Mayo será definitorio para el PIT-CNT, que durante los días 21, 22 y 23 celebrará su XV Congreso, en el que 1.173 congresistas pertenecientes a 67 filiales deberán debatir y aprobar un documento de balance, definir nuevas líneas de acción y designar una nueva dirección política a cargo de su ejecución.
En este contexto, la Mesa Representativa de la central de trabajadores ratificó la semana pasada sus principales detalles, algo que incluyó la presentación de dos documentos políticos en torno a tres ejes: un balance de lo actuado, las perspectivas hacia el próximo congreso, y una evaluación sobre el funcionamiento del PIT-CNT y cómo mejorarlo.
Por un lado, las tres corrientes que comparten la dirección de la central sindical tras un acuerdo alcanzado en el anterior congreso –la Corriente Gerardo Cuesta, En Lucha y Articulación– presentaron un documento, que también votó afirmativamente el presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep), Sergio Sommaruga. Por otra parte, se presentó uno alternativo promovido por la Coordinación de Sindicatos –conocida como “grupo de los ocho”–, una corriente crítica con la conducción actual, que Sommaruga supo integrar y de la que se distanció.
Con las cosas como están, todo parece apuntar a la aprobación del documento de acuerdo, dada la alta proporción de quienes adhieren a las corrientes que lo apoyan. Esto supone, en parte, un logro para la Corriente Gerardo Cuesta, dispuesta a alcanzar los mayores consensos. Sin perjuicio de eso, referentes de otras corrientes anticiparon en diálogo con la diaria que hay decisiones que se deberán laudar durante el congreso, en particular, a la hora de definir la integración de su próxima dirección.
Sommaruga: “No creo que resolver por elecciones genere ninguna tensión”
En diálogo con la diaria, Sommaruga dijo que el documento al que adhirió tiene su origen en una comisión política que la Mesa Representativa votó por unanimidad y que integran seis miembros que responden a “distintas tradiciones, tendencias o sensibilidades”. Según explicó, dentro de esa comisión planteó una tesis sobre cómo “ordenar el debate”, lo que llevó a redactar “un documento común” que contemplara “todas las posiciones que existen en el movimiento sindical sobre los tres ejes temáticos que se van a discutir en el congreso”, postura por la que optó, ya que “en su diversidad [el movimiento sindical] tiene más coincidencias que desacuerdos”.
Según dijo, como consecuencia de esto las bases programáticas del documento comprenden “un giro programático muy interesante”, vinculado a los principales aspectos de “la vida política, económica y social en Uruguay” y su transformación a mediano y largo plazo. También “un balance positivo” del plebiscito de la seguridad social, sobre el que manifestó su satisfacción, aunque dijo mantener diferencias “en cuanto a cómo caracterizar la relación entre el Frente Amplio y el PIT-CNT”, razón por la que se incluyen dos mociones al respecto.
A pesar de eso, consultado sobre su postura de cara al congreso y las posibilidades de llegar a un consenso a la hora de conformar una nueva Mesa Representativa, Sommaruga dijo tener inclinación por el mecanismo del voto secreto como “una forma muy transparente de saber cuál es el valor representacional de cada una de las corrientes”.
También dijo que hay “un obstáculo que no es menor” en torno al número de delegados a integrarla, un tópico en torno al que “hay diferencias muy grandes” entre diferentes corrientes. Para el dirigente de Sintep, la posibilidad de que un solo sindicato pueda llamar a elecciones al estar en desacuerdo dificulta el acuerdo y convierte el voto en un hecho probable.
“No creo que resolver por elecciones sea traumático ni genere ninguna tensión ni ninguna crisis”, consideró Sommaruga, quien definió los comicios como “una forma democrática de resolver la integración de los organismos de dirección” y dijo que una Mesa Representativa eventualmente constituida a partir del voto secreto es una “representación fiel del peso de cada corriente”. En su opinión, “el debate no se tiene que dar únicamente sobre el valor representacional de cada corriente, sino que la Mesa Representativa tiene que representar al mundo del trabajo”.
El dirigente del Sintep dijo no tener problema alguno con buscar acuerdos, siempre y cuando “no tapen las diferencias”. Desarrolló que estas son “fundamentales para que el movimiento sindical cumpla con su tarea prioritaria”, que “no es el internismo”, sino “intentar aportar las soluciones al país para los problemas más dramáticos que sufre la clase trabajadora”.
De este modo, recordó que “resignar posiciones cuando no son de principios” y “considerar que la interna del movimiento sindical está subordinada a su función en la sociedad” parte de “la mejor tradición del movimiento sindical”. “Si nos enroscamos en discusiones internas, lo único que estamos haciendo es, de alguna manera, reducir toda la discusión y el movimiento sindical a un problema de poder”, postuló.
Para José Lorenzo López, la unidad pasa por administrar las diferencias entre las corrientes
José Lorenzo López, secretario general de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) y referente de En Lucha, dijo a la diaria que el acuerdo “no implica más” que “tener un programa en común” que garantice la unidad en relación con “las grandes líneas de acción”. Esto sin perjudicar el “perfil” de las corrientes ni su “manera de entender el movimiento sindical”. “Creemos que esas diferencias se pueden administrar respecto del resto de las corrientes también, y buscaremos cómo podemos administrar esas diferencias en el marco de la interna del PIT-CNT”, sintetizó.
En este contexto, hay dos puntos de contención de interés. En primer lugar, el tamaño de la Mesa Representativa, que desde En Lucha consideran que “debería modificarse y reducirse”, una postura que contrasta con la expuesta por Sommaruga. Según expresó López, el hecho de que el voto dentro de ella no sea ponderado lleva a que “un sindicato que representa a 20.000 o 30.000 afiliados” tenga el mismo poder de decisión que “uno que representa a 1.200”. “Creo que una reducción donde puedan participar todos los sindicatos que quieran, pero no directamente como titulares en las mesas, sino como alternos o como suplentes, le daría una representatividad mayor al órgano de dirección de la central sindical”, evaluó.
En segundo lugar, el retorno a un modelo de dirección a cargo de coordinadores y no uno que divida responsabilidades entre un presidente, un secretario y un vicepresidente, algo que resumió como “una forma de ver de qué manera podría funcionar mejor la superestructura para que nadie tenga un superpoder”, una opinión similar a la de Sommaruga. De todas formas, aclaró que esto no significa que un acuerdo esté fuera de la mesa, ya que no es estrictamente “un tema de principios”, sino “de organización de la dirección”. “No es una cuestión con la que nosotros no podamos acordar”, destacó.
Sin embargo, López consideró que es “imposible que no haya elecciones” a la hora de definir la nueva Mesa Representativa, si bien dijo que no tiene problema con que la dirección de la central sindical sea elegida de esa forma. Consultado sobre si la corriente que representa podría fraguar una alianza con otro sector, remarcó que “está claro que va a tener una presencia en el acto eleccionario si es que termina en eso”, pero aclaró que aún es muy temprano para tales definiciones y que “habrá que verlo en su momento”.
Para Articulación, “el mejor escenario es que haya un gran acuerdo”
Por su parte, para el presidente de la Federación Uruguaya de Empleados y Empleadas del Comercio y Servicios (Fuecys) y referente de la Corriente Sindical Articulación, Fabio Riverón, “el mejor escenario es aquel en el que haya un gran acuerdo”, ya sea a la hora de delinear “las líneas generales de un documento central” como “la perspectiva de que se resuelva la nueva integración de la Mesa Representativa y el Ejecutivo” por parte del congreso.
Riverón aclaró que esto no significa que Articulación no mantenga perspectivas diferentes de aquellas de otras corrientes, y puso como ejemplo el balance de la campaña por el plebiscito de la seguridad social, que definió como “el parteaguas de cómo resolvimos algunas cuestiones que deberíamos haber discutido mucho más a la interna”.
Asimismo, para la corriente, “la única forma de que los trabajadores y las trabajadoras de este país tengan un avance sustancial en lo que tiene que ver con conquistas legislativas que permitan cambiar las condiciones de trabajo y las condiciones salariales” se da “en una perspectiva en la que haya una consecutividad de gobiernos progresistas”, si bien eso no implica que el documento a aprobar deba ser “pro Frente Amplio”, matizó.
El dirigente de Fuecys coincidió en la importancia de mantener la unidad hacia adentro con determinados matices. Aun así, aclaró que eso no implica que el hecho de que el congreso resulte en una elección a la hora de definir a la nueva Mesa Representativa sea menos unitario, si bien menos preferible.
Según dijo, no es sorpresa que haya diferencias entre las corrientes, aunque consideró que estas “no son tajantes ni nada que se le parezca”, sino “conversables y corregibles”. “Hoy creo que se están dando algunos pasos en el sentido de decir: ‘Bueno, está bien, asumamos, pasemos raya y veamos qué nos separa de acá para adelante, en función de las líneas fundamentales que el congreso mismo resuelva“, evaluó.
Riverón mostró similitudes con López a la hora de abordar el tamaño de la Mesa Representativa, que, afirmó, sufre de “asimetrías” que encuentra necesario reducir. También coincidió en la necesidad de retornar al modelo de dirección anterior mediante coordinadores, si bien dijo que cree que es posible llegar a algún punto intermedio entre las diferentes posturas.
Consultado sobre si Articulación estaría dispuesta a conformar una lista con otra corriente si hubiera un escenario de voto, Riverón respondió que “eso va a ser parte de las discusiones que se van a dar en los propios días del congreso”, aunque no existen “situaciones tan insalvables como para no compartir una lista”.
Estrategia de acumulación de fuerzas
Si bien referentes de la Corriente Gerardo Cuesta prefirieron no hablar hasta después del acto del 1º de Mayo, la agrupación se reunió en diciembre para “hacer balance” del quinquenio y “trazar las principales perspectivas” para 2025, según un documento al que accedió la diaria. En el texto se valora el cambio de gobierno como “una oportunidad alentadora para avanzar” en las reivindicaciones. “Las tareas que hemos trazado son ambiciosas, pero es tiempo de redoblar esfuerzos”, agrega el documento, que convoca a movilizarse por “un país que coloque a los trabajadores en el centro de sus desvelos”. En este contexto, Alejandro Acosta, dirigente de la Gerardo Cuesta, decía a la diaria en enero que la corriente impulsa una estrategia de “defensa de la unidad del movimiento sindical”, ante cuya falta “no hay posibilidad de avanzar”, y agregaba que entienden que es necesario que se den “todos los debates políticos e ideológicos necesarios” en el XV Congreso, algo que implica “rescatar las elaboraciones programáticas” del movimiento sindical. También se proyectaba “definir políticamente una estrategia” de “acumulación de fuerzas” que permita “ambientar los cambios estructurales” y, asimismo, “dialogar con todas las corrientes sindicales dentro del PIT-CNT para llegar a los máximos consensos posibles”.
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