Si bien el anuncio del presidente Tabaré Vázquez de que el proyecto de la regasificadora de Puntas de Sayago se va a concretar, fue recibido con entusiasmo por varios actores del sistema político, el sindicalismo y la sociedad civil, hay quienes se mostraron escépticos ante lo que podría transformarse en un nuevo fracaso. “Pueden pasar muchas cosas: que la licitación quede desierta, que se adjudique a una empresa y ésta termine yéndose del país, dejando abandonado el proyecto, o incluso que la regasificadora efectivamente se construya y se consolide el modelo de los megaemprendimientos potencialmente dañinos para el medioambiente como motor de la economía, que vendría a ser el riesgo más grande”, aseguró un integrante de una organización no gubernamental que trabaja en el campo del desarrollo sostenible.
“Son unos loquitos que no entienden nada”, fue la respuesta de un funcionario del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Es que en el gobierno consideran que la llegada de empresas multinacionales del área logística e industrial es “altamente positiva”. “Este tipo de empresas, como Zamin Ferrous o la que ellos traigan, que seguramente también se vaya después de un tiempo, tienen un gran poder adquisitivo. Si se radican en Uruguay son una importante fuente de ingreso de divisas. Pero si finalmente sólo se quedan una temporada, que es lo que seguramente pase en el caso de Aratirí, le harán muy bien al turismo”, aseguró un jerarca de la cartera correspondiente. “Una de las grandes ventajas de contar con el turismo multinacional extractivista es que no dependemos de si vienen más o menos argentinos o brasileños. En el mundo siempre van a existir empresas multinacionales que se instalan en un país, extorsionan a su gobierno para obtener todo tipo de beneficios y después, si les viene bien, deciden quedarse o, por el contrario, se van a otro país tercermundista a probar suerte de nuevo”.