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Diarios mal conservados, ayer, en la Biblioteca Nacional.

Foto: Mariana Greif

Trabajadores de la Biblioteca Nacional denuncian falta de personal y hacinamiento de los materiales

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Los trabajadores realizaron una intervención para visibilizar sus reclamos durante la reinauguración de la Sala Infantil y Juvenil.

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Después de 34 años sin un espacio de lectura destinado específicamente a niños, niñas y adolescentes, la Biblioteca Nacional reinauguró este miércoles su Sala Infantil y Juvenil, en un evento en el que participaron autoridades nacionales y académicas. Los trabajadores de la institución, nucleados en la Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional (AFBN), aprovecharon la ocasión para una ocurrente intervención y visibilizar una serie de reclamos laborales por los que se declararon “en nostalgia” el 24 de agosto: entre otros, la falta de personal y el hacinamiento de parte del acervo bibliográfico público más grande del país.

Mientras se desarrollaba el acto protocolar en la sala Maestro Julio Castro, una decena de trabajadores se reunieron en la explanada del edificio ubicado en 18 de Julio y Tristán Narvaja, donde colocaron pizarras en las que habían escrito algunas reivindicaciones y reflexiones (“30 años reclamando un edificio complementario”, “falta personal y se abre un nuevo servicio”, “¿nos siguen contando el cuento?”) y tres de ellos, disfrazados de Capitán Garfio, Pinocho y Athena, de Los caballeros del Zodíaco, entregaron a los transeúntes marcalibros con una proclama escrita a modo de cuento infantil: “Érase una vez una sala infantil, muchos funcionarios y una biblioteca que abría todo el día. Hoy abre sus puertas pero sólo dos veces por semana y pocas horas. Sólo dos funcionarias para todo, sin presupuesto ni objetivos claros”.

La directora del Departamento de Conservación Bibliográfica y vocera del sindicato, Cristina Pandikián, dijo a la diaria que la inauguración de la Sala Infantil y Juvenil es “una de las nostalgias” de los trabajadores, por lo que valoró positivamente la iniciativa, pero insistió en la improcedencia de abrir un nuevo servicio sin contratar nuevos trabajadores. La Sala Infantil y Juvenil funcionará sólo martes y jueves, de 9.00 a 18.00. “Por eso nos movilizamos: cuando yo ingresé, en 1981, éramos 230 funcionarios y ahora somos 80. En cualquier momento cerramos las puertas”, advirtió. En este punto, apuntó también contra “los políticos que dicen que hay demasiados funcionarios públicos”. El sindicato exige un local alternativo para solucionar la falta de espacio, según dijo Pandikián, “desde hace 35 años”. “Si lo pedíamos entonces, imaginate en la situación que está actualmente. No hay lugar para los libros, para las revistas y los diarios, y el hacinamiento es una de las causas del deterioro de los materiales”, explicó.

La hemeroteca es el departamento que está más comprometido por la falta de personal. “En 1981 éramos 66 bibliotecólogos y ya no alcanzaba; ahora somos 16. No hay gente que pueda poner al día la colección”, indicó la dirigente sindical, que definió la situación del sector como un “desmantelamiento”. Hay sólo dos digitalizadores que trabajan a demanda, por lo que no se trabaja con contenido de la biblioteca, sino con pedidos de particulares, y los trabajadores se han enfrentado a la directora de la institución, Esther Pailós, por la tercerización del servicio de encuadernado, que afecta sobre todo a las publicaciones periódicas. “La Biblioteca Nacional tiene mucho material que es único y que no puede salir de la institución, por lo que debería ser encuadernado por encuadernadores nuestros. Corremos el riesgo de perder colecciones por sacarlas”, advirtió, y mostró a la diaria numerosos ejemplares de los diarios La Tribuna Popular, La Mañana y El País atados con hilo de nailon, que se utiliza para señalar que por su mal estado no pueden ser prestados al público.

Pailós respondió a algunos de los reclamos de los trabajadores en una entrevista que brindó días atrás a Montevideo Portal, aunque sus respuestas no fueron de recibo. La jerarca afirmó que las denuncias de los funcionarios no se ajustan a la realidad y que la falta de espacio y de personal es un problema “endémico” en “todas” las bibliotecas. Asimismo, respecto de la aseveración del sindicato sobre la doble función de algunos funcionarios, que actuarían como “jefes” de más de un departamento, Pailós aseguró que “jefe hay uno solo” en cada sección y que lo que se hace es rotar a los directores en los diferentes departamentos para que tengan una “visión macro” de la institución.

Pandikián aclaró que hay buen diálogo con la directora y que sus reclamos “no son en contra de ella, sino a favor de la biblioteca”, y que la situación que denuncian no responde a una mala gestión de su parte, sino del Ministerio de Educación y Cultura, “que no aporta los recursos suficientes”. Sostuvo que “oferta de trabajo hay cantidad”, pero que “no es un lugar atractivo para trabajar debido a los salarios, porque debe de ser uno de los peor pagos”, y añadió que este es un tema de Estado: “Ya estamos convencidos de que la cultura no le interesa a nadie, de ningún color partidario, porque nunca se hizo nada por ella y menos por la Biblioteca Nacional. Siempre fuimos el último orejón del tarro, a pesar de tener la memoria del país, y no se dan cuenta de que la estamos perdiendo cada día”, alertó.

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