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Andrés Masoller y Fernando Lorenzo, tras la conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva.

Foto: Victoria Rodríguez

El dinero es todo

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Para evitar impactos de escenario internacional adverso Uruguay debe asegurar su financiamiento, advirtió Lorenzo.

El control inflacionario es el principal desafío del país en los próximos años, por lo que el gobierno seguirá aplicando políticas monetarias y fiscales a fin de lograrlo, informó el ministro de Economía, Fernando Lorenzo. Adelantó que este año el gobierno aceptará “un desvío” del objetivo fiscal para no ajustar tarifas que agreguen presiones, y que no utilizará el Fondo de Estabilización Energética. Respecto de la situación internacional, enfatizó que existen mayores incertidumbres y dificultades que hace un año, por lo que Uruguay debe prepararse “de la forma más responsable posible”, manteniendo elevados niveles de liquidez y líneas de crédito contingentes.

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Lorenzo brindó ayer de tarde una conferencia de prensa que contó con la presencia del presidente, José Mujica, el vicepresidente, Danilo Astori, y representantes empresariales y sindicales, con la intención de presentar un análisis de la coyuntura económica del país y sus eventuales riesgos, y los lineamientos de la Rendición de Cuentas 2010. El jerarca ya había estado en la mañana en el Parlamento por el mismo asunto. Destacó el crecimiento de los últimos años y estimó que continuará en los siguientes, aunque advirtió contra incertidumbres en el escenario internacional.

Sobre el tipo de cambio comentó que Uruguay y otros países del área sufren presiones de apreciación sobre sus monedas, siendo “una novedad” que Uruguay siga la tendencia regional. “El funcionamiento de nuestro mercado cambiario siempre estuvo bastante disociado de lo que eran las tendencias […] en nuestro principales socios comerciales. Estamos en una situación nueva: se fortalece el vínculo entre nuestro mercado de cambio y el de los países con que tenemos más intensos vínculos económicos”, explicó el jerarca. Sin embargo, como en otras oportunidades, resaltó que el “principal desafío” es la inflación, actualmente por encima del rango-meta fijado por la autoridad monetaria, aunque espera que “en dos meses” se empiece a revertir esta evolución. Analizó que, a diferencia de lo sucedido antes de la crisis económica, las actuales presiones inflacionarias no responden al aumento de precios especulativos en algunos bienes específicos y muy volátiles, sino a la recuperación de los precios internacionales de los commodities a su niveles de 2008 y a una fuerte demanda interna. “Hay razones sociales” para que la inflación sea una prioridad, porque ésta puede comerse muchas mejoras sociales. En tal sentido, el gobierno ataca el problema por el frente monetario, a través del aumento de la tasa de política monetaria y de los encajes bancarios, y por el frente fiscal, con “ajustes cuidadosos” en el Presupuesto y contención de los precios administrados. Y adelantó para este año: “Vamos a aceptar un desvío” en los objetivos fiscales para evitar el traslado a tarifas públicas de los incrementos de costos de las empresas públicas, lo que significa “bajar impuestos de forma implícita”. No está previsto utilizar el Fondo de Estabilización Energético en 2011.

Parecido no es igual

También evaluó la coyuntura internacional. Pese a que los organismos multilaterales plantean que el mundo presenta un “escenario similar” al de 2010, Lorenzo entiende que el actual es un “contexto mucho más incierto”, con “muchas dificultades y problemas”. “La forma en la que se resuelvan [esas dificultades] no está bajo nuestro control, pero nos van a impactar con toda seguridad”, auguró. “Nosotros tenemos que tener en cuenta todo eso y actuar con prudencia”, advirtió. Explicó que el gobierno aumentó la previsión de crecimiento para este año a 6% y la mantuvo para los siguientes en 4%. Consultado en torno a un eventual empeoramiento de la coyuntura mundial, respondió: “En 2008 aprendimos que hay una herramienta que hay que fortalecer mucho: tenemos que mantener elevados niveles de liquidez en el sector público, reservas de liquidez, […] y tener un conjunto de líneas de créditos contingentes que nos permiten enfrentar el vendaval de la dificultad de acceso a los recursos, que previsiblemente podría ocurrir en caso de deterioro a nivel internacional”, advirtió.

“Lamentablemente no existe ningún ámbito donde nos podamos cubrir de todo riesgo […]: lo que podemos hacer es prepararnos de la forma más responsable posible”, recomendó. Pero ello no es gratuito ya que “mantener niveles de liquidez implica un costo: tener dinero guardado que no remunera y que, para conseguir, tuvimos que pagar tasas de interés a precios de mercados internacionales”. Y amplió la fundamentación: “Las crisis fiscales emergen no como consecuencia de políticas fiscales insostenibles sino infinanciables en el corto plazo”. No obstante, Uruguay está en “una posición fiscal sólida”. “Algunos pensarán que debería ser más contractiva o más expansiva, pero no se puede decir que no es sólida”, reclamó. También se refirió a la deuda pública, explicando la vigencia del objetivo de culminar el período con un nivel de deuda de 40% del Producto Interno Bruto. “Si analizamos la situación internacional diríamos que estamos fantásticos”, puntualizó con relación a los elevados endeudamientos que se observan en las economías desarrolladas.

Divide y reinarás

Lorenzo también mencionó los avances en redistribución -medida a través del índice de Gini- logrados a partir de 2007 por primera vez tras el empeoramiento registrado durante la crisis de 2002 pero también previo a ella. Además subrayó que Uruguay y Brasil fueron los países de la región con mejoras más importantes. Y si bien “Uruguay tiene una posición destacada en la región”, en comparación con los países desarrollados está “entre los peores”. Fundamentó que la reducción del desempleo, el aumento del empleo y la “creciente formalización” incidieron fuertemente en las mejoras redistributivas. Asimismo, precisó que el mayor crecimiento del mercado laboral se constató en los sectores medios de la sociedad, mientras que los más bajos son los de menor dinamismo. En cambio, las jubilaciones y pensiones muestran “datos más nítidos” de una evolución progresiva, ya que mientras el aumento real de las jubilaciones fue de 32% en promedio, para los niveles más bajos fue de 136%.

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