En el 11º partido del Torneo Clausura, y en el primero que jugó fuera de su radio de acción permanente –el Campeón del Siglo, y el Centenario– Peñarol mantuvo su paso perfecto al derrotar a Danubio 2-0 con dos anotaciones marcadas en el primer tiempo por parte de su goleador Cristian Palacios, quien esta vez ocupó la titularidad por la ausencia por lesión del argentino Maximiliano Rodríguez.
Peñarol se mantuvo firme e inalcanzable en el liderazgo del Clausura en ese mano a mano con Defensor Sporting, y sigue más de cerca a los violetas en la Anual luego del empate de estos últimos anoche con Liverpool.
El equipo de Leonardo Ramos estuvo esta vez, a diferencia de sus dos últimos partidos con Sud América y Juventud, sólido, con buena conexión y efectivo, lo que lo hizo adueñarse rápidamente del juego doblegando a una defensa danubiana que nunca pudo contener los embates rivales.
Desde que llegó de su Belén natal, donde le siguen llamando Yesquero, porque sin piedra no funcionaba, Cristian Palacios se ha cansado de hacer goles: en los juveniles, en su primer préstamo a Central Español, en el que fue goleador del campeonato, en Juventud, en El Tanque Sisley, en Wanderers, pero cada vez que su pase volvía a Peñarol casi no jugaba, y sin jugar no se puede hacer goles. Esta vez tampoco ha jugado mucho; sólo fue titular ayer en Jardines del Hipódromo y en el partido con Rampla Juniors, pero lo han puesto en el campo, y en los ocho partidos en los que pisó el área lleva anotados diez goles, que, sumados a los 19 que marcó para Wanderers en el Torneo Apertura, lo hacen, con luz, el goleador del Campeonato Uruguayo, con 29 anotaciones.
Seguro que el equipo de Ramos no tiene un paso tan perfecto por la llegada de Palacios a un plantel en el que no se sabía si se iba a quedar, pero se puede concluir que el picante delantero belenense ha sido determinante para un paso tan arrollador de los mirasoles.
Anotando con piedritas
Aquella pelota que a los 3 minutos le filtraron en profundidad a Palacios y que Cristóforo cortó de manera perfecta in extremis fue la primera anotación en la bitácora del partido.
Fue sólo la primera línea, porque un renglón más abajo, un cabezazo del Puma José Luis Rodríguez se fue al lado del caño de Kevin Dawson y, sin siquiera dar vuelta la hoja, a los 7 minutos, un desborde por la izquierda fue peinado por Lucas Viatri y le quedó en el área al Yesquero, que controló de pecho y la mandó al fondo de las redes.
Condiciones óptimas para Peñarol, que, a partir de la diferencia en el marcador, reafirmó su esbozo de superioridad en el juego, desplazándose con rapidez al área contraria, con muy buenos minutos del argentino Viatri, ganando y asistiendo.
Le costó muchísimo a Danubio; ya no sólo acomodarse para tratar de buscar el empate, sino poder controlar a distancia a los aurinegros, que siguieron buscando el arco de Cristóforo. Apenas llegando a la media hora de juego, los de Gastón Machado jugaron un rato en el campo de Peñarol y se arrimaron al coloniense Dawson con la muy buena pegada de Leandro Sosa, que desde la izquierda metió dos o tres pelotas envenenadas, y con David Terans progresando con técnica y engaño. Fueron cinco minutos en los que los carboneros abandonaron el dominio del partido a tal punto que Danubio estuvo cerca de empatarlo.
El último cuarto de hora del partido estuvo muy bueno, porque Peñarol volvió a acercarse con muchísimo peligro, y Danubio alternó buenas y malas con una buena, tan buena, que exigió a Dawson que estirara su cuerpo y con su brazo le sacara el empate a Terans.
Tan sólo una jugada después llegaría el segundo de Cristian Palacios, insuperable, que recibió una pelota larga escorado a la izquierda, advirtió que Cristóforo salía a destiempo y se la tiró por encima, haciendo estéril el esfuerzo poco sincronizado de Bueno, que no pudo barrerla en la línea.
La línea de tres danubiana colapsó en el primer tiempo ante los puntas de Peñarol, que a Viatri y Palacios, sumaba con facilidad y por naturaleza a Fabián Estoyanoff y Diego Rossi.
El segundo tiempo, casi no hubo cambio, a excepción de que se agravó la situación para Danubio, que flaqueó muchísimo ante un Peñarol que seguía atacando. Gastón Machado intentó dotar de mayores posibilidades a su equipo dando ingreso desde el vestuario a Leandro Rodríguez, y al ratito a Marcelo Tabárez.
A los 20 recién se recompuso en sensaciones la franja, que dio la impresión de que podría llegar al descuento. También daba la sensación de que en cualquier contragolpe Peñarol clavaría el tercero.
Realmente podría haber llegado el elenco danubiano, porque generó juego cerca del área mirasol.
Leonardo Ramos dio ingreso al zaguero Yefferson Quintana, a Gastón Rodríguez y, por último, al Cebolla Cristian Rodríguez, que había llegado a las cuatro de la madrugada desde Austria, y el equipo siguió mostrándose sólido y sin fisuras, rematando su 11º triunfo de manera consecutiva, una marca realmente impactante.