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Emilio Delgado y Juan Puig. Foto: Alessandro Maradei

Cinco centros educativos ya usan INOA, una plataforma web que concentra información no académica de los alumnos

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Los estudiantes generan, a lo largo de su historia educativa, una gran cantidad de datos más allá de su historial académico. Dificultades de aprendizaje, tratamientos psicológicos, conflictos en la familia y en la comunidad son muchos los aspectos que los docentes y el equipo pedagógico de una institución deben tener en cuenta para ofrecer una atención integral; la idea de INOA es sistematizar y compartir estos datos en una plataforma web colaborativa, con acceso al equipo docente de una comunidad académica.

Juan Puig y Emilio Delgado notaron la necesidad de recoger la información no académica cuando trabajaban en el área de sistemas de un colegio; se presentaron al Desafío Educación de Socialab y en marzo lanzaron INOA, una bitácora estudiantil.

“Básicamente lo que le pedimos al docente es que ingrese, seleccione al alumno y coloque muy rápido qué fue lo que sucedió, lo que tratamos es que sea muy práctico para el docente, que simplemente comente y así de forma colaborativa se va construyendo una ficha del alumno, una bitácora”, explicó a la diaria Puig.

Una de las ventajas de la plataforma, más allá de concentrar la información generada por todo el equipo académico sobre un alumno, es la categorización y sistematización de los datos: “Usamos tecnología como machine learning para sugerirle al docente ingresar esa información en categorías como conducta, socioemocional, reconocimiento o aprendizaje; el docente lo puede confirmar o no. La segunda etapa que estamos agregando es separar la información en pública, sensible y reservada, sobre todo para cuidar la privacidad del alumno, y el centro educativo define cuáles son los roles que acceden a esa información”, aclaró.

Actualmente la propuesta se aplica en cinco instituciones del país: Providencia, Espigas, Los Pinos y el bachillerato tecnológico Ánima, todos centros públicos de financiación privada de Montevideo, y el colegio International College de Maldonado.

Hasta el momento, las respuestas de los docentes han sido muy buenas y el uso de la plataforma es diario: “Nosotros lo vemos como una herramienta de comunicación, para que todo el staff esté al tanto de lo que pasa con cada alumno”, señaló Delgado.

Lo que diferencia a INOA es la información personalizada que le llega al docente. Según comentó Puig, otras aplicaciones tienen una forma complicada de cargar la información y entonces los docentes no lo hacen; además sucede que los registros quedan como un repositorio de datos al que los docentes no acceden. El programa uruguayo buscó superar esas dificultades al enviar un mail personalizado a cada miembro del equipo académico con la información que se haya generado el día anterior sobre sus alumnos.

Próximamente

Puig y Delgado están trabajando en actualizaciones de la plataforma que en parte surgen de la devolución hecha por los docentes que ya la han utilizado. “Lo que vamos a generar es información en base a la información que se ingresa; podemos crear alarmas e indicadores para determinados roles dentro del instituto”. La idea de los creadores es que se avise cuando haya cambios en los registros de un alumno, por ejemplo cuando en una semana se ingresen varios datos sobre su mala conducta, avisar al responsable para que empiece a trabajar sobre la situación. Otro indicador podría ser un alumno que a mitad de año aún no tiene ningún registro, porque la plataforma también invita a marcar los reconocimientos.

Ingresar aspectos de reconocimiento genera buenos resultados en dos instancias, comentaron los responsables de INOA: “La más directa es cuando un alumno sale campeón o recibe algún premio, el equipo se entera, lo puede felicitar y el estudiante se siente más contenido. En segunda instancia cuando un docente encuentra una situación en la que un alumno se destaca, eso sirve para que otros docentes lo vean y lo prueben en otras asignaturas”, dijo Puig.

INOA también está en conversaciones con autoridades de la educación para generar un prototipo de la propuesta que se adapte al sistema público, que tiene “roles distintos, una mayor presencia de los adscriptos, un papel diferente de los directores y muchas veces no tienen psicólogos”, señaló uno de los creadores de INOA.

Para los responsables, la plataforma explotaría todo su potencial en instituciones con una importante masa de estudiantes, como sucede en las instituciones públicas. Allí es donde los problemas de comunicación entre los diferentes docentes se notan más y una aplicación sencilla que sistematice todos los datos podría ser de gran utilidad, consideran.

Aplicación directa

Los liceos que ya están trabajando con INOA han abonado entre tres a cinco dólares por alumno por año, dependiendo de la cantidad de estudiantes. El costo “tiene mucho que ver con el componente social, se trata de que el precio no sea ninguna barrera para ningún centro educativo, tratamos de llegar a la mayor cantidad de alumnos posible”, detalló Puig.

Un ejemplo claro del uso de esta aplicación se dio la semana pasada, cuando a través de la web todo el equipo académico se enteró de que a un alumno no podían ir a buscarlo en ningún horario, por lo que se buscó una solución. Otro caso fue el de una alumna que llegaba tarde a clase muy seguido y los docentes pensaban que era porque no le interesaba el estudio, pero se descubrió que se debía a que tenía que atender a sus hermanos; al ingresar esa información a la plataforma todos los docentes pudieron estar al tanto de la situación y ofrecerle su ayuda.

Esta propuesta también permite compartir “cuáles son las motivaciones y adecuaciones de cada alumno en el aprendizaje; los docentes se pasan piques entre ellos de cómo motivar a un alumno o de qué formas se engancha con el curso”, destacó Puig, y agregó que la web también habilita a compartir “todo lo que tiene que ver con el seguimiento de conducta; más allá de la nota, se trata de explicar qué sucedió, quién habló con el alumno, cómo reaccionó, cómo lo van a seguir”.

En secundaria, donde la cantidad de adultos relacionados con el estudiante es mayor, el uso de la aplicación es claro, pero en primaria, donde el equipo asociado a los alumnos es más reducido, la plataforma se destaca porque permite el seguimiento de cada uno “en el sentido de que todas las maestras lo conozcan; un chiquilín que estuvo ocho años en el centro educativo genera un montón de datos que se pierden de un año al otro; así como está el boletín, que pueden ver cómo viene en determinada área, tenía que haber algún lugar en el que vean el acompañamiento en otros asuntos”, indicó.

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