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Gaviotas sobre el basurero de Canelones, próximo al pueblo Empalme Olmos.

Foto: Ricardo Antúnez

Cuanto más lejos, mejor

5 minutos de lectura
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Buscan solución al tratamiento de la basura en Canelones.

El nombre Cañada Grande ha estado en la agenda mediática desde 2006 por temáticas vinculadas a la basura. La pasada administración nacional proyectó la construcción en el lugar de un sitio de disposición final de residuos sólidos del área metropolitana, pero la descartó posteriormente por considerarse inapropiado para la zona. En los últimos meses ha vuelto a estar en el tapete, ya no por el sitio proyectado, sino por discrepancias entre los vecinos y la Intendencia de Canelones respecto al lugar de disposición final de residuos de Canelones, que allí funciona desde 1993.

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Cañada Grande es el nombre de una cañada ubicada en el departamento de Canelones.

El paraje se encuentra a la altura del kilómetro 39,500 de la ruta 8, próximo a Empalme Olmos, una zona rural de fuerte producción hortícola.

En 1993 se formó allí un basurero, en un predio privado que la Intendencia de Canelones arrendaba; en 1998 dejó de alquilar ese terreno y se trasladó a otro aledaño, que abarca dos padrones (un total de 60 hectáreas), que también es arrendado. Hasta ahí iba la basura de Empalme Olmos y Pando. En 2007 la administración departamental resolvió cerrar basureros que funcionaban en otras localidades y Cañada Grande se convirtió en el único sitio de disposición final de residuos sólidos urbanos de todo el departamento de Canelones. Por día llegan un promedio de 400 toneladas de basura.

Campos ajenos

Tiempo atrás la intendencia intentó comprar los dos predios que ocupa el vertedero al dueño anterior, pero no hubo acuerdo en el precio, explicó a la diaria Leonardo Herou, director de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones. El dueño pedía una cifra que la comuna consideraba elevada. En agosto de 2009 ambos padrones, junto al que ocupaba anteriormente el vertedero, fueron vendidos a otro vecino.

En setiembre de 2009 la intendencia resolvió comenzar el trámite de expropiación de los tres padrones, un total de 75 hectáreas, hecho que fue aprobado por la Junta Departamental en noviembre. Paralelamente, el dueño anterior había iniciado un proceso de desalojo, que se fue prorrogando y cuya fecha límite era el 6 de mayo pasado. En la campaña electoral, el tema cobró ribetes políticos, porque el candidato nacionalista Luis Lacalle Pou alarmó con los anuncios de desalojo. Pero éste no se efectuó, porque estaba en curso el trámite de expropiación, que según Herou está prácticamente culminado.

Ahora la intendencia expropiará los tres padrones al dueño actual por el valor de tasación efectuado por la Dirección Nacional de Catastro, como quería la comuna inicialmente.

En mayo los vecinos de Cañada Grande se enteraron de la expropiación y a esto se le sumaron rumores de que la usina de disposición final de residuos de Montevideo número 5, ubicada en Felipe Cardozo -que está desbordada- podría comenzar a utilizar el vertedero canario. El miedo a que se lograra la ampliación del basurero motivó que el 21 de mayo los vecinos bloquearan por seis días el ingreso al basurero de Cañada Grande. Posteriormente, se formó una comisión tripartita de discusión del tema, que incluye a los vecinos, representantes de la comuna y del gobierno nacional. En estos últimos días las partes vislumbran posibles acuerdos, aunque se mantienen diferencias en la percepción del tratamiento de la basura.

Lecturas encontradas

Gerardo Apud, integrante de la comisión vecinal, explicó a la diaria que en el vertedero actual “la falta de un manejo adecuado se hace evidente. Las 400 toneladas de basura no son tratadas como debe ser, a eso se suma que había ciertas piletas de decantación, tajamares en pendiente, en el que el lixiviado [líquido producido por material en descomposición] se va purificando antes de seguir el curso natural hacia la cañada. Con la cantidad de basura que empezaron a traer se taparon esos tajamares y llegó un punto en que el lixiviado comenzó a salir prácticamente directo a la cañada. Las piletas de decantación quedaron anuladas y la intendencia tuvo que meterse de intrusa en un campo para poder hacer un pequeño tajamar y decir que ésas eran las piletas de decantación”. Esa pileta está a poco más de 600 metros de Cañada Grande; el líquido llega por la pendiente natural.

Herou alegó que “este sitio tiene un déficit en su origen, porque no fue concebido como un diseño de ingeniería de un relleno sanitario, le falta la membrana impermeable y una ingeniería que permita captar gases en forma eficiente y lixiviados”. En compensación a este déficit señaló que el lugar tiene un suelo muy arcilloso, condición que lo hace un tanto más impermeable.

Respecto al tratamiento de lixiviados que se realiza actualmente, el jerarca indicó: “Hay dos piletas con una eficiencia relativa que hace que el lixiviado vaya ahí, a ésas le agregaríamos dos piletas, una anaeróbica y una facultativa, y una serie de humedales [con camarotes y totora], la eficiencia discutida con Dinama [Dirección Nacional de Medio Ambiente] e incluso con los propios vecinos nos muestra que sería el sistema de tratamiento ideal, pero precisamos acceder a ese predio”.

También hay percepciones distintas respecto a la contaminación que genera el vertedero. “Nosotros hicimos analizar los lixiviados y superan mucho los valores que son admitidos. La intendencia hizo un estudio de calidad del agua con muestras que sacó en 2008 y 2009 de 50 puntos de Canelones. Los datos de 2009 todavía no los pudieron procesar y los de 2008 les dieron que a veces sí contaminaban, a veces no, pero no dice cuánto, ponen un punto rojo y solamente evaluaron tres aspectos, mientras que nosotros evaluamos como quince”, destacó Apud, quien es ingeniero agrónomo. Agregó que, entre otros, no se realizaron “estudios de cromo, plomo y metales pesados”.

Herou indicó que a partir de la segunda reunión que tuvo el equipo de gobierno con los vecinos, realizada el 17 de junio, pactaron que los técnicos de la intendencia y los que asesoran a los vecinos “van a implementar un plan y un monitoreo conjunto” del basurero.

La gestión

El director de Gestión Ambiental indica que hay cambios respecto a la administración anterior. Herou sostuvo que “básicamente lo que se hacía antes era quemar los residuos, porque la lógica era achicar volumen, con condiciones ambientales nefastas”. En cambio, la estrategia de esta administración fue tapar los residuos con tierra, para evitar la presencia de vectores y el vuelco de basura hacia los campos vecinos.

A su vez, se implementó en varios puntos del departamento un plan de reciclaje de residuos que, según Herou, genera empleo para 70 clasificadores, quienes “recuperan cerca de 17% de los envases que se vuelcan al mercado y que antes venían a este sitio”. Por otra parte, se incorporó al predio una chipeadora que procesa los restos de poda y jardinería con el fin de “reducir el volumen de los restos vegetales”.

El jerarca remarcó que en Cañada Grande se realiza un estricto control del ingresos de personas, vehículos y materiales y resaltó que allí no trabajan clasificadores, como sucede en otros vertederos.

“Lo otro que empezamos a hacer, que es una medida parcial porque no está hecha la obra de ingeniería de fondo, es empezar a captar gases, como una medida para eliminar riesgo porque tenés residuos acá abajo y si no los captás pueden armar bolsones, puede haber distintos riesgos en la operación”, dijo Herou.

Los vecinos, en cambio, hacen énfasis en que muchas de estas medidas comenzaron en los últimos meses, a partir de su movilización. “No tienen tajamares, no han plantado un árbol, no han hecho nada, tapan la basura para evitar ciertas cosas, pero el tema de las gaviotas continúa”, comentó Apud. Los vecinos dicen que las gaviotas e insectos que se posan en la basura luego van a las producciones hortícolas. Y, por ejemplo, al vecino aledaño al basurero, un supermercado no le comprará más zanahorias por posible contaminación. También resulta molesto el olor que hay en la zona, así como la polvareda que levantan los camiones rumbo al basurero.

Futuro

“Queremos que se vaya, que fijen una fecha, si tiene que ser un año más, que se queden, pero que se vaya”, sostuvo Apud, que indicó que habría lugares próximos a la ruta 11 donde no hay producción hortícola. Herou reconoció ese planteo, dijo que los vecinos no quieren que sea un vertedero metropolitano y que no sea para toda la vida. “Lo que nos quedaría es la decisión, en función de los plazos, de hacer una obra mayor de ingeniería que sería la membrana, o directamente abandonar este sitio e ir hacia un escenario regional”, detalló. Cabe señalar que la intendencia comprará el predio aunque luego decida irse de allí para hacerse cargo de los lixiviados que continuarán emanando durante más de una década.

La propuesta de armar un sitio de disposición final del área metropolitana permanece como una necesidad inmediata, será tema de discusión de las administraciones comunales que asumirán la semana próxima.

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