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Voluntario juega con una niña internada en Traumatología del Hospital Pereira Rossell

Foto: Agustín Fernández

Risa sanadora

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Un grupo de voluntarios trabaja desde hace diez años con niños en el Pereira Rossell.

El grupo SER (Salud, Entretenimiento y Recreación) es una organización sin fines de lucro que se dedica a promover la salud integral de niños hospitalizados, por medio de la alegría. Siguiendo el ejemplo del médico estadounidense Hunter Patch Adams, que desde 1971 atiende gratuitamente a miles de pacientes aplicando la terapia de la risa para mejorar la salud, un grupo de voluntarios integrado por educadores, animadores, titiriteros, malabaristas, actores, músicos y gente con vocación de trabajo social trabaja desde hace diez años en el Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR).

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Su labor, cuya consigna es despertar la risa y la alegría, está orientada a apoyar a niños de 0 a 16 años que se encuentran internados. La recreación y el juego son las herramientas que utilizan para que el niño tenga una mejor actitud frente a la situación que está viviendo, ya que consideran que el estado de ánimo es fundamental para una mejor y pronta recuperación.

La actividad del grupo SER fue declarada de interés ministerial por la cartera de Salud Pública en el año 2002 y posteriormente por la Sociedad Uruguaya de Pediatría.

Raquelina Nicolich, coordinadora y fundadora del grupo, contó a la diaria que luego de una experiencia de trabajo con niños en el Hospital Español en 1995, como educadora no formal, descubrió “lo beneficioso que resulta para los niños el trabajo lúdico en el ámbito hospitalario”. En 1998 decidió presentar un proyecto en el CHPR que fue aprobado y al que se fueron sumando varias personas que compartían el interés en su iniciativa. Nicolich explicó que quienes deseen integrar el grupo deben participar en los seminarios de formación (abiertos y gratuitos) que realiza SER, en los que el voluntario aprende la mejor manera de vincularse con esa realidad. El trabajo del grupo se centra en la recreación pero también en reforzar el vínculo familiar. Cuando los pacientes están graves se trata de reanimarlos emocionalmente. Para eso no se escatiman mimos y caricias que permitan entablar una comunicación con los niños para ayudarlos a mejorar el ánimo. “Trabajamos de cerca con los médicos y con la enfermería. Estamos ahí cuando se someten a procedimientos médicos que usualmente los hacen llorar y tratamos de que no se pongan mal”, dijo.

Basados en estudios sobre la influencia de los colores en el ánimo de las personas, los voluntarios del grupo SER también pintaron algunas paredes del hospital. Si bien no se puede constatar científicamente, para Nicolich es un hecho que tanto la risa como la alegría y el buen estado de ánimo -y los colores apropiados- resultan benéficos para la salud emocional de los pacientes e incluso para su estado físico. “Hemos visto niños que tienen dificultades para moverse y a raíz del trabajo empiezan a estar mejor y se recuperan. Algunos chiquilines nos dicen: ‘payaso, vení a hacerme cosquillitas que se me va el dolor’, y otros no se dejan dar la inyección si no está la payasa presente. Hemos observado que los niños que están graves aceleran su mejoría, algo que vamos a investigar científicamente”, contó.

La propuesta no cuenta con un apoyo financiero y por ese motivo recientemente SER lanzó una nueva edición del libro Cuentos para contar, que reúne relatos de Mario Benedetti y Eduardo Galeano, entre otros autores, para recaudar fondos que les permitan mantener la propuesta. Por otra parte, a partir del próximo martes y durante todo noviembre se podrá visitar en el hall de entrada del CHPR la muestra fotográfica Recuperando sonrisas, que plasma el trabajo no siempre conocido del grupo.

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