Estamos en épocas de balance y en esta ofensoría creemos oportuno hacer un repaso, junto con los lectores, de lo más destacado que pudo verse en las páginas de la diaria durante 2015. Una de las cosas que llaman más la atención es la escasa presencia que se le dio a este espacio, algo que seguramente es atribuible a las numerosas amenazas de muerte que recibieron los responsables del periódico por parte de lectores intolerantes que por incomprensibles razones se sintieron ofendidos por las respuestas que aquí se les dieron a sus misivas. Es por esto que quien escribe intentará en esta ocasión ser lo más diplomático posible y no herir la sensibilidad de nadie.
Miriam, quien afirma ser suscriptora de la diaria “desde el principio”, algo que no podemos corroborar pero que, en aras de la diplomacia prometida, vamos a dar por cierto, nos escribió lo siguiente: “Me gustaría felicitar a la diaria por el excelente nivel que mantuvo durante 2015. Al igual que en todos y cada uno de los años anteriores, la diaria nos brindó a los lectores la posibilidad de estar informados y, al mismo tiempo, reflexionar sobre la realidad. Tengo que confesar que no siempre me da el tiempo para leer todos los suplementos, pero el diario lo leo de principio a fin”. Este ofensor tiene que reconocer que en la sociedad contemporánea no siempre los ciudadanos tienen tiempo para leer todo lo que les llega a las manos. Evidentemente, ése es el caso de Miriam. Desde aquí le sugerimos que si lo que quiere es darle una ojeada a textos de 15 caracteres se dedique a revisar su Facebook una vez cada tres minutos. Seguramente lo hace cada cinco, pero se ve que no le alcanza. Lejos de estimular la comunicación, las redes sociales sirven para transmitir e instalar el discurso hegemónico de la derecha política, el gran capital, Jean-Marie Le Pen, su hija y su nieta, la futura líder y conductora del Cuarto Reich. Las personas débiles como Miriam sucumben con facilidad ante esta estratagema, pero esto no es culpa de la diaria, así que desde aquí exoneramos al periódico de la calle Soriano de cualquier responsabilidad por el ascenso del fascismo uruguayo encarnado en esta lectora y otros miles como ella.
Antes de despedirse hasta el próximo año, este ofensor confiesa que le hubiera gustado recibir por lo menos una carta de arrepentimiento de algunos de los tantos lectores que dirigieron misivas cargadas de insultos e infamias contra este periódico y que con tanta nobleza hemos publicado. Pero desgraciadamente no ha llegado a nuestro buzón nada parecido, por lo que no tenemos otra opción que reconocer la falta de resultados de nuestra labor. Simplemente nos resta despedirnos hasta el próximo año, con la esperanza de que algún meteorito impacte contra la Tierra y todos los lectores que osaron cuestionar la probidad de los periodistas de la diaria se den cuenta de lo que se perdieron.