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Foto: Anita Pouchard Serra

Queremos cruzar

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Calais, última parada francesa antes de Inglaterra. Las conexiones entre ambos países sobran en esta ciudad. Desde los trenes del túnel bajo La Mancha hasta los ferris, pasando por los camiones de carga provenientes de todo el continente. Un cruce menos evidente para los migrantes, ya que Inglaterra cerró su frontera y financió en parte la construcción de rejas alrededor de las autopistas, de la entrada del túnel y del puerto. Hace un mes que ningún migrante logra llegar desde el otro lado de La Mancha. Cada noche, en pequeños grupos, prueban suerte, desmontando o saltando las rejas omnipresentes en el territorio. Algunos dejan sus vidas en esos intentos.

Sábado 23 de enero. Militantes y migrantes de Francia se encontraron en Calais para marchar con los habitantes de New Jungle, un campamento donde viven hoy unos 4.000 migrantes. En total, 2.000 personas desfilaron desde New Jungle hasta el centro de la ciudad, ante las miradas de los habitantes -algunos pacíficos y otros agresivos-, para pedir la apertura de la frontera y la solidaridad con la situación de los migrantes, en un ciudad que conoce últimamente muchas tensiones respecto de la problemática. Varios grupos cercanos a la extrema derecha se oponen a lo que denominan “una invasión de los migrantes en su territorio”. La marcha del sábado, como contrapartida, es la cara visible de los migrantes y las organizaciones que intentan hacer valer sus derechos, reivindicándolos cuando los poderes públicos se los niegan permanentemente.

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