“Lo más preocupante es que la evolución marca que no empezamos a disminuir el problema: está cada vez peor”, afirmó a la diaria el director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), Felipe Paullier, a propósito de la cantidad de suicidios en los últimos años. Dijo que no hay que mirarlos aisladamente, tomar una foto y sacar conclusiones, pero si se ve la evolución, el panorama no es tan alejado del que podría pensarse a primera vista: según informó El Observador con base en datos del Ministerio de Salud Pública (MSP) de 2021, el año pasado se suicidaron 758 personas en el país, la cantidad más alta hasta ahora, incluso más que durante la crisis de 2002.
Asimismo, la tasa de suicidios en la población de entre 25 y 29 años también aumentó, y pasó de ser de 29 cada 100.000 habitantes a más de 36. Paullier explicó que la evidencia de distintos países mostró que “durante los períodos de confinamiento disminuían los suicidios, pero una vez que la vida volvía a la normalidad o a la relativa normalidad, se veía un aumento del pico de los casos; eso pasó acá en Uruguay también”.
En cuanto a la adolescencia y la juventud, para Paullier, “sin duda la pandemia debe de haber tenido un impacto importante”, porque se está “en una etapa de crecimiento, en la que la construcción de vínculos y la socialización es uno de los aspectos más importantes para poder transitarla de manera sana y saludable”. En esa línea, “el haber estado impedido de recurrir y de estar en los centros educativos con otros pares naturalmente tuvo un impacto”. Aún así, uno de los “desafíos”, dijo, es acercarse “a la causa, porque estos datos no se explican sólo por la pandemia; hay algo más de fondo para entender el por qué”, sentenció.
En ese marco, y en el de que “la evolución es cada vez peor”, el INJU lanzará una campaña de tres meses para prevenir el suicidio en la población adolescente y joven. “No estamos haciendo transformaciones positivas sobre este tema y es por eso que la proactividad viene por ahí”, señaló.
El año pasado ya estaban trabajando de forma interinstitucional en la Comisión Honoraria de Prevención del Suicidio, junto con el MSP, el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Educación y Cultura. En ese marco es que se aprobó una estrategia nacional de prevención del suicidio para el quinquenio, en la que, entre otras acciones, hay un capítulo específico para las adolescencias y la juventud.
Desde esa base es que a partir del 27 de julio hasta octubre desarrollarán más de 200 talleres en todos los departamentos del país, según narró Paullier. Las acciones estarán lideradas por el INJU, pero también participan otros organismos estatales, de la mano del marco conceptual que les brinda Unicef.
El foco de la campaña
Paullier especificó que el centro estará en la franja etaria de 15 a 19 años y se trabajará no sólo con los propios adolescentes sino con distintos referentes para que también puedan trabajar con ellos. Según afirmó el director, se desarrollarán en varias localidades, y también se replicarán en todos los centros del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) y en “algunos” del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU).
En cualquiera de los casos, Paullier explicó que si bien la campaña tiene “un objetivo y nace de un diagnóstico”, el foco estará en “lo psicoemocional”. Para desarrollar lo que ello implica, contextualizó con que “hay una situación con el género muy marcada: 80% de los suicidios se producen en hombres. Si bien las mujeres lo intentan más en algunas poblaciones en el caso de los números de suicidios pasa eso”.
Por tal razón, desde los grupos de trabajo comenzaron a pensar “en la causa, y nosotros estamos convencidos de que hay una sociedad en la que es más difícil para un hombre poder expresarse o incluso dar un llamado de atención. Eso tiene que ver con una visión tal vez machista”, afirmó.
El foco en lo psicoemocional, entonces, parte de que “entendimos que era clave trabajar en cómo manejar las emociones, el temperamento, qué es lo que siento”, además de que, a partir del diálogo con los jóvenes, “ellos plantean una necesidad principal, que es la escucha, y ahí es importante también poder uno conocer qué es lo que le pasa para después expresarlo”.
Como línea transversal, el director del INJU aseguró que la campaña toma el “paradigma” planteado en la ley de salud mental, en el que se concibe la “salud mental en un término integral, que es el de evitar la estigmatización, ir desde lo comunitario y lo social, y no específicamente desde lo sanitario”. En ese marco, dijo estar “100% de acuerdo con lo que plantea la ley” respecto del “modelo y el enfoque”.
Consultado sobre la influencia de la falta de presupuesto de la ley desde hace cinco años, Paullier señaló que “hay que ser autocríticos en el impacto o la velocidad con la que está transitando la implementación de esta ley, que fue muy innovadora en algunos aspectos, que hubo un gran consenso de todas las partes respecto del camino y del modelo, pero que notoriamente es difícil transitarlo en el corto plazo, y más en dos años en los que todo el sistema de salud puso el foco en atender una pandemia”. En ese entendido, el director del INJU concluyó que, “sin duda, igual hay un camino muy largo por recorrer”.