Los trabajadores del Instituto Nacional de Meteorología, que están en conflicto en reclamo de mejoras salariales, habían decidido para hoy un paro de 24 horas, pero el Poder Ejecutivo decretó la esencialidad del servicio. La medida recibió críticas desde la interna del propio gobierno. Liliam Kechichián, ministra de Turismo, opinó: “Esta gente nos viene arruinando todos los fines de semana con sus pronósticos, como si proteger a la población de posibles tornados fuera más importante que la temporada turística. Y una vez que deciden dejar de meterse en los asuntos realmente importantes del país, el Poder Ejecutivo los mete de nuevo en la conversación”. La respuesta de los funcionarios ante la declaración de esencialidad no se hizo esperar: “Si nos obligan a trabajar, entonces no nos dejan más remedio que tomar medidas distorsionadoras”, aseguró un dirigente sindical. Estas medidas consistirían en dar pronósticos meteorológicos acertados.
“La gente está acostumbrada a escuchar nuestros pronósticos y de acuerdo a eso determinar qué es lo que definitivamente no va a pasar. Si los pronósticos son acertados, el desconcierto va a ser mayúsculo”, agregó. Varias personas que utilizan los pronósticos de Inumet para desarrollar su actividad laboral coincidieron en que este tipo de medidas distorsionadoras podrían representar una complicación importante, aunque también afirmaron estar “acostumbrados”.
“Cuando las opciones que uno tiene son hacerle caso a Inumet, los payasos mediáticos que hablan sobre el clima en la televisión o algún instituto brasileño, al final se acostumbra a tirar los dados y, de acuerdo a eso, decidir a cuál de todos le va a creer”, reconoció un productor rural. “Yo hace tiempo que les digo a los pasajeros pronósticos inventados, es igualmente irresponsable pero más divertido”, reconoció, por otra parte, un piloto de una aerolínea comercial.