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Alejandro Apud, director técnico de Boston River. Foto: Andrés Cuenca

Con Alejandro Apud, entrenador de Boston River

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Con apenas un año en Primera División, Boston River ya ha logrado meterse en la Copa Sudamericana, y la semana que viene defenderá su chance de avanzar a la segunda fase cuando enfrente a los peruanos de Comerciantes Unidos en Huancayo. En el Apertura los rojiverdes del barrio Bolívar confirmaron su buen momento al finalizar en el quinto puesto. Sin duda, buena parte del mérito es del entrenador, el Turco Alejandro Apud. Con él conversó la diaria sobre lo que se viene y, en líneas generales, sobre el proyecto del club.

–¿Qué significa el modelo de Boston River para vos? En dos campeonatos, obtuviste buenas figuraciones y el club se clasificó a una copa internacional.

-En otros equipos en los que estuve, intenté mantener una forma de trabajo y mejorarla. Cuando llegamos a Boston River era un proyecto deportivo diferente, porque es un club muy humilde. Hay capitales privados, pero la inversión no es grande, entonces con poca cosa teníamos que tratar de formar un equipo relativamente competitivo, por lo menos para salvarnos del descenso. Eso lo logramos rápidamente mediante un modelo de juego diferente. Nos habíamos dado cuenta de que los equipos que buscaban evitar el descenso se defendían mucho y jugaban de determinada manera porque los puntos los apremiaban. Pero nosotros lo encaramos de otra forma. Teníamos que crear un modelo de juego muy ofensivo, sin descuidar lo defensivo, y trasladar esa parte al campo rival.

–¿Cómo fue llegar a un club que iba a debutar en la A por primera vez en su historia y que se convirtió en una Sociedad Anónima Deportiva?

-Hablé mucho con la gente que maneja el club, en especial con Tito Sierra, el dueño. Fuimos haciendo una evaluación permanente de las posibilidades. A partir de lo que conocíamos fuimos armando un equipo. Sentimos mucho el apoyo recibido, porque hay un grupo muy reducido de personas trabajando que quieren mucho al club y están siempre; es difícil que uno de los dueños del club te acompañe, pero acá pasa. El club da pasos lentos pero seguros, aunque sin grandes inversiones, porque es un equipo austero. No se hacen locuras, pero se paga mes a mes y se intenta contar con lo necesario para moverse a diario.

–¿Qué implica para tu trabajo que el club esté gerenciado por dueños?

-Boston River hace algo distinto de lo que nos pasó en Sud América: trata de apoyar a las formativas y de ir construyendo. Se viene haciendo de forma muy lenta, con cuidado, pero se está formando chiquilines. Ellos tienen dónde entrenar, tienen todas las divisionales, y lo están haciendo bien. En Sud América -y esto lo hablamos con el dueño- dimos pasos muy rápidos, y el club quizá no estaba preparado para ascender. A Boston River le está pasando lo mismo, porque no estaba preparado para todo eso que se vino tan rápido; eso significa que dimos enormes pasos a nivel deportivo que no estaban dados en materia institucional.

–¿Qué contacto tuviste con el gerenciador del club, el empresario venezolano Edmundo Kabchi?

-Entiendo a los venezolanos porque son gente de negocios: ponen dinero y quieren ganar. Les planteamos una cantidad de inquietudes y situaciones, pero la realidad indica que, fundamentalmente en Uruguay, tenés que invertir y cuesta lograr resultados rápidos. El venezolano nos planteó la inversión que está haciendo desde hace dos años, y que quiere poder reinvertir dinero para mejorar en infraestructura, con la venta de algún jugador o con algún ingreso.

–¿Qué inquietudes le plantearon desde el cuerpo técnico?

-Le dijimos que para mejorar la performance lograda y para competir a nivel internacional teníamos que mejorar algunos aspectos de la infraestructura y de la forma de trabajar. Está costando, pero poco a poco nos vamos acercando. Boston River no hace un año que está en Primera y ya está compitiendo a nivel internacional, entonces materialmente no da para invertir, es lógico.

–En ese lapso tomaste una base del equipo que ascendió en 2016 y sumaste algunos jugadores. Lo que sorprende es que en tan poco tiempo tu equipo juegue tan bien.

-Lo que sucedió fue que encontramos un grupo de futbolistas que no tenían competencia en sus equipos, pero que eran de buena calidad. Lo importante de todo eso fue que los futbolistas se adhirieron a la propuesta, les gustó la forma de trabajar. Eso nos hizo todo más fácil, porque se sienten cómodos y se comprometen, lo que permite que el equipo juegue de la forma en la que juega. No es casualidad lo que se ve en la cancha: refleja lo que trabajamos todos los días. Nosotros hacemos hincapié en que no podemos ganar de cualquier manera, sino que tenemos que hacerlo de manera coherente con la forma en la que entrenamos.

–¿Te interesa la estética del fútbol?

-¿Cómo no me va a interesar? Todos los entrenadores queremos que nuestros equipos jueguen de la forma en la que entrenamos. Estoy absolutamente convencido de que vos brindás un espectáculo, y que no tenés que ganar de cualquier manera. A la gente que te va a ver tenés que brindarle algo que estéticamente sea bueno. Te puede salir bien o mal, pero la intención siempre tiene que estar. Lo que hacemos todos los días es tratar de que el equipo juegue de una manera en la que el público que nos va a ver se sienta cómodo al ver un espectáculo futbolístico agradable. Sabemos que tenemos que ganar; de lo contrario, no estaríamos trabajando. Pero también queremos que el espectador que paga la entrada se vaya contento por haber visto un buen espectáculo.

–¿Por qué pensás que no se juega bien al fútbol acá, o que son pocos los equipos que tienen una propuesta como la de Boston River?

-Lo que pasa es que en nuestro fútbol existen muchas presiones desde juveniles, y eso no les permite a los entrenadores formar a futbolistas sin esa necesidad permanente de ganar y de obtener un resultado. Por supuesto que se puede hacer jugando bien, pero muchas veces la exigencia y las presiones que sufren los clubes, los dirigentes y los entrenadores hacen que los futbolistas las sientan. Muchas veces, ganar sin que importe cómo pasa a ser lo más importante. Por eso hay inestabilidad laboral, no se cree en ningún proyecto, sino únicamente en un resultado.

–Reuniste jugadores jóvenes con otros con más experiencia. ¿Cómo lograste generar una mixtura correcta que representara lo que querías en la cancha?

-Cuando vos elegís jugadores que te dan confianza y que son excelentes personas, desde el punto de vista profesional esto te permite moldear y adaptar. No nos ha costado tanto porque los jugadores con mayor experiencia nos han ayudado mucho. Todos los gurises jóvenes que vinieron al club, sin experiencia en Primera División, están entrenando y están comprometidos con la tarea. Les cuesta porque las exigencias son altas, pero el resultado es bueno. Hemos logrado mantener al equipo, y estamos compitiendo en los primeros lugares; teniendo en cuenta que Boston River es un equipo que viene de ser amateur y tiene poca historia en Segunda, eso nos deja muy contentos.

–¿Cómo son tus entrenamientos?

-[Sonríe] Según los jugadores, a veces me pongo muy intenso. Basamos nuestro entrenamiento en exigencias para la alta intensidad. Eso implica estar arriba del futbolista y que cada uno dé el máximo en cada práctica. Buscamos que cada parte del entrenamiento, ya sea el inicio, la sección principal o el final, tenga que ver con lo que vamos a hacer el domingo en el partido. A veces cuesta un poco y genera un poquito de inestabilidad en el futbolista, porque muchos no están acostumbrados. Pero una vez que ellos se dan cuenta de que eso los hace mejorar, por medio del diálogo y de observar su progresión, se comprometen cada vez más.

–Hiciste historia al ganar el debut de Boston River en la Sudamericana, y nunca dirigiste a nivel internacional. ¿Trabajaste de una forma distinta?

-Sinceramente, tomamos la postura de dedicarnos al partido con Comerciantes Unidos cuando hubo que hacerlo, y apenas fueron dos días. Trabajamos siempre pensando en el partido más próximo. Sabíamos que teníamos que ganar por la mayor cantidad de goles posible, porque cabía la posibilidad de que tuviéramos que jugar la revancha en la altura. Hoy vamos a tener precaución, porque la semana que viene nos toca jugar a 3.200 metros de altura, y ahí la cosa es diferente. Vamos a preparar el partido esa semana, porque ahora estamos pensando en el encuentro del sábado con Liverpool, que es el primero del Intermedio. Después nos enfocaremos en la revancha con los peruanos, pero sabemos que nos jugamos otra cosa histórica para el club.

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