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Ilustración: Ramiro Alonso

Las verdades que hacen falta

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Leído por Andrés Alba.
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Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El martes 6 de junio de este año, después de casi cuatro años sin hallazgos de restos de detenidos desaparecidos, el paciente e incesante trabajo de excavación volvió a tener resultados en el predio del Batallón de Infantería Paracaidista 14. Estudios forenses permitieron saber que los huesos encontrados bajo una losa y abundante cal eran de una mujer, a la que se mató con violencia, pero no fue posible identificarla mediante el cotejo con muestras de ADN de familiares de las personas buscadas.

Puede tratarse de una entre varias mujeres en cuyos casos no se cuenta con ese tipo de material genético en forma suficiente para llegar a conclusiones firmes. No es posible reunir a los restos de esa mujer con un nombre y una historia de vida. Sus deudos no tienen –no tenemos– ni siquiera ese mínimo consuelo.

En forma paralela al intento en curso de obtener más muestras de ADN, Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos le aporta a la sociedad uruguaya, una vez más, no sólo su tenacidad en la búsqueda, sino también su lucidez para situarla en el debido contexto.

Lo que se señala desde Familiares es un dato simple y crucial, que, sin embargo, puede ser pasado por alto. La búsqueda lenta y meticulosa en grandes extensiones de terreno y el intento de identificación mediante bancos de ADN son métodos alternativos, empleados durante décadas, porque el camino más simple y eficaz para hallar restos de las víctimas del terrorismo de Estado continúa bloqueado.

Las personas que saben sobre los crímenes y su ocultamiento no hablan y los registros no aparecen, aunque es muy probable que existan. Este es el motivo principal de que el dolor y la frustración se hayan renovado este año, en el primer caso de restos hallados pero no identificados. La información sobre esta mujer asesinada y sobre todas las demás personas que aún están desaparecidas no se desvaneció, sino que sigue secuestrada. Por eso hay que hurgar minuciosamente en la tierra y, cuando aparecen restos, con intervalos de años, apelar a procedimientos que no siempre dan resultado.

Para crear conciencia sobre estas trabas y reclamar su cese, Familiares convoca a una marcha el miércoles de la semana que viene, desde la Universidad hasta la plaza Cagancha, con la consigna “A seis meses del hallazgo en el Batallón 14: digan quién es”.

Este año se han conmemorado varios hitos en el proceso de reconquista de la democracia. Conmemoremos también que desde la salida de la dictadura han pasado casi 40 años sin las respuestas tantas veces reclamadas, y tengamos presente que durante ocho gobiernos nacionales de los tres mayores partidos, y con responsabilidades de los tres poderes del Estado, la vigencia del derecho no ha sido plena y persisten violaciones gravísimas.

Cabe señalar también que situaciones como esta desnudan una insolencia descarada: la de que un proyecto de divulgación de datos obtenidos mediante espionaje y otras prácticas peores sea publicitado como la vía de acceso a “toda la verdad” y a los “archivos de la dictadura”. La verdad y los archivos que más nos hacen falta permanecen fuera de nuestro alcance, y cada día transcurrido en estas condiciones reafirma complicidades con los verdugos y traiciones al conjunto de la sociedad.

Hasta mañana.

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