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Martín Lema y usuarios en la inauguración de una casa comunitaria el viernes, en el centro de Montevideo.

Foto: Alessandro Maradei

La primera casa comunitaria autogestionada por personas que estaban en situación de calle y con padecimientos de salud mental es una realidad

4 minutos de lectura
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Allí viven diez personas, es un proyecto que Radio Vilardevoz le presentó a la Comisión Intersectorial en Salud Mental y finalmente se ejecutó con el apoyo económico del Mides.

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Leído por Andrés Alba.
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En una casa ubicada a pocas cuadras de la avenida 18 de Julio, todo es alegría, ansiedad y esperanza porque hace aproximadamente 20 días conviven allí diez personas que estaban internadas en el Hospital Vilardebó de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), en situación de calle, a la intemperie o asistiendo a algún refugio del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Además, varios de ellos son integrantes de Radio Vilardevoz, la organización que presentó el proyecto que hoy es una realidad, a la Comisión Intersectorial en Salud Mental, creada en el marco de la ley 19.529 de Salud Mental.

El lugar está ordenado y cuidado, cada espacio tiene objetos personales que demuestran la apropiación del sitio. En la cocina hay olor a comida recién hecha porque la casa cuenta con un cocinero, en varias paredes hay cuadros con frases que apuntan al agradecimiento, las experiencias y la desmanicomialización de la salud mental.

“Fue un proyecto que me generó mucha ansiedad y mucha expectativa”, expresó a la diaria Willy, integrante de la radio y habitante de la casa. Acotó que él era “uno de los que decía que hasta que no viera el pescado en el anzuelo” no iba a poder creer que lo de la casa “iba a pasar”. Luego de vivir 11 años en un refugio, “me tenía cansado el sistema, no podía más, quería poder volver a decir ‘voy para casa’ sin horario”, también “bañarme a la hora que yo quiero”, sostuvo.

En cuanto a la espera y al proceso, que fue de seis meses desde que el Mides les comunicó que el proyecto sería una realidad hasta que se habitó la casa, contó que “los días pasaban y parecía que concretarlo se alejaba cada vez más”, pero, finalmente, ahora que “ya hace 20 días que estamos conviviendo acá”, si bien “no es fácil porque la convivencia no lo es”, nos “estamos conociendo”, comentó.

A su vez, celebró que la casa es “una prueba” de que la Ley de Salud Mental se está cumpliendo y que eso también significa una “responsabilidad” para que la primera casa sirva para generar “nuevos centros alternativos”.

Cecilia Baroni, psicóloga e integrante del Frente Antimanicomial y de Radio Vilardevoz, contó a la diaria que el último día de diciembre de 2022 llamaron a la radio desde el Mides, que fue “el ministerio que tomó la posta” para confirmar la aprobación del proyecto, que es parte de los varios dispositivos alternativos que se han abierto en los últimos años, algunos en conjunto con ASSE, pero todavía no había una casa comunitaria “con baja densidad técnica” que apostara al proceso individual y a su vez colectivo de quienes habitan el espacio, que son, por ejemplo, “personas con múltiples padecimientos psiquiátricos”.

Baroni detalló que la casa se alquiló “en conjunto” al igual que todo el proceso porque “era importante” que las diez personas “entendieran que tendrían su espacio”. Ahora “estamos acompañando” en que “potencien muchos hábitos que han perdido por no tener sus cosas”, también apoyamos los proyectos individuales y colectivos. “Parte de salir de la situación de calle tiene que ver con tener un techo, proyectos, amigos y condiciones de vida dignas”, opinó.

El Mides apoya el proyecto a través del pago del alquiler de la casa, que por el momento tiene contrato a dos años, y además financia alimentos y la contratación de dos psicólogos y de dos personas más que pueden ser usuarios del Mides o de algún dispositivo de salud mental. De hecho, lo son, esas contrataciones fueron una salida laboral para dos personas del colectivo Vilardevoz en dos funciones distintas, uno como cocinero de la casa y el otro gestionará un centro cultural que próximamente funcionará en el primer piso del lugar. En la casa también participa la Facultad de Psicología con una práctica de grado para sus estudiantes.

El centro cultural tendrá cupos y dará prioridad a personas que estén en situación de calle y quieran asistir, además estará abierto a la comunidad y la idea es que lo puedan gestionar los habitantes de la casa.

Baroni comentó que en los pocos días de convivencia que llevan se ve que “se sienten, se manejan, y hasta se visten diferente”. Agregó que “la salud mental se dirime en la vida cotidiana” y que “ojalá el proyecto sirva para que el Mides pueda revisar sus lógicas y cambiar” porque en los refugios “si alguien se pelea por algún objeto seguramente esa noche se queda en la calle”, eso en la casa “no va a funcionar así” porque siempre hay alguien para mediar y los habitantes han aprendido a hacerlo.

“Se precisa plata para todo esto, siempre hicimos todo a pulmón”, agregó. Para Baroni, “cuando uno tiene plata para llevar adelante los proyectos, se nota”. Por último, dijo que la idea es que más adelante los habitantes de la casa generen “sus propios fondos”, algo que ya comenzaron a hacer porque una de las personas trabaja, a lo que también sumarán fondos que se generen a partir de sus propios proyectos, y que luego les permitan pagar el alquiler y sostenerse. “Queremos fomentar que luego puedan vivir sin ayuda del Estado”, concluyó.

Escuchar y seguir

El titular del Mides, Martín Lema, visitó la casa. En la recorrida expresó a la prensa que “la idea es dar un abordaje integral” que incluya el resguardo habitacional, la atención de la salud mental y “una etapa didáctica” que tiene que ver con “formación para ayudar a generar salidas laborales”.

Agregó que el aporte del Mides en este proyecto es en conjunto con la radio, y que es una iniciativa que “da respuesta”. A veces “se nos pregunta mucho por el Plan Invierno”, pero cuando el invierno termina “hay gente que sigue en la misma situación y entendemos que estar a la intemperie no es una situación pensada para ninguna persona y para ninguna época del año”, finalizó.

Por su parte, Alfonso Arocena, integrante del equipo de salud mental de la Dirección Nacional de Protección Social del Mides, dijo a la diaria que el proyecto es uno de los tantos que el ministerio evalúa en el marco de tratar la salud mental y adicciones, y que si bien deberían ser temas que le competan “a todos los ministerios”, en este caso el Mides “entendió que lo involucra directamente” y por ello generó el apoyo. Acotó que a la casa “la hace única” que sea un lugar que promueve la autonomía, la participación de una manera “innovadora y particular” y el impulso de quienes la habitan.

Sobre la posibilidad de replicar este tipo de dispositivos consideró que por el momento hay otros que si bien no son iguales “replican una lógica semejante”. De todas maneras aseguró que se apela a que “en todos los dispositivos haya los mayores niveles de autonomía posibles”. Que la casa se replique “es viable” pero que se pueda ejecutar “también depende” de otras cosas, por ejemplo, que las personas se puedan adaptar a este formato porque “no todas las personas en situación de calle, adicciones o problemas de salud mental pueden adaptarse a esto”, sostuvo.

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