De huertas a periodismo, pasando por costura y diseño, danza, surf o ajedrez, abarcan los diferentes talleres a los que estudiantes de los 15 liceos de tiempo extendido de varios puntos del país pueden asistir en contraturno de su actividad curricular. Esta modalidad comenzó a funcionar en 2016 y hasta el momento se evalúa como muy exitosa, a tal punto que el próximo año el Consejo de Educación Secundaria (CES) cree que “certeramente, diez liceos pasarán a la modalidad de tiempo extendido: tres en la capital y siete en el resto del país”, dijo a la diaria la directora del CES, Celsa Puente. Si bien se espera llegar a cubrir todos los departamentos al final del período, ya es difícil llegar a la meta de los 70 liceos que se había propuesto en 2015.
Desde el CES afirman que esta modalidad de extensión del tiempo pedagógico trae muy buenos resultados en relación con la permanencia y el rendimiento estudiantil. “Tenemos centros educativos en estas modalidades que superan 90% de aprobación. Obviamente no es sólo la propuesta, tiene que ver la dirección, que estimula, y el colectivo de docentes que se compromete, pero estos resultados son alentadores. Son instituciones que tienen muy baja deserción. Creemos que los talleres son convocantes para los chiquilines y les permiten sostener mejor la propuesta curricular y llegar a un mejor desempeño en las asignaturas”, comentó Puente.
Para Sebastián Rodríguez, coordinador de los talleres en el liceo 2 de Salinas, la modalidad de tiempo extendido tiene “un potencial muy grande para trabajar lo educativo. En Idioma Español se hicieron obras de teatro y con la profesora de Teatro se trabajó para hacer las representaciones; otro buen trabajo fue el de Geografía con Plástica: estudiaron volcanes e hicieron su representación y con Reciclaje hicieron una maqueta de vivienda ecológica que tenían que diseñar. Se notan los resultados. Los chiquilines hacen un proceso curricular acompañados de otras cosas paralelas, y eso cambia la forma en que aprenden los conocimientos”, aseguró en diálogo con la diaria.
Entre las ventajas que el educador ve en el tiempo extendido, además de la mayor coordinación entre docentes y talleristas, está la de “trabajar desde el juego y la liberación: cuando uno trabaja jugando, el cerebro se desestresa, está capacitado para aprender de otra manera, los estudiantes se ríen de lo que hacen y los conocimientos están de una forma casi natural. Genera en los chiquilines la capacidad de poder mostrarse, y eso lleva a un aumento en la autoestima”. Rodríguez agregó que “esta modalidad ha logrado generar un tiempo de calidad en la institución para los chiquilines y les ofrece algo que les interesa para llegar desde otro lado al conocimiento”.
Otro aspecto que ayuda a la motivación de los adolescentes es la no obligatoriedad de estos talleres, ya que pueden asistir a los que ellos eligen, según sus propios intereses. “Los talleres tienen que ser lo suficientemente tentadores para que ellos quieran permanecer en el liceo. Es un desafío para mantenerlos en el tiempo, tienen que dar respuesta a los intereses de los chiquilines”, reflexionó Puente. En el caso del liceo de Salinas, todos los talleres son libres para quienes quieran ir, aunque en aquellos que son muy populares, como Deporte, este año se tuvo que poner un cupo para asegurar la calidad de la oferta para todos.
Puente se definió como una “entusiasta” del tiempo extendido, porque cree que una parte de la currícula debería ser elegida por los propios estudiantes. Eso es algo que permite esta modalidad, ya que es aconsejable que la dirección tome en cuenta los intereses del cuerpo estudiantil para decidir qué talleres se abrirán el próximo año. Además, la directora aseguró que esta experiencia permite “salir del concepto del grupo clase porque al taller van jóvenes de todos los grupos, incluso, a veces, de más de un turno. Entonces, se trabaja la convivencia natural con un intercambio que beneficia el clima de toda la institución, algo que no es menor en este tiempo de la vida en el que se generan los vínculos y estamos todos muy preocupados por que aprendan a relacionarse”.
Tiempo completo
Otra modalidad de extensión del tiempo pedagógico es la de tiempo completo, en la que los adolescentes concurren a la institución desde las 8.00 hasta las 16.00. Por lo general, de mañana tienen las materias curriculares, almuerzan en el liceo y, de tarde, asisten obligatoriamente a tutorías y diferentes talleres. Actualmente hay seis liceos de tiempo completo en Canelones, Flores, Maldonado, Rivera y Soriano, y el CES no tiene previsto un aumento para el próximo año. Según Puente, esto se debe a que la modalidad de tiempo completo está ligada a la cuestión edilicia, ya que el liceo debe contar con un comedor para servir el almuerzo e instalaciones para que todos los estudiantes tengan una permanencia completa.
Asimismo, Puente comentó que, a diferencia de la de tiempo extendido, en la que se puede atender dos turnos de estudiantes con los talleres en contraturno, la modalidad de tiempo completo sólo permite que asistan los grupos en un solo turno. Otra ventaja de los talleres de tiempo extendido es que las actividades a contraturno pueden realizarse en un lugar que no sea el liceo; a modo de ejemplo, la directora mencionó el liceo 6 de Rivera, en el que muchos de los talleres se dan fuera, como Piscina, en la Plaza de Deportes.
Según el relevamiento del CES, en algunas comunidades de los liceos de tiempo completo hay “cierta resistencia a una permanencia tan grande de los adolescentes”, tanto por parte de las familias como de los jóvenes, que de tarde querrían hacer otras actividades.
La directora de Planeamiento y Evaluación Educativa del CES, Margarita Romero, también comentó a la diaria que “la ventaja del tiempo extendido es tener los talleres a contraturno, y ello no implica un cambio en la organización del liceo como sí implica el tiempo completo. Esto determina que el liceo que se cambie a tiempo completo no puede tener dos o tres turnos, por eso la modalidad de tiempo extendido es más fácilmente aplicable”.