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Lucía Delgado, ayer, en el Ministerio de Salud Pública.

Foto: Pablo Vignali

Mortalidad por cáncer en Uruguay aumentó menos de lo esperado

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Se calcula que entre 1990 y 2016 se evitaron 14.000 muertes por esta causa.

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En el Día Mundial contra el Cáncer, las autoridades sanitarias rindieron cuentas ayer de cómo se está trabajando para prevenir la incidencia y la mortalidad por esta enfermedad, que es la primera causa de muerte en mujeres en Uruguay y la segunda en hombres (después de las cardiovasculares). Los datos presentados son alentadores; de acuerdo a la información que surge del Registro Nacional de Cáncer, las políticas impulsadas en las últimas décadas desaceleraron la tendencia esperada de mortalidad por cáncer: cerca de 4.500 hombres murieron en 2016, más que en 1990, cuando habían muerto alrededor de 4.000, y en ese entonces se esperaba que 26 años después fallecieran más de 5.000 varones por esa causa.

En 1990 habían muerto 2.300 mujeres de cáncer, y en 2016 fallecieron más de 3.500, pero la proyección sobrepasaba las 4.000. Lucía Delgado, profesora de la Cátedra de Oncología y responsable del Programa Nacional del Cáncer, afirmó que respecto de las proyecciones de 1990, la mortalidad por cáncer cayó 18,2% en varones (se estima que se evitaron 10.000 muertes) y 13,2% en mujeres (4.000 casos menos de lo esperado) en estos 26 años. El descenso es menor en mujeres porque si bien descendió la mortalidad por cáncer de mama y de útero, ha crecido la mortalidad de otros cánceres, como el de pulmón, a raíz del aumento del tabaquismo de las mujeres. Delgado destacó que Uruguay ha logrado mantener a raya la incidencia del cáncer, mientras que en los países subdesarrollados hay “un incremento importante y progresivo”.

Las autoridades apuestan a la prevención de los principales factores de riesgo –tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, sobrepeso, dieta no saludable y falta de actividad física– que permitirían evitar entre 30% y 50% de los cánceres, y a la detección temprana. En esto último, se ve el resultado de las “políticas de Estado”, tal como dijo Álvaro Luongo, presidente de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer (CHLCC) y director del Instituto Nacional del Cáncer. El especialista sostuvo que el descenso en la mortalidad por cáncer de mama está relacionado con el despliegue de mamógrafos que inició la CHLCC hace 30 años. Delgado mostró que entre 2005 y 2009 apenas 39% de los cánceres de mama se descubrían en el primer estadio de la enfermedad, y que en el período 2009-2013 se logró que se detecte en esa etapa inicial 47,5% de los casos. Aún 9% se detectan en el cuarto estadio –el peor–. En 2017 se pactaron metas asistenciales con las instituciones de salud para mejorar la cobertura de estudios de tamizaje para detectar cáncer de mama (mamografía), de colorrecto (test de sangre oculta en la materia) y de cuello uterino (papanicolau), y para aumentar el acceso a tratamientos en caso de que esos estudios descubran la enfermedad.

Con respecto a los tratamientos, Alicia Ferreira, directora del Fondo Nacional de Recursos, explicó que de los 8.000 tratamientos anuales con medicamentos de alto precio que cubre el FNR, 2.500 son por cáncer. Destacó que en diciembre se incorporaron dos fármacos para cáncer de próstata y melanoma. La incorporación de medicamentos se basa en una metodología de priorización que se aplica en otros países que también cuentan con financiamiento universal de medicamentos –países europeos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, detalló Ferreira– que contempla el valor clínico agregado del fármaco (tiempo de sobrevida), el problema de salud que atiende, el impacto presupuestal y, también, la demanda.

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