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El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la rueda de prensa al término de la cumbre Unión Europea-Comunidad Andina, el 19 de mayo.

Foto: Efe, Juanjo Martín

Fueron ellos

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Papandreu acusó a especuladores de querer desestabilizar a la eurozona.

La crisis de la deuda griega fue potenciada por una “histeria” artificial agitada por especuladores de los mercados financieros como preámbulo de ataques a otros países de Europa con economías débiles, el rol desempeñado por Alemania durante esta discusión ha provocado “resentimientos” entre los griegos, y, pese a ello, el Estado helénico cumplirá con sus obligaciones sin caer en cesación de pagos ni en reestructuraciones de su abultado pasivo, expresó el primer ministro socialista Yorgos Papandreu en una entrevista publicada ayer por el diario español El País.

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Pese a los abultados rojos de sus respectivas cuentas públicas, a causa de los cuales aplicarán drásticos ajustes fiscales a modo de contrapartida por los paquetes de ayuda financiera dispuestos por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que puedan cumplir con sus vencimientos inmediatos de deuda, España y Portugal “no estaban tan mal, pero han sido víctimas de esta histeria” promovida desde ciertos centros financieros, sostuvo Papandreu citado por la agencia Reuters.

Buscando proteger la estabilidad del euro, cuyo valor de mercado viene cayendo respecto del dólar desde que los mercados financieros occidentales comenzaron a propagar dudas sobre el futuro de las economías más débiles de la eurozona, la UE y el FMI dispusieron 110.000 millones de euros para que Grecia pague sus vencimientos de corto plazo, y también diseñaron un blindaje preventivo contra eventuales nuevas dificultades financieras del bloque por valor de un billón de euros. Esta cifra es incluso superior al billón de dólares vertido el año pasado a los mercados por los países del G20 y los organismos multilaterales de crédito para contener los efectos más duros de la crisis financiera internacional. Ahora, los ajustes fiscales en curso ya provocaron fuertes malestares sociales en ambos países, lo que podría extenderse a Portugal, cuyas cuentas públicas padecen dificultades de naturaleza similar.

Además, esas medidas de austeridad, que impactan directamente sobre el poder adquisitivo de los ingresos, y, con ello, sobre el gasto y la recaudación, disminuirán significativamente el crecimiento de esas economías, efecto no compatible con su necesidad de generar más riqueza para modificar la relación deficitaria entre deuda, producto y capacidad de pago. Por ello, Papandreu reclamó a la UE que también haga aportes para incentivar la economía en su país. “Tenemos que crear las condiciones necesarias para el crecimiento y en esto, una vez más, la Unión Europea puede ayudar”, planteó, “ya sea sacando adelante proyectos de infraestructura o creando el entorno necesario para que haya más inversión en la UE, concretamente en los países del sur y yo diría también que del centro y del este de Europa”.

El primer ministro proyecta así las soluciones inmediatas para que la economía de su país no retroceda, después de haber sorteado una áspera etapa de espera en que Alemania se puso a la cabeza de una corriente que se negó a dar luz verde al plan de salvataje mientras las autoridades de Atenas y Madrid no aseguraran la aplicación de ajustes fiscales basados en severas restricciones de gastos, inversiones y salarios públicos. Él mismo y la canciller alemana, Angela Merkel, han sido recíprocamente honestos al hablar sobre la evolución de las relaciones entre sus países. “Resentimiento” fue el término utilizado por Papandreu para describir el sentimiento imperante en la nación egea a causa de las presiones germanas orientadas a imponer el citado plan de austeridad. “No es irreparable. Yo diría que hay resentimiento. Pero creo que lo que ha molestado a la gente es lo que consideramos prejuicios y estereotipos”, explicó. El Legislativo de Alemania aprobó el viernes la participación del país en la instrumentación de la mencionada red de seguridad financiera anticrisis de un billón de dólares, pese a fuertes presiones internas para no rescatar a los Estados más débiles asociadas a un proceso eleccionario de nivel regional cuyos resultados podían incidir parcialmente en la solidez de su coalición federal de gobierno.

Sin cesar

El mandatario defendió el derecho de su país a usar el paquete de ayuda para pagar vencimientos como mensaje confirmatorio de su compromiso con el cumplimiento de obligaciones, en la misma línea en que lo viene haciendo su par español, José Luis Rodríguez Zapatero. “No tenemos necesidad de suspender pagos ni de llevar a cabo una reestructuración” de la deuda pública, dijo Papandreu a El País. “Hemos optado por no hacerlo. Hemos optado por devolver los préstamos que hemos solicitado”, aseveró, antes de desestimar la idea de que su administración no tiene más margen político para pedir a la ciudadanía que se apriete más el cinturón como mensajes de responsabilidad fiscal hacia los mercados financieros. “Eso es lo que hemos decidido. Y ésa es la razón por la que tenemos este programa de medidas de la Unión Europea”, puntualizó. Papandreu fustigó a la UE por su falta de prevención con relación a la transmisión de la crisis hacia el resto de la economía del viejo continente. “La UE tardó tiempo en darse cuenta de que el ataque de los especuladores contra Grecia era sólo un escalón antes del ataque a otros países y de amenazar incluso la estabilidad de la zona euro”, disparó el jefe de gobierno de Atenas.

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