“No quiero una estancia turca”, adelantaba el ahora ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, en una entrevista brindada a Radio Carve en diciembre. Esa frase tomó rumbo en una acción que rápidamente generó alarma en actores ganaderos, cuando a comienzos de semana desde la cartera se comunicó que se suspendía “momentáneamente” los permisos para exportación de ganado en pie “para faena inmediata”.
Desde el Parlamento, el nacionalista Sebastián da Silva y el colorado Pedro Bordaberry se refirieron a lo inconveniente de esta medida, fundamentalmente en la afectación de precios que esto puede provocar en el sector primario. Asimismo, desde las gremiales rurales también se dejó clara la visión contraria. Pocas horas después, y ante la polémica, Fratti debió salir a respaldar la medida a través de una conferencia de prensa en la que explicó que, en lo que va de este año, se exportaron 22.711 animales para faena inmediata, y que si se realiza “una proyección normal”, para fin de año “podríamos andar en el doble de esta cifra”.
Luego de describir ese panorama, el ministro fundamentó la medida en que más de 1.000 trabajadores de la industria frigorífica están en seguro de paro y otros tantos tienen los seguros de paro vencidos y buscan su renovación. Mirando hacia adelante, puntualizó que el que quiera exportar ganado en pie pronto para faenar debe enviar el pedido, que se va a “trasladar a las autoridades del gobierno”, como al presidente, Yamandú Orsi, y el ministro de Economía, Gabriel Oddone.
Al otro día, el propio Oddone mostró su discrepancia. En el programa de streaming La fórmula, el ministro dijo que este tipo de exportación “tiene que vigilarse” cuando existen “eventos extraordinarios y de naturaleza transitoria en el mercado internacional que hagan que el precio que está pagando un país esté muy por encima de lo que es un precio internacional relevante y conocido”.
Agregó, sin embargo, que en la actualidad “no hay ningún elemento” que “permita concluir que hay una distorsión provocada por un evento transitorio o de naturaleza espuria que dé fundamento a una decisión de restringir la exportación de ganado en pie”.
Después de este intercambio público, las gremiales rurales agrupadas en Campo Unido –entre ellas, la Asociación Rural del Uruguay (ARU) y la Federación Rural (FR)– se reunieron con Oddone. Luego de la instancia, el presidente de la ARU, Rafael Ferber, resaltó que se le transmitió “tranquilidad”. “Entendemos que no se va a limitar ningún permiso; se va a estudiar en otro ámbito. Creo que eso quedó claro”, apuntó.
¿Una ayuda para la industria?
El argumento de este movimiento de Fratti tiene como punto de partida la situación de la industria frigorífica y cómo se puede perjudicar por la venta del ganado en pie pronto para faenar. Según explicó a la diaria Martín Cardozo, presidente de la Federación Obrera Industria de la Carne y Afines (Foica), la realidad marca que hay alrededor de 1.000 trabajadores con seguro de paro vencido entre los frigoríficos Paso de los Toros –alrededor de 60–, Casa Blanca –más de 300– y Rosario y Lorsinal –alrededor de 600–.
Cardozo explicó que a esto se le suma un total de alrededor de 870 trabajadores en seguro de paro que se distribuyen en otras plantas: Somicar (280), Frigocerro (150), Frigorífico Florida (60), Frigorífico Carrasco, de Minerva (380). En tanto, hay algunas plantas cerradas, como el Frigorífico de Mercedes, y otras con baja actividad que tienen trabajadores en el seguro por reducción de faena, los frigoríficos Solís, Cuareim y Arroyal.
Más allá de la decisión más bien coyuntural que pueda estar afectando a alguno de estos frigoríficos, en general su situación contrasta con la buena dinámica de faena que desarrollan la mayoría de los que se encuentran a cargo de Marfrig y Minerva. Según Cardozo, esto tiene que ver con que “los cambios que se han dado en la industria han llevado a que frigoríficos de gran porte hayan crecido”, dado que “han invertido en innovación para entrar en el mercado de alta exigencia”. Por el contrario, los “otros han quedado por el camino, trabajando como mataderos o grandes carnicerías”.
Asimismo, subrayó que detrás de otros malos resultados está simplemente una mala “gestión de las plantas”, o la afectación de mecanismos como el de la importación de carne por parte de grandes abastos, que antes, por lo general, recurrían a los frigoríficos menores. Teniendo esos elementos como principales responsables de la situación del sector, Cardozo explicó que se vio con buenos ojos la medida anunciada por Fratti por “el fundamento” que usó. Sin embargo, el representante sindical dejó en claro que “no es la solución de fondo a corto plazo”.
Más allá de eso, interpretó la medida como modo de marcar presencia y alertar que a esta “altura del año” se proyecta que se terminará anualmente exportando en pie el doble de animales prontos para faena. “Fratti sabe que no va a salvar ningún frigorífico con esta medida, pero creo que la señal estuvo bien”, concluyó. De todas formas, indicó que 40.000 cabezas –lo que se proyecta que sea exportado en pie en ganado pronto para faena– puede ser “la faena de un año de los frigoríficos menores”.
¿Una afectación de los precios?
El presidente de la Asociación de Consignatarios de Ganado, Otto Fernández, explicó a la diaria que, en lo que respecta a la exportación de ganado en pie, el ganado pronto para faenar representa una cifra “muy insignificante”, dado que se usa la categoría para “completar barcos” que van principalmente repletos de terneros.
“Lo que más estuvo en cuestión fue la señal, más que lo que la medida podría impactar para un lado o para el otro”, explicó Fernández, haciendo referencia al posible impacto en los precios o en la situación de la industria. En cuanto al peso de la “señal”, el representante de los consignatarios puntualizó que el “temor del productor” está en la posible falta de “reglas claras”.
“Hace muchos años que no se les hacía ningún cambio a los permisos de exportación, entonces todo eso genera un ruido, una desconfianza en el sector”, consideró Fernández. Detalló, asimismo, que el mercado de la exportación en pie “está firme”, aunque “no en crecimiento”, dado ciertas oscilaciones que se han dado en los últimos años.
Más allá de eso, Fernández remarcó que se trata de un espacio de comercialización que para el productor es “muy importante” porque cuando los valores “están alineados con el mercado interno” se genera una competencia que “lo que hace es fijar un piso de precio que al productor le da tranquilidad”.
El exministro de Ganadería (2020-2021) y expresidente de la FR Carlos María Uriarte dijo a la diaria que “son señales muy negativas” las que puso sobre la mesa Fratti porque “quitan transparencia y predictibilidad” para los agentes que “tienen que prometer una entrega en determinado momento”. “Hay una dualidad de la señal que está llegando del gobierno, que persiste y que se debe corregir a la brevedad”, planteó sobre la situación.
En cuanto al argumento de que se trata del apoyo a la industria, y concretamente a los trabajadores en seguro de paro, Uriarte recordó que, por la forma de trabajo de la actividad, el seguro de paro se utiliza “comúnmente”. “Hoy la industria está pasando un excelente momento, porque los precios son muy buenos”, dejó claro.
Por su parte, Andrés Berterreche, exministro y exsubsecretario de Ganadería (2008-2010), dijo a la diaria que prefiere que los “productos salgan industrializados” a partir de un “sector industrial desconcentrado”. Sin embargo, en el escenario actual de la industria frigorífica, con “un nivel de concentración importante”, la venta del ganado en pie “es una válvula de escape” que permite “tener alguna referencia de lo que son los mercados del exterior”.
“Verdaderamente no debe ser un método permanente el de vender ganado en pie, pero es una buena válvula de escape, porque los niveles que hay no son significativos en general”, consideró Berterreche. Sobre la medida tomada por Fratti, indicó que se trata de una acción que “difícilmente pueda abrir algún frigorífico que esté cerrado”; sin embargo, valoró la discusión generada para poner sobre la mesa una revisión de la “concentración” de los mercados y no “solamente en la industria”, sino también a nivel de tierras.