Este viernes se conmemora el Día del Bastón Verde, la principal herramienta de apoyo para la movilidad de las personas con baja visión, un tipo de discapacidad visual muy frecuente pero poco conocida. Si bien no equivale a la ceguera, es decir, la persona no experimenta pérdida total de visión porque al menos puede detectar luz y oscuridad, puede generar las mismas dificultades.
En diálogo con la diaria , Carina Infantozzi, integrante de la comisión directiva de la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay (UNCU), explicó que esta condición, dentro de la discapacidad visual, implica algún tipo de remanente de visión que se manifiesta en distintos grados, desde leves hasta graves.
Desde lo funcional, señaló, “se puede vivir como la ceguera porque no permite hacer cosas como leer, distinguir colores o formas”, entre otras. Aclaró que para detectar la baja visión no siempre alcanza con un examen oftalmológico básico, ya que una persona puede identificar letras por el contraste con el fondo, pero si esas mismas letras estuvieran sobre un gris claro y no sobre blanco, ya no las percibiría.
En algunos casos, la baja visión se presenta como visión tubular, lo que genera una pérdida de la visión periférica y deja a la persona con un campo visual muy reducido, que puede llegar a ser mínimo y producir desorientación. El origen puede ser congénito, aunque también aparece con el avance de la edad, a raíz de intervenciones quirúrgicas en órganos cercanos, de otras patologías -como la esclerosis múltiple- o de un accidente.
En Uruguay no se cuenta con un registro de la cantidad de personas con baja visión, pero se sabe que está subdiagnosticada. “Sobre todo con el paso del tiempo, hay quienes pierden la capacidad de ver o de leer, y se quedan en eso; al no tener un diagnóstico, no acceden a ninguna herramienta y se limita su vida. A veces también es difícil aceptarlo”, agregó Infantozzi.
Por sus distintas manifestaciones, la baja visión -que no tiene cura- requiere diversos tipos de rehabilitación. La herramienta principal es el bastón verde, que en Uruguay y en otros países identifica a este tipo de discapacidad visual. Fue creado en 2002 por Perla Mayo, una maestra uruguaya radicada en Argentina.
“Cuando quienes tenemos capacidad visual reducida usamos el bastón para ciegos, genera confusión, porque tal vez alguien nos ayuda en la calle y luego nota que vemos ciertas cosas. Para evitar estas situaciones, Mayo creó un bastón específico que se utiliza, al menos, en la región”, explicó Infantozzi.
Las principales dificultades que enfrentan las personas con baja visión están vinculadas con la movilidad, porque no pueden reconocer obstáculos en veredas, calles y cruces. “Es importante que la ciudad tenga condiciones de seguridad y de fácil acceso, que todos sabemos que no las tiene y está cada vez más complicado”. También representan problemas los vehículos estacionados en las veredas, las mesas de restaurantes y los tachos de basura.
La accesibilidad puede mejorar con recursos como braille, iluminaciones adecuadas que reduzcan el aturdimiento visual y cartelería de alto contraste, que facilita la visión. También hay carencias en el sistema de salud. “Una de las cosas a las que nos enfrentamos ante el diagnóstico es que muchas veces no te derivan, porque no es algo que se solucione con unos lentes o con una intervención”, sostuvo Infantozzi.
Recordó que, además de la UNCU, existe el centro de rehabilitación para personas con discapacidad visual Tiburcio Cachón, donde se lleva adelante un proceso de rehabilitación que enseña a usar el bastón y otras herramientas de guía, así como a realizar actividades cotidianas. También es un espacio para compartir con otras personas en la misma situación, lo que ayuda a comprender que “se puede y que hay una vida luego de asumir la dificultad”. La derivación a un especialista en salud mental “para aceptar la discapacidad y transitar el duelo” es igual de importante, manifestó.
Se puede contactar a la organización a través del 2903 3022 o por el correo electrónico uncu@uncu.org.uy.