Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
En 2011, el Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT puso en circulación la categoría de los “diezmilpesistas” para destacar que buenos indicadores globales de producción, empleo y salario no implicaban una situación generalizada de buenos ingresos.
Vale la pena recordarlo porque, pese a la insistencia desde la derecha en que el PIT-CNT “es lo mismo” que el Frente Amplio, durante los gobiernos de este la central sindical alertó sobre la baja calidad de muchos empleos.
Desde 2020, la crisis asociada con la emergencia sanitaria y con el cambio de la política económica determinó que disminuyera el poder de compra de los salarios, y una gran cantidad de personas cayó del lado malo de la línea de pobreza. Pero antes muchas de ellas no estaban lejos de esa frontera, y el PIT-CNT lo venía diciendo con claridad.
Debido a la evolución de los precios, el Cuesta Duarte habla ahora de “veinticincomilpesistas” para señalar el mismo tipo de problema, y calcula que son más de medio millón.
Al igual que cuando se hablaba de “diezmilpesistas”, es preciso tener en cuenta algunas precisiones metodológicas, que no le quitan gravedad a la situación, pero evitan malentendidos frecuentes (esto lo investigó y explicó en su momento el periodista Ricardo Leiva para el programa de radio No toquen nada).
Los datos que maneja el instituto son los de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE). En ella se registran distintos tipos de trabajo y, a fin de que sus remuneraciones sean comparables, el Cuesta Duarte las lleva a una base común: toma la remuneración líquida por hora del empleo principal de cada persona, y calcula cuál sería el monto mensual si la persona dedicara a ese trabajo 40 horas semanales.
Esto no tiene en cuenta los ingresos adicionales por otros empleos (menores, por definición, que los del principal), ni el ingreso total de los hogares (alguna gente gana poco dinero por una ocupación de la que no depende para vivir).
Por lo tanto, no se trata de que medio millón de personas ocupadas ganen menos de 25.000 pesos mensuales, sino de que hay medio millón de empleos mal pagados. Esto es, sin duda, un gran motivo de preocupación, al que se agrega, sin que pueda sorprender a nadie, que entre mujeres y jóvenes es mayor la proporción de salarios sumergidos.
Para hacerse una idea del problema, es útil considerar que el INE define la “línea de pobreza” a partir del precio de una “canasta básica total”, con gastos alimentarios y no alimentarios muy básicos para un hogar unipersonal, y que ese precio fue el mes pasado 18.770 pesos en Montevideo, 12.260 pesos en el “interior urbano” y 8.378 pesos en el “interior rural”.
Con estos números a la vista, agreguemos que el Cuesta Duarte registró unas 169.000 “quincemilpesistas”, o sea personas cuyo trabajo principal les aportaría, por 40 horas semanales, ingresos menores a 15.000 pesos mensuales, por debajo del salario mínimo nacional.
Todo esto reafirma que la recuperación “de la economía” no ha resuelto graves problemas de cientos de miles de trabajadores y que la cantidad de puestos de trabajo no es lo mismo que la cantidad de empleos dignos.
Hasta mañana.