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Esperan caída de producción de arroz pero también aumento de su precio.

La zafra arrocera 2009-2010 se perfila “más complicada” que la anterior, calificada como excepcional por los productores, debido a fenómenos climáticos contrapuestos que impactaron a la baja sobre la producción. Sin embargo, las pérdidas de producción en Argentina y Brasil, pero también a escala mundial, hacen que los precios del grano marquen una tendencia alcista que, se estima, continuará verificándose a lo largo del año, según explicó a la diaria el vicepresidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), Hernán Zorrilla.

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De acuerdo al representante de la gremial arrocera, la temporada 2008-2009 fue “excepcional” pero la actual 2009-2010 “es más complicada” debido a factores climáticos contrapuestos que están incidiendo negativamente en la producción del sector.

Zorrilla detalló que el inicio del ciclo arrocero en curso, en marzo de 2009, comenzó con “muchos problemas ocasionados por la falta de agua” y que llegado el mes de octubre sólo se había sembrado 30% del área estimada. De acuerdo a la ACA, al comienzo del décimo mes del año, proyectado en principio con una intención de siembra de unas 180.000 hectáreas, no se esperaba una superficie cultivada mayor a las 120.000 hectáreas. Sobre fines de ese mes, la siembra ocupaba sólo el 70% del área. No obstante, la situación climática cambió y la lluvia volvió a caer sobre el suelo uruguayo, generando el relleno de las represas, que permitió completar la siembra en el mes de diciembre, alcanzándose así las 160.000 hectáreas. Sin embargo, el directivo de la gremial apuntó que ésa es “una fecha tardía”, que “genera bajos rendimientos”.

Pero si la falta de agua había sido un problema, su exceso, producido por las persistentes lluvias del último tercio del año, también lo fue. “Diciembre fue un mes muy malo, porque llovió demasiado y no hubo el sol necesario para el cultivo”, explicó Zorrilla, quien añadió que, por el contrario, “enero fue un mes excelente porque hubo buena temperatura y buena luz”.

Nada es seguro ni sencillo en materia de clima. En febrero “comenzó a llover otra vez”, en una situación que se mantiene hasta los días que corren, lo que está provocando mermas en la producción de arroz así como “daños en la caminería y los canales, que también implican pérdidas importantes”. Zorrilla estimó que el impacto de las lluvias sobre el área sembrada determinó la “pérdida de unas 2.000 hectáreas”. De acuerdo a las expectativas de la ACA, se estima que este año se sembrarán unas 160.000 hectáreas aproximadamente, lo que implicaría una leve reducción respecto de la temporada anterior, cuando se cultivaron unas 166.000 hectáreas.

Problemas tenemos todos

Pese a las menores expectativas de productividad, los arroceros destacan que el precio de la tonelada se encuentra por encima de los valores de mercado de hace un año, y esperan que esa tendencia ascendente continúe. No obstante, remarcó que “aún es muy temprano para saber el precio exacto de los negocios”, ya que es principalmente a partir de marzo que se comienza a firmar los contratos.

Este aumento en el precio del grano blanco se explica parcialmente por el incremento de la demanda de Brasil, originado por el exceso de lluvias en ese país, que generó “una situación mucho peor a la de Uruguay, y que le está ocasionando una pérdida mayor al millón de toneladas”. “Ello llevará a incrementar sus importaciones”, apuntó Zorrilla, detallando que en la zafra pasada Brasil adquirió 22% de las exportaciones de arroz uruguayo, por detrás del principal destino, que fue Irak (38%); se prevé que esa participación aumente.

El directivo también señaló que Argentina enfrenta “problemas similares”. A raíz de esta situación, se vienen realizando negocios a precios muy por encima de los que había el año pasado, cuando se ubicaban aproximadamente en 490 dólares por tonelada. En esta oportunidad superarían holgadamente los 500 dólares, según aseguró el arrocero. Sin embargo, los problemas de producción ocasionados por las condiciones climáticas no son un asunto privativo de la región, ya que en Asia estos factores también están provocando una pérdida de productividad, que, a su vez, está elevando la cotización del grano en el mercado. Pese al beneficio directo que ello implica para los productores vernáculos, se estima que esta situación podría generar problemas alimenticios en los países desarrollados y emergentes, incluso poniendo en jaque la recuperación económica.

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