Rodrigo Goñi: Esta ley que lleva de 0,3% a 0% el límite permitido de alcohol en sangre para los conductores no tiene sentido, porque es una diferencia mínima. Pero además afecta la libertad de culto, ya que los sacerdotes católicos no podrían tomar vino durante la misa y después conducir. Quizá eso sirva para desestimular la costumbre de que el cura se entone un poco y le dé por meterle mano a alguna monja o algún monaguillo, pero no podemos dejarlo sin la posibilidad de que maneje después de misa.
Víctor Semproni: Tres puntos porcentuales no es una diferencia mínima. Es como los que dicen que entre el número de lista 609 y el 6009 casi no hay diferencia y es por eso que muchos viejitos que quieren votar al MPP terminan votándome a mí por error. Es pura envidia.
Sebastián Sabini: Yo apoyo la ley, pero no estoy de acuerdo con que se fije el mismo porcentaje para el cannabis. Muchas de las personas que eligen usar bicicleta para desplazarse por la ciudad usan la marihuana como combustible, y es un combustible mucho más natural y que provoca menos daño al medioambiente que la nafta.
Alejo Umpiérrez: Esto es una muestra de que la cruzada es contra el alcohol y no contra las cosas peligrosas en general. ¿Por qué no se prohíben las minifaldas, que tanto daño hacen? Esta prenda lleva a los hombres a caer en la tentación y entregarse al adulterio. La minifalda destruye familias, señores. Basta ver el aumento de la cantidad de divorcios desde que se puso de moda, allá por los 60, para constatar el efecto nocivo de este invento de Satanás.
Graciela Matiaude: Esto es el tiro de gracia para los vinicultores. Fomenta la pobreza y aumenta el número de jóvenes ni-ni. Es cierto que los ni-ni se alimentan con vino lija, pero lo cortan con Sprite. La ley le da más plata a la Coca-Cola que a los vinicultores. No es así, amistá, no es así.