El 5 de julio se instalará la duodécima Mesa Intercooperativa Departamental (MID) en San José de Mayo, Capital Nacional del Cooperativismo 2025, en el marco del Año Internacional declarado por la Organización de las Naciones Unidas, y de cara al sexto Encuentro Nacional de Cooperativas, que se realizará los días 6 y 7 de noviembre en Montevideo, bajo la consigna: “Un millón de personas construyendo un Uruguay más fuerte, solidario y sostenible”.
La Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop) registra 84 cooperativas en el departamento de San José -un crecimiento de 57 entidades desde el Censo Nacional de Cooperativismo de 2008-, la mayoría de ellas de vivienda, seguida por cooperativas de trabajo y, en menor medida, agrarias, sociales y de fomento rural. Cada departamento tiene sus características y estas definen las particularidades de su movimiento cooperativo.
Las MID como agentes de desarrollo territorial se proponen impulsar un crecimiento equilibrado, entendiendo las necesidades de cada localidad. Para la coordinadora del Programa de Desarrollo Cooperativo Territorial de Cudecoop, Alicia Kuster, requiere de “articulación, escucha y voz” para establecer “diálogos territoriales entre necesidades y demanda, entre personas y recursos”. Entrevistada por la diaria, Kuster afirmó que el contexto del cooperativismo en el interior del país es “muy dinámico” y exige “adaptarse rápidamente”.
El Programa de Desarrollo Territorial está integrado por un equipo técnico interdisciplinario que tiene presencia en el territorio y un enfoque regional, lo que le permite abarcar incluso a los departamentos que no cuentan con una MID. Sus objetivos son tres: el fortalecimiento gremial territorial mediante la promoción y el desarrollo de las MID como espacios de articulación, el apoyo al desarrollo económico local y al cooperativismo con perspectiva de género y generaciones.
“Hemos ido tomando las demandas y dándoles forma a través del programa territorial”, sostuvo Kuster, y remarcó que las necesidades no siempre son económicas, sino que también tienen que ver con la educación, un pilar fundamental para llevar adelante cualquier emprendimiento cooperativo,“porque para ser cooperativista hay que formarse”, sostuvo. A propósito, señaló que en lo que va de 2025 se ha capacitado a más de 150 cooperativistas en lo relacionado al reglamento interno.
“La herramienta cooperativa es sumamente válida para cualquier momento de la vida, pero muchas veces hay que pensarlo antes y aprenderlo antes. Por eso insistimos en que la educación cooperativa tiene que estar en la escuela, tiene que estar en el liceo y transversalizar toda la educación”, apuntó Kuster.
Remarcó la escucha que se genera por medio de las MID y en los distintos encuentros con las cooperativas en el territorio, así como también la capacidad de adaptarlas según las necesidades: “Uruguay es un país muy centralista. Siempre desde Montevideo se diseñan las políticas y bajan al territorio -muchas veces verticalmente-. Acá, por medio del equipo territorial, tratamos de escuchar las demandas y de acercar las herramientas posibles que tengamos en ese momento; pero también lo que hacemos es construir y cogestionar la política pública”, sostuvo.
A lo largo de la conversación, Kuster ilustró las realidades particulares de algunos departamentos. En Colonia, por ejemplo, los cooperativistas más jóvenes demandan oportunidades para poder quedarse a trabajar en su departamento. En las zonas de frontera, como Salto, Paysandú o Río Negro, las cooperativas se vieron afectadas en los últimos años por la diferencia cambiaria con Argentina. A su vez, dentro de un mismo departamento las realidades de las cooperativas pueden variar según la localidad. En el caso de San José, durante el proceso de instalación de la MID, encontraron que “no son lo mismo las cooperativas que nuclean en Ecilda Paullier que en Ciudad del Plata, por las características de que están cerca de una ruta, están cerca de Montevideo, si es una ciudad dormitorio. Esto es lo que tiene que ver con conocer el territorio donde estamos”.
Cogestión de la política pública: “No solamente tenemos pedidos; tenemos propuestas”
El programa recibe apoyo financiero del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) -cuyo directorio integra- y coordina con los representantes territoriales del ente. Aunque los roles son diferentes, porque Inacoop se vincula más “a lo contable y a lo legal” y la confederación “con las personas”, “en cada gestión de gobierno hacemos acuerdos para tratar de que las cooperativas tengan todo más cercano, desde la formación, las herramientas, el apoyo económico”, señaló. Agregó que el trabajo con Inacoop es “siempre dinámico, pero acordado”. Además, se generan convenios de trabajo con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), la Universidad del Trabajo (UTU) y la Universidad de la República (Udelar).
En cuanto a la cogestión, Kuster apunta a la necesidad de que se escuchen las propuestas de cada uno de los tipos de cooperativas desplegadas en el territorio. “No solamente tenemos pedidos; tenemos propuestas de cómo hacer”, sostuvo, y remarcó que es necesario “tener una mirada más colectiva” a nivel institucional, para “seguir caminando hacia la cogestión y hacia ocupar esos espacios”.
“Nosotros vamos pensando propuestas que discutimos por rubro y que se las proponemos a cada uno de los departamentos, a cada gobierno departamental y a cada gobierno nacional. Lo hacemos siempre, retomando las demandas que hay y tomando en cuenta el contexto, que es sumamente dinámico”, señaló.
Kuster insistió en que uno de los fuertes del programa territorial es la cercanía con las cooperativas para, por medio de la formación de los integrantes de los equipos interdisciplinarios, facilitarles herramientas. “De repente la cooperativa te pide: ‘necesito que me ayudes a presentar un proyecto económico’. Es decir, está nuestra asistencia técnica también. Las y los cooperativistas saben trabajar, pero no tienen por qué saber cómo llenar un formulario con miles de requisitos”.
Este último punto, sobre la facilidad de los trámites, es uno de los pedidos del cooperativismo. Para Kuster, “la burocracia establecida no facilita a los cooperativistas a que puedan hacer su propio proyecto”. “No se conoce cómo es la reglamentación de una cooperativa de trabajo social” y muchas veces en los formularios de los trámites “no hay espacio para este tipo de empresa cooperativa; por lo tanto es como que no existís”, aseguró la coordinadora.
Igualmente señaló que hay herramientas que existen, “pero no les llega a los que tienen que poder hacer uso”, como por ejemplo, el régimen de preferencia para la agricultura familiar y la pesca artesanal en la Agencia Reguladora de Compras Estatales. “Lo que hicimos en el programa fue capacitar en lo que es la ley de compras públicas, informar que hay un porcentaje [al] que hay que darle prioridad”, mencionó Kuster, y relató que, por medio del promotor de Salto, “que conoce sobre esa reglamentación de compras públicas, y una compañera de Colonia, que estaba trabajando con una cooperativa de pescadores artesanales, se dio la capacitación para llegar al producto de que una institución pública les comprara a esos pescadores artesanales”.
“Para eso, los pescadores tenían que aprender; también facilitarles de cómo se llena un formulario para hacer una licitación de compra pública. Hay muchos pasos que tenemos que poder articular para que se pueda comprender. Eso sucede bastante. A veces parece que está el recurso, pero si no articulamos no les llega a las personas que lo necesitan”, afirmó.
“La demanda de salud mental está siendo urgente”
La coordinadora del Programa Territorial, de profesión psicóloga y diplomada en Salud Mental y Trabajo, consideró que el cooperativismo dejó de asociarse únicamente a lo económico y al trabajo, y ahora también expresa demandas vinculadas a la salud, la gestión de conflictos o la convivencia.
“Hoy la demanda de salud mental está siendo urgente”, señaló sobre una de las inquietudes más evidentes. Observa que hay resabios de la pandemia de covid-19 que no se han abordado, como, en este caso, la forma en que repercutió en algunas cooperativas. Mencionó, por ejemplo, a las cooperativas de trabajo que realizaron tareas en hospitales durante esa época. “Si bien su trabajo era un trabajo de cooperativa de limpieza, en la pandemia, cuando los familiares no se podían acercar, ni tampoco muchas veces tenían a los médicos en la habitación, los que terminaban atendiendo a los pacientes eran los cooperativistas”, sostuvo.
Asimismo, en los departamentos fronterizos, que “tienen menos trabajo, mayor desocupación, menor nivel de educación”, es donde se percibe con mayor fuerza los temas vinculados a la salud mental de los cooperativistas. En Río Negro, Cudecoop articuló con Udelar para trabajar en la promoción de herramientas cooperativas en temas de salud mental.
Desde Cudecoop, apuntan a trabajar con foco en la salud comunitaria, “porque las cooperativas de vivienda y las cooperativas que están en el territorio pueden acercar diferentes profesionales para trabajar esa temática”. Sobre el abordaje, Kuster señaló: “Es un análisis complejo. No por lo difícil, sino por todos los actores y todos los índices que hay que tomar en cuenta. Por eso la mirada territorial tiene que ser desde allí y también [viendo] qué departamento tiene al lado, qué frontera, si está cerca del río, si son personas que no han conocido la capital. Es decir, esas características únicas que hacen a esa situación”.
Kuster está convencida de que “el cooperativismo tiene herramientas para poder trabajar” y estas están basadas en lo comunitario. El abordaje de la salud mental “tiene que ser con otros. No es solamente una disciplina que mágicamente lo va a poder resolver. Lo tenemos que hacer entre todos”, afirmó. Aunque reconoce que “el ser humano es individualista, muchas veces egoísta, muchas veces violento”, para la coordinadora, “la herramienta del cooperativismo es lo que nos enseña a tener que pensar en el otro”.