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Avenida 18 de Julio durante su peatonalización, en Montevideo (archivo, mayo de 2020).

Foto: Javier Calvelo, adhocFOTOS

Transmisión comunitaria de la variante Delta generaría una nueva ola de casos pero con menor impacto, estiman científicos

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Se mostraron a favor de la reapertura de actividades de forma progresiva y monitorizada.

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Leído por Lola Livchich Melone.
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El presidente de la República Luis Lacalle Pou aseguró el lunes que Uruguay va “rumbo a establecer el cese de la emergencia sanitaria en el mediano plazo” y anunció la reapertura gradual de las fronteras, algunas flexibilizaciones para la Noche de la Nostalgia y la habilitación de público para el partido que jugará Peñarol el 18 de agosto por la Copa Sudamericana.

En paralelo, si bien distintos actores de la comunidad científica se mostraron a favor de la reapertura de actividades de forma progresiva y monitorizada, advirtieron que resulta inevitable que la variante delta comience a circular de forma comunitaria. Esta variante de riesgo, que es originaria de India e ingresó a Uruguay en julio a través de casos importados, es más virulenta, se transmite más rápido y durante más tiempo en comparación con otras variantes, explicó a la diaria Victoria Frantchez, profesora adjunta de la cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar). En concreto, es 60% más transmisible que la variante Alfa (británica). Además, el suero de pacientes infectados previamente con la P1 tiene una capacidad reducida para neutralizar la variante Delta, lo que significa que los casos de reinfección son posibles. También aumenta el riesgo de hospitalización, fundamentalmente en personas no vacunadas y con varias comorbilidades. Pese a esto, Frantchez afirmó que la vacunación continúa siendo “la medida más importante”, ya que sigue protegiendo de los casos graves y de muerte.

Bajo este escenario es que Daniel Herrera, licenciado en bioquímica e integrante del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de covid-19 (Guiad), señaló a la diaria que “cuando inevitablemente la Delta se convierta en la principal variante circulante, muy probablemente va a generar un cambio en la dinámica de la epidemia”. Para Herrera, “es muy probable que crezcan los casos” y que Uruguay atraviese “algún tipo de nueva ola”.

Natalia Rego, integrante del Grupo de Trabajo Institucional en Vigilancia Genómica de SARS-CoV-2, opinó en la misma línea, y añadió: “Es muy difícil saber cuánto va a aumentar, y lo que es más difícil todavía es saber si eso va a arrastrar o no al crecimiento de decesos de nuevo”. La investigadora del Institut Pasteur puntualizó que, en caso de ocurrir, esto no quiere decir que se alcancen otra vez los valores que se registraron en meses anteriores. No obstante, reparó que, si la transmisión vuelve a crecer y mantenerse alta en otro período, Uruguay quedaría “muy expuesto” a que con cualquier otro cambio ‒como por ejemplo la acumulación de nuevas mutaciones en la propia Delta‒ la situación pueda tornarse otra vez “compleja”. Rego estimó que “es cuestión de muy pocas semanas” para que se detecte la circulación comunitaria de la variante delta. “Una vez detectada, en un mes habrá un cambio como el que vimos con la P1, que nosotros la detectamos inicialmente en febrero y a fines de abril ya comprendía más del 80% de las muestras”, explicó.

Impredecible

Exintegrantes del grupo de Datos del Grupo Asesor Científico Honorario afirmaron a la diaria que “no se puede predecir” el impacto que tendrán las nuevas medidas comunicadas por el gobierno porque “hoy la movilidad no acompaña igual que antes a los contagios”.

Herrera, en consonancia, puntualizó que es “muy difícil” atribuirle “un efecto específico a cada medida”. A su vez, indicó que también se debe tener en cuenta el comportamiento de la gente por fuera de las medidas y el efecto psicológico que generan los nuevos anuncios. “Dan esa sensación de que la situación está mejor, que ya se pueden hacer más cosas y la gente también lo traslada a otros ámbitos”, comentó. Esto puede ajustar la percepción de riesgo de la gente, aunque, a su juicio, es “totalmente impredecible”, teniendo en cuenta, por ejemplo, que los ómnibus ya hacen sus recorridos llenos de pasajeros. El integrante del Guiad consideró que no hay “mucha alternativa” con relación a la flexibilización de las medidas. “Se puede discutir un poco cuáles, cómo o si hay que bajarles la intensidad o sacarlas directamente, pero es el camino inevitable”, expresó.

El licenciado en bioquímica subrayó que se debe enfatizar en que aquellos eventos a los que asistan un número importante de personas ‒y, por lo tanto, se mezclen varias burbujas‒ se hagan en lo posible al aire libre o en lugares con mucha ventilación. Al respecto, recordó el reporte 8 del Guiad, en el que se analizan eventos de supercontagio alrededor del mundo, donde se producen decenas o cientos de contagios, y se encuentra que estos ocurren casi exclusivamente en lugares cerrados y con mala ventilación. “Este virus se propaga en buena medida en algunos eventos en los que se contagian muchas personas. Por eso, es bueno no darle la oportunidad al virus de contagiar a muchas personas en un mismo momento”, manifestó.

Para Rego, una de las dificultades más grandes es que actualmente Uruguay no tiene punto de comparación. Su situación es particular: por un lado, sumado a la alta tasa de vacunación ya existente, es pionero en la implementación de la tercera dosis de Pfizer a los vacunados con Coronavac y, por otro lado, recientemente lo pasó “por arriba” la P1, lo que hace que sume “la inmunidad adquirida por infección, que también es muy reciente”. Pero, en este escenario, también advirtió que “la inmunización de la tercera dosis va a ser casi al mismo tiempo en que se disemine la Delta”. Por este motivo, la investigadora del Institut Pasteur opinó que hubiese preferido que se esperara un poco más a avanzar con la dosis de refuerzo y empezar a ver cómo impacta la variante Delta en el país antes de implementar nuevas medidas. “Pero este comentario lo hago pensando exclusivamente en el impacto sanitario y no estoy teniendo en cuenta el aspecto económico o la presión de determinados grupos, por ejemplo”, aclaró.

Tetris

Fuentes de la salud dijeron a la diaria que, por la experiencia en clínica y el diálogo que han mantenido con pacientes que han viajado en este último tiempo, “da la impresión” de que los cuidados con relación al aislamiento y otras medidas como el PCR que debe realizarse a los siete días de haber llegado a Uruguay dependen de la voluntad de cada persona, ya que no hay un seguimiento estricto por parte del Ministerio de Salud Pública (MSP). En este sentido, otras fuentes vinculadas al tema recordaron que en distintos países de Asia y Europa hay un control estricto a través, por ejemplo, de los celulares, mediante los cuales se controla la ubicación de cada uno de los habitantes, que hacen que el denominado tetris (testeo, rastreo y aislamiento) funcione a la perfección. “Es claro que acá no funciona así, pero no sabemos muy bien qué está pasando o qué tan lejos se está de ese tetris ideal”, manifestaron.

Consultada al respecto, Rego indicó que lo ideal sería que, aunque aumenten los casos por la combinación de nuevas medidas más la diseminación de Delta, Uruguay se mantenga en zona tetris o al menos se pueda volver a ella rápidamente. “Idealmente deberíamos mantenernos en un equilibrio de número de casos en el cual la positividad sea menor a 4% y así el tetris se pueda realizar”, añadió. El número mágico para el tetris era 200 casos diarios en 2020, recordó Rego. “Pero habría que ver cuál sería ese número ahora”, sostuvo.

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