se llega al dato de que el 75% de los uruguayos se manifiestan cercanos a un partido político mientras que el 25% no se manifiestan como cercanos a ninguno y se pueden calificar como independientes. Describió el primer porcentaje como “muy alto”, incluso para un contexto electoral, y agregó que cuando hay un alejamiento de las elecciones, el porcentaje baja, pero no lo hace del 60% o 65%.

Al desglosar por partido, el consultor apuntó que el 35% se manifiesta cercano sólo al FA y el 6% es cercano a esta fuerza política, pero también a otro partido; 11% son los blancos “puros”, 5% los colorados “puros”, y luego hay 18% de las personas que son “las zonas de superposición entre blancos, colorados y cabildantes”.

En ese sentido, definió como “cambio fundamental” el que se da dentro de lo que fue la coalición multicolor, “donde pierden peso lo que llamamos identidades exclusivas”: en el período analizado, los blancos “puros” pasaron del 20% al 11%, y los colorados, del 21% al 5%. “No podemos decir que eso sea una identidad de coalición, porque todavía no está formada una identidad de coalición, pero es gente que se siente cercana a más de un partido dentro del mismo bloque. El cambio es llamativo”, sostuvo.

Garcé: “Debemos hacer un esfuerzo para tratar de evitar que los partidos políticos prometan vaguedades”

Para estudiar la plataforma electoral y medir el esfuerzo programático aplicado al caso de la Coalición Republicana, los politólogos Adolfo Garcé y Alejandro Guedes, y la licenciada en Desarrollo Valentina Viera, se fijaron tres objetivos: uno conceptual, uno empírico y uno normativo. Estos tienen que ver con poder precisar el concepto de esfuerzo programático, tener en cuenta la “pregunta clave en términos de representación” que refiere a si lo que se promete se cumple, y por último, “la tensión que suele haber en los partidos políticos y durante las campañas políticas entre hacer promesas que sean medibles y chequeables”.

Garcé destacó que, por lo menos desde la década del 90, escucha a los candidatos presidenciales decir que los programas son un contrato. De todas formas, señaló que la importancia de los programas se remonta, sobre todo, a mediados de la década del 60, “cuando las fracciones de los partidos empezaron a elaborar programas detalladísimos”, por medio de la convocatoria de “los mejores expertos”.

Específicamente sobre la elección de 2019 y el caso que analizaron, que fue el “Compromiso por el país” y su posterior aplicación en el gobierno de coalición, el politólogo expresó que la elaboración programática “fue un componente muy importante en la construcción de la coalición” y que esta se construyó “en buena medida con [Luis] Lacalle Pou mostrando los programas y su convergencia”.

Guedes explicó que para hacer el análisis categorizaron con base en las propuestas que eran medibles, parcialmente medibles o aspiracionales. De esa forma, puso de ejemplo que la idea de crear el Ministerio de Ambiente es medible; al momento de buscar “incentivar la contratación de colectivos vulnerables”, y si bien se trata de un programa del Ministerio de Desarrollo Social, “no queda del todo claro”, por lo que es parcialmente medible; y en cuanto a lo aspiracional, el politólogo destacó que hay una “promesa bastante clara” que es el impulso al cooperativismo, que es “una declaración de intención”. En cuanto al grado de cumplimiento, lo midieron en si el compromiso fue cumplido, fue cumplido parcialmente o si se trató de algo marginal.

Viera dijo que con esa información que codificaron generaron un índice con dos términos: uno que tiene que ver con la mensurabilidad y otro con el cumplimiento. En ese sentido, dijo que el 79% de los compromisos planteados eran medibles de forma total o parcial, y que de los medibles, el 65% fue cumplido total o parcialmente.

Guedes apuntó que donde se ve un mayor cumplimiento es en materia de seguridad, defensa y política exterior. En cuanto a la gestión pública, economía y finanzas y desarrollo social, “es donde aparece más esa cuestión de que empieza a prevalecer un poco más no sólo lo parcialmente cumplido, sino también el terreno de lo marginal y lo incumplido”.

A modo de conclusión y luego de que Viera aclarara que no hay otro estudio para comparar porque este es el primero que hacen con este índice, Garcé resaltó que “en todos los países” sucede que la ciudadanía “piensa que los políticos no cumplen con las promesas”, cuando en realidad los partidos políticos, en general, “hacen un esfuerzo grande en Uruguay para cumplir con sus promesas, a veces más, a veces menos”.

“Estamos convencidos de que la sociedad civil, el mundo universitario, debe hacer un esfuerzo para tratar de evitar que los partidos políticos prometan vaguedades”, reflexionó.

Por otro lado, y en la misma línea de los programas electorales, la politóloga Sofía Pandolfo, quien presentó la ponencia “Del dicho al hecho: el programa del FA a la luz del primer año de gobierno”, estudió para su tesis de grado cómo fue la construcción de las bases programáticas en algunos puntos específicos y qué sucedió con esos temas a nueve meses de gobierno.

La politóloga se centró en tres temas: educación, ambiente y trabajo, y señaló que su preocupación era ver “cómo algunos puntos que generan disputa dentro del partido iban teniendo distintas posturas, iban teniendo más poder, iban ganando en la discusión interna” en todas las etapas de construcción de las bases, que van desde la militancia de base hasta el congreso del FA”. Pandolfo explicó que se centró en esos ejes porque los tres “reflejan distintos tipos de vínculos con los actores sociales”.

Expresó que su interés radicó en analizar cuáles fueron las disputas internas del partido, “cómo eso después se traduce una vez que el partido asume el gobierno”, y la correlación de fuerzas, que fue distinta en las etapas del proceso programático. “En los ejes de trabajo y educación hay una coincidencia estrecha entre el FA y el movimiento sindical, los sindicatos docentes, pero una vez en el gobierno, el gobierno se modera y no se avanza en las propuestas contenciosas”, dijo, en referencia a los primeros meses de gobierno.

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