Desde este martes quedó habilitada en la página web del Fondo Nacional de Recursos (FNR) la opción de solicitar la financiación de la neuromodulación cerebral, un procedimiento avanzado que si bien no cura, permite una mejora en la calidad de vida de los pacientes ya que “disminuye significativamente los síntomas de enfermedades que afectan el desarrollo motor”, explicó, en diálogo con la diaria, Humberto Prinzo, jefe del equipo de Neurocirugía Funcional y Estereotaxia del Hospital de Clínicas.
El proceso consiste en la instalación de un marcapasos subcutáneo que se conecta con un electrodo que se debe implantar en el cerebro, en un núcleo que mide dos milímetros. Se podría definir como un “marcapasos cerebral” que consta de un electrodo y un generador. El implante de electrodos se realiza con una neurocirugía “de alta complejidad”. “Los electrodos permiten generar un campo magnético para modular el funcionamiento de las neuronas” alteradas por la enfermedad.
El principal beneficio del tratamiento es que logra “el control motor”. Aun así, a veces también disminuye algunas dificultades que “acompañan la enfermedad”, por ejemplo, cuadros de obsesión, manías y otros síntomas que “no abarcan la esfera motora”. Incluso pacientes que presentan alteraciones que son interpretadas como “trastornos psiquiátricos leves” suelen obtener “grandes beneficios”, agregó Prinzo.
En Uruguay la neuromodulación mediante implante se realiza siguiendo un protocolo y está a cargo de profesionales del equipo de cirugía de Parkinson y movimientos anormales del Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas desde 2007. Hasta este año el procedimiento se financió por diferentes medios, los últimos años se hizo mediante recursos de amparo.
El proceso se divide en etapas: la preselección de los pacientes, la evaluación prequirúrgica, la cirugía, y el seguimiento posoperatorio. A partir de ahora el FNR brindará cobertura financiera para todas las etapas del programa a pacientes con Parkinson y distonías que cumplan algunos requisitos referidos a cada una de las etapas.
Parkinson y distonías
Según Prinzo, la principal diferencia entre el Parkinson y las distonías es su origen. Mientras que el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa de la que “no se conoce su causa”, las distonías tienen “una base genética que produce una alteración del movimiento”.
Según la Asociación Uruguaya de Parkinson en Uruguay, hay “entre 7.000 y 8.000 personas diagnosticadas” y la edad promedio es de 72 años. Al tratarse de una enfermedad neurodegenerativa, la calidad de vida del paciente se deteriora progresivamente.
Los síntomas motores suelen ser frecuentes, variados y combinables, entre ellos el temblor, la rigidez muscular y la lentitud de movimientos. Entre los síntomas no motores se encuentran las alteraciones comportamentales y cognitivas.
Si bien aún no hay una cura definitiva para la enfermedad, lo que se suele hacer por medio de los medicamentos, el tratamiento más usado por quienes padecen Parkinson, es estabilizar los niveles de dopamina en el cerebro. Otro de los beneficios de la neuromodulación cerebral es que en muchos casos permite disminuir la dosis farmacológica de cada paciente.
En tanto, la distonía es el tercer trastorno del movimiento más frecuente luego del temblor esencial y la enfermedad de Parkinson. Implica contracciones musculares “sostenidas o intermitentes”, que suelen provocar movimientos “involuntarios” con patrones repetitivos y posturas anormales relacionadas con la cocontracción de los músculos.