Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
En el Uruguay actual se ha vuelto muy difícil el debate político colectivo. Esto queda claro al ver cómo los medios de comunicación (incluyendo las redes sociales) son en gran medida escenarios fragmentados, donde distintos grupos de personas reafirman sus convicciones y su antagonismo con otros grupos.
Cuando hay encuentros, lo que ocurre se parece, más que a un verdadero diálogo, a un intercambio de hakas como el de la selección de rugby de Nueva Zelanda, monólogos estruendosos para disminuir a los adversarios. La diferencia está, lamentablemente, en que el haka neozelandés es en definitiva una representación, y cuando los bandos políticos uruguayos se increpan mutuamente, mucha gente participa con genuina hostilidad.
Ayer se produjeron dos hechos inusuales relacionados con el Complejo Multifuncional Antel Arena, una obra que se ha convertido en símbolo de división, a tal punto que elogiarla desde el oficialismo o criticarla desde el frenteamplismo parecen, para mucha gente, casi actos de traición. “Arena” es, según el diccionario, el lugar donde se realizan combates o espectáculos.
La actual mayoría del directorio de Antel contrató a la empresa Ecovis para que realizara trabajos de auditoría sobre el proyecto, y el informe final se alineó con el discurso oficialista. Luego, la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) contrató a un “profesional letrado especializado” para que analizara ese informe y, acotando que es ajeno a sus competencias determinar si se basó en datos “confiables o suficientes”, dio por buenas sus conclusiones.
A continuación, los senadores oficialistas aprobaron una interpelación al ministro de Industria (a quien se le pidió que asistiera acompañado por el presidente de Antel) para “darle estado parlamentario” al informe de Ecovis y el pronunciamiento de la Jutep. Según la declaración final del Senado, se confirmaron “múltiples y graves denuncias, observaciones y desvíos, [...] así como el secretismo y ocultamiento que han rodeado el proceso de decisión, construcción y administración” del Antel Arena. Sólo hubo votos a favor, porque la bancada del FA decidió no ingresar a sala.
La interpelación es una de las herramientas de las que dispone el Poder Legislativo para controlar al Ejecutivo. En este caso, se les pidió a Paganini y Gurméndez información que ya era pública, y ni falta hace señalar que toda la movida no sólo apunta contra el FA en general, sino también, en particular, contra la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, notoria impulsora del Antel Arena.
En la tarde, los senadores frenteamplistas participaron en una movilización de “Abrazo al Antel Arena”, convocada por Sutel, el Sunca y el PIT-CNT. Allí se cuestionaron los datos, los cálculos y las conclusiones de Ecovis, así como el llamado a sala realizado poco antes. En definitiva, cada parte habló sola contra la otra.
La cuestión de fondo está en manos del sistema judicial, y es deseable que este aporte para que la ciudadanía pueda llegar a algo más que alineamientos automáticos, pero está claro que tenemos, más allá del Antel Arena, un problema social grave en términos de convivencia democrática.
Hasta mañana.