Ayer salieron los primeros vuelos desde Brasil rumbo a La Habana que al 12 de diciembre habrán transportado a los 8.439 médicos cubanos que trabajan en el programa Más Médicos. Este programa comenzó a ejecutarse en 2013, fruto de un acuerdo entre los gobiernos de Brasil y Cuba con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para suplir la carencia de médicos en zonas alejadas y de extrema pobreza en el territorio brasileño; cuenta con 18.240 médicos distribuidos en 4.000 municipios y 34 distritos sanitarios especiales indígenas.
A pocos días de haber sido electo presidente, Jair Bolsonaro, condicionó la continuidad del programa, creado por Dilma Rousseff, a la aplicación de un “test de capacidad” de los profesionales, exigió que el gobierno cubano le pagara 100% del salario a sus médicos (de los 11.000 reales mensuales que le paga Brasil al gobierno cubano por profesional, los médicos reciben la tercera parte) y que tuvieran libertad para llevar a sus familias. El Ministerio de Salud de Cuba no aceptó las condiciones y ordenó el regreso de los cubanos.
El Ministerio de Salud brasileño abrió el miércoles las inscripciones para ocupar 8.517 puestos; ayer al mediodía el ministro, Gilberto Occhi, anunció que se habían ubicado 2.209 médicos (un tercio de los que se habían registrado por la web) que están inscriptos en el Consejo Regional de Medicina de Brasil o que revalidaron sus títulos extranjeros, que son quienes tienen prioridad.
Según informa OPS-Brasil, hay evidencia científica que demuestra el impacto del programa en la mejoría de la salud de los brasileños; por ejemplo, la cobertura de atención básica en más de 1.000 municipios aumentó de 77,9% a 86,3% entre 2012 y 2015, al tiempo que las internaciones evitables cayeron de 44,9% a 41,2%. Integrantes de OPS-Brasil informaron a la diaria que “los médicos cubanos que han trabajado en Brasil son profesionales con más de diez años de práctica clínica en su mayoría, experiencia internacional en una o más misiones y especialización en medicina general integral”. Añadieron que en una encuesta que hicieron la Universidad Federal de Minas Gerais y el Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas a 14.000 personas, 95% dijo estar satisfecho con el programa y con el desempeño de los profesionales, incluso de los cubanos.
Mirada a largo plazo
“Para la Sociedad Brasileña de Medicina Familiar y Comunitaria [SBMFC] la salida de los médicos cubanos va a causar un enorme perjuicio a la asistencia de un número muy grande de personas, aproximadamente 24 millones”, expresó, en diálogo con la diaria, Daniel Knupp, presidente de la SBMFC. Knupp, estuvo el fin de semana en Colonia del Sacramento, en donde participó en el congreso uruguayo y del Cono Sur de medicina familiar y comunitaria, junto con delegados de las sociedades de esta especialidad de Argentina, Chile y Uruguay. Incluso, mencionó que no está claro que puedan continuar los médicos brasileños formados en el exterior que no han revalidado sus títulos.
En una carta abierta que publicó el miércoles, la SBMFC propuso a las autoridades una solución para suplir la carencia de médicos: consiste en “ampliar la ocupación y los incentivos a los médicos residentes de medicina familiar y comunitaria para que sea posible ocupar esos puestos y suplir el déficit que va a causar la salida de los médicos”, resumió Knupp. Hasta ahora, si los residentes de esta especialidad quieren trabajar en el programa, deben abandonar la residencia, porque los centros en los que se desarrolla el programa Más Médicos no son lugares de práctica. “El programa no fue pensado para conciliar la actividad de formación en residencia y la actividad de asistencia en los servicios de salud. Nuestra propuesta apunta a intentar conciliar eso, que pueda trabajar como médico del programa y al mismo tiempo hacer su residencia, con la estructura necesaria para su formación”, detalló Knupp. La propuesta es que por medio de la colaboración entre los ministerios de Educación y de Salud, las vacantes puedan ser ocupadas por residentes en medicina familiar y comunitaria; los ministerios tendrían que financiar los cargos de residentes (al mismo precio que paga hoy) y de tutores, así como el soporte para desarrollar el programa de residencias.
Según Knupp, la especialización de medicina familiar y comunitaria “da competencias para atender en ese tipo de servicios ubicado en áreas remotas”, porque ofrecen atención integral, saben lidiar con la escasez de recursos y están formados para atender “en todas las áreas, a personas de todas las edades y en todas las etapas del ciclo de vida”.
Con esta propuesta, la SBMFC apunta también al desarrollo de la especialidad porque, al igual que ocurre en Uruguay, no son muchos los médicos que optan por ella: “La medicina familiar y comunitaria es menos atractiva porque desde el punto de vista del mercado tiene menos remuneración si se compara con otras especialidades, como oftalmología y cirugía plástica”, explicó Knupp, que dijo que cada año se abren en Brasil 3.000 plazas de residencias en medicina familiar y comunitaria, pero sólo se ocupan alrededor de 30%. La beca que recibe un médico residente es la cuarta parte de lo que ganan los profesionales del programa Más Médicos.
Para Knupp, las políticas neoliberales que se anuncian pueden ampliar las limitaciones interpuestas por el presidente Michel Temer, que congeló el presupuesto por 20 años. Ante las grandes carencias, Knupp recomendó fortalecer el primer nivel de atención –en lugar del hospitalario– y el sistema público, en lugar de financiar, indirectamente, los seguros privados de salud.