Al comienzo de esta semana, el presidente de la República, Yamandú Orsi, viajó a Chile. Acompañado por el canciller, Mario Lubetkin, y el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, participó del encuentro Democracia Siempre, donde compartió el espacio de diálogo con los mandatarios de Brasil, Chile, Colombia y España. A partir de una declaración emitida por los jefes de Estado y sus discursos, se evidenció la intención de hacer desde ese espacio un llamado a resolver los “problemas de la democracia”.
El encuentro y la postura allí planteada, sin embargo, generó algunos cuestionamientos de parlamentarios opositores en los distintos países participantes. En una declaración conjunta –a la que adhirieron los legisladores nacionalistas Juan Martín Rodríguez y Álvaro Delgado–, se apuntó que “la democracia no se reconstruye entre aliados complacientes, sino enfrentando las verdades incómodas y rindiendo cuentas ante la ciudadanía”. Asimismo, se dejó constancia que algunos de los líderes “en sus propios países han contribuido a debilitar –y no a fortalecer– los fundamentos esenciales de la vida democrática”.
Más allá de ese planteo, los propios mandatarios anunciaron luego del encuentro que volverán a reunirse en setiembre, en el marco del 80° período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, y que sumarán nuevos integrantes: México, Honduras, Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Sudáfrica y Australia. Más adelante, en 2026, se congregarán en España, informó el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez.
Orsi, por su parte, afirmó que hay “muchos más países que se van a unir si la intención es fortalecer esta forma de convivencia” y opinó que “no estamos haciendo todo el esfuerzo posible por evitar el crecimiento de los extremismos”. El presidente uruguayo destacó que es fundamental ponerle “sustancia y elementos concretos” a la propuesta colectiva que se genere, y que esta esté “aterrizada a cuestiones que la gente sienta”.
Remarcó que el progresismo debe ser capaz de “hacer la autocrítica de por qué en nuestros pueblos la democracia a veces sufre pérdida de credibilidad”. En esa línea, llamó a ser “conscientes” de que no se está “haciendo todo el esfuerzo posible por evitar el crecimiento de los extremismos y la pérdida de confianza”.
Las características del encuentro
Según subrayó a la diaria la doctora en Relaciones Internacionales Magdalena Bas, el encuentro de los presidentes progresistas no marca una novedad, pero sí “llama la atención” el espacio instalado “con independencia de otros eventos” de carácter multilateral. En referencia a la democracia, eje de la convocatoria, la analista planteó como punto de apoyo la visión que se da “desde la política y la sociedad” de “un retroceso” referenciado, por ejemplo, en elementos como la “desinformación o la desigualdad”.
Por su parte, el analista internacional Fernando López D’Alesandro entiende este evento como algo que confirma el quiebre de la “izquierda latinoamericana”, apartando a la “izquierda ortodoxa y una izquierda democrática”. Según explicó, desde su visión el primer hito quedó plasmado en lo sucedido durante las elecciones en Venezuela, y con el carácter de este encuentro se “confirma esa división”, que deja por fuera a Venezuela, Nicaragua y Cuba.
“Quedaron excluidos de ese encuentro porque no son democráticos, y por lo tanto, comienza la recomposición de un diálogo, en principio entre las izquierdas democráticas, con el objetivo de cuidar la democracia que está amenazada por una extrema derecha que no es homogénea”, comentó López D’Alesandro.
¿Cuál es la amenaza?
López D’Alesandro explicó en referencia a la “extrema derecha” que además de persistir posicionamientos que plantean “la resignificación de sociedades jerárquicas y excluyentes”, también aparecen otras que a eso le agregan “un nuevo expansionismo de corte imperialista, como es el caso de Estados Unidos y Rusia”.
En ese sentido, Bas remarcó que cuando se habla de “fortalecimiento de la democracia” no es sólo a “nivel interno”, sino también en referencia a la “crisis” que atraviesa el “orden internacional liberal” como lo conocemos. “Tal vez por mucho tiempo criticamos algunos de sus elementos, pero hoy en día nos preocupa que venga un orden internacional iliberal”, remarcó la especialista.
Según detalló, dentro de esta crisis, aparece un “multilateralismo” que se encuentra “debilitado, desgastado, muy criticado y hasta en duda por la fragmentación que tiene el sistema internacional”. Como ejemplo, se refirió al “proceso de retiro” de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud o al reciente retiro anunciado del país norteamericano de la Unesco.
En ese escenario de crisis, Bas señaló que –como en este caso– el alineamiento de “gobiernos con una afinidad” en cuanto a políticas sociales, defensa del multilateralismo, la lucha contra el cambio climático y la agenda de desarrollo sostenible significa “dar una solución o aportar soluciones” desde pequeñas alianzas, lo que se conoce como “minilateralismo”.
En tanto, López D’Alesandro compartió que, dadas las dimensiones del país, es necesario acercarse con quienes se comparten “mayores coincidencias”. En esa línea, dentro de su caracterización de la “nueva derecha” hizo referencia a la “amoralidad” y la falta de “humanismo en el sentido más amplio del término”.
“Amerita que todos aquellos que comparten los valores humanistas, ya sea gente de izquierda, liberales demócratas, conservadores demócratas, logren las sintonías básicas para defender los valores del humanismo, que son los valores de los derechos humanos y los valores de la democracia”, concluyó.
El minilateralismo
“Antes criticamos mucho este tipo de estructuras porque decíamos que son débiles, son de baja intensidad, estábamos afines a estructuras mucho más sólidas, como podría ser el Mercosur o la Unión Europea, pero ahora este tipo de estructuras se ven mucho más flexibles, mucho más rápidas, mucho más ágiles y generan ideas, proyectos que se concretan, ya no son sólo declaraciones”, señaló Bas.
Como ejemplo de “diversidad” del minilateralismo se refirió a lo que sucede con los BRICS. En ese sentido, llamó a esperar cómo “va evolucionando” este grupo conformado, por lo pronto, por los mencionados países sudamericanos y España. Bas puntualizó que la disyuntiva estará en si “se quedan sólo en las declaraciones o comienzan a construir conjuntamente”.
“Tenemos ejemplos que se quedaron en las declaraciones y después se perdieron en el tiempo con la salida de los gobiernos de los diferentes mandatarios”, recordó la analista. Concretamente, hizo referencia a la creación en 2019 de Prosur, espacio que alineó a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Guyana y Surinam.
Con áreas temáticas como la infraestructura, la defensa, la seguridad y la salud, el foro se conformó cuando se encontraban al frente de los respectivos gobiernos Jair Bolsonaro (Brasil), Iván Duque (Colombia), Sebastián Piñera (Chile), Mauricio Macri (Argentina), Martín Vizcarra (Perú) y Mario Abdo Benítez (Paraguay).