A diez años de ese episodio, varios integrantes de la extinta radio que hoy desembocó en dos nuevas emisoras recibieron a la diaria y hablaron de lo ocurrido en esos días. Nicolás Melgar, Yéssica Alonso, Ismael Samandú, Diego Domínguez y Nicolás Scarón no eran conscientes entonces de lo que estaban viviendo y recuerdan el episodio con cierta cuota de humor. Esa noche habían ido a buscar a la radio algunos equipos porque ya tenían el dato del inminente allanamiento, además de señales como la presencia de camionetas de la Ursec y del Ejército en las inmediaciones.
El viernes 2 de agosto ya habían recibido llamadas de vecinos que los alertaban sobre la cercanía de un vehículo de la Ursec, que fue desalentada por medio de la denuncia al aire de la situación. Pero al otro día no hubo forma de evitar el operativo. Melgar comenta que en la mañana había tenido una volanteada en una feria barrial y que cuando volvía a la radio vio pasar decenas de patrulleros y algunos móviles de la Ursec. Tras avisar a sus compañeros, llegaron al lugar y se encontraron con policías que se estaban llevando todo.
Para Alonso la escena por momentos fue “dantesca”, debido a que muchos de los efectivos eran de la seccional policial de la zona y habituales oyentes de la radio, que incluso participaban en espacios destinados a la audiencia. Samandú cuenta que en la emisora -de propiedad cooperativa- bromeaban con que había un dueño, “el señor Gómez”. Los policías reclamaban contactarse con el ficticio Gómez.
Más allá de las anécdotas jocosas, el allanamiento -transmitido en vivo por Quijote FM y retransmitido por CX 36- fue vivido por los integrantes de la radio con gran tensión. Domínguez lo comparó con lo que pasa en el libro La fuga, de Eleuterio Fernández Huidobro, por la “sensación de irrealidad” que generaba lo que estaba pasando. El cuadro se completaba con el corte de la calle de la radio de esquina a esquina y la presencia de más de 200 vecinos en la puerta que se acercaron a ver lo que ocurría. Cuando Alonso llegó al estudio los oficiales se estaban llevando una tele con radio; la había prestado un vecino, por lo que pidió que la dejaran. Le respondieron que tenían orden de incautar todo lo que usaban para transmitir. “Con ese criterio me tienen que cortar la lengua”, retrucó. “El loco”, señala Alonso, “me palmeó la espalda y me dijo que todavía no tenían injerencia sobre la persona humana, pero sólo por ahora”.
El trasfondo
Los ex integrantes de Quijote FM fueron acusados de instigación a la violencia y las pruebas en su contra fueron un spot elaborado a partir de los saqueos en Argentina de fines de 2001 que decía: “Si el hambre es ley, los saqueos son la Justicia”. De acuerdo a lo narrado, el spot fue quitado del aire días antes del allanamiento. Además, un oyente había leído al aire que la ley no pena ese tipo de actos si se actúa bajo la causal de necesidad, por lo que llamó a saquear comercios con niños y a llevarse solamente alimentos. “Inmediatamente despedimos al señor, pero no podíamos coartar ese espacio que era de la audiencia”, señaló Scarón.
Para los comunicadores la verdadera causa del operativo fue que la radio se había ubicado en un lugar de referencia para cierto sector de la sociedad. Recuerdan que algunos de sus columnistas eran Samuel Blixen, María Urruzola y el entonces cónsul de Cuba, Osvaldo Burgos, quienes de distinta forma los alertaron sobre la situación y les ofrecieron salidas. Burgos puso a disposición un helicóptero en el techo de la radio “por si tenían que escapar” y Blixen les recomendó que “si tenían pasaporte se fueran”.
Quijote fue la primera emisora comunitaria en transmitir 24 horas de corrido y en acercarse a muchas radios comerciales en calidad de la señal y profesionalización del trabajo. Otro aspecto destacado por los entrevistados fue la conformación de una cooperativa de trabajo. Todos sostienen que la radio había empezado a molestar, y que sin querer y sin saberlo, se habían situado en un lugar destacado. Ejemplo de ello es que los abogados que los asesoraban eran Gonzalo Fernández y Juan Fagúndez, a los que habían accedido por medio de Guillermo Chifflet, a quien llamaron en el momento del allanamiento y dan las gracias de que el episodio no haya sido de mayor violencia.
De pronto se encontraron con que su emprendimiento barrial estaba en boca de políticos y de medios de comunicación masivos y mencionan la cobertura de Zona urbana, de Canal 10. “Pasaron nuestro spot de los saqueos e inmediatamente Nacho Álvarez dijo: ‘Nada más para agregar, ¿no?’”, recordó Scarón. También conservan cosas positivas, como el caso de una mujer que dijo haberse ido caminando desde el Cerrito de la Victoria el día del allanamiento para entregarse a la Policía, porque como oyente se sentía parte de la emisora.
El episodio les habría servido a estos comunicadores para comprobar que “la Justicia depende de los climas políticos” y citan una frase que les dijo Fagúndez: “Si van a declarar mañana, se comen tres años, si van el mes que viene los meten adentro tres meses, y si van el año que viene les piden perdón”.
Pese a estar al tanto de algunos rumores de personas que estaban organizando saqueos y de haber participado en movilizaciones de protesta con cortes de calle incluidos, los ex integrantes de Quijote FM niegan haberlos instigado y sostienen que fueron impulsores de ollas populares y movimientos asociativos y cooperativos en la zona, que tuvieron diferentes destinos hasta el presente.