Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La titulación de las noticias siempre ha sido una cuestión crucial. Por un lado, exige destrezas técnicas para transmitir un mensaje con claridad en pocas palabras y atraer la atención. Por otro, implica decidir qué es lo más destacable y a menudo no hay una sola “respuesta correcta”, porque la decisión se toma a partir de un marco ideológico que incluye consideraciones éticas. Todo esto viene al caso en relación con la cobertura de lo que ocurrió el sábado en el centro de Montevideo, durante una movilización del colectivo de personas en situación de calle Ni Todo Está Perdido (Nitep).
El escenario fue la plaza Cagancha; el motivo, la conmemoración del día de las luchas de las personas en situación de calle. Integrantes de Nitep plantearon quejas y reivindicaciones relacionadas con su situación. Hablaron de privaciones cotidianas, y de los muchos factores que las agravan, desde la indiferencia hasta la violencia física (incluyendo la de presuntas “brigadas antipasta”, cuya investigación no tiene resultados conocidos), pasando por los prejuicios, la insuficiencia de las políticas sociales y el riesgo de ser criminalizados.
Como para confirmar esto último, hubo una intervención de la Policía que terminó muy mal, con enfrentamientos en los que, según informó el Ministerio del Interior, una funcionaria sufrió lesiones, fue detenida por “desacato” una manifestante de 22 años que tenía antecedentes de “varias indagatorias” y algunas personas robaron artículos de limpieza de un supermercado por valor de unos 10.000 pesos. El portavoz del ministerio señaló que no está claro si este delito fue cometido por personas que participaron en la movilización o por otras que “aprovecharon la confusión generada por el incidente”.
No les corresponde sólo a periodistas y editores, sino también al resto de la población uruguaya, la responsabilidad de evaluar qué es lo más relevante entre todo lo antedicho. En cada evaluación influyen ideas y juicios previos, y a su vez la difusión de cada relato sobre lo que pasó incidirá sobre ideas y juicios futuros.
Como se señaló el sábado desde Nitep, es frecuente que las personas en situación de calle sean reducidas a una descripción que omite gran parte de su humanidad y su diversidad. Hay, por ejemplo, quienes las ven ante todo como un peligro o como una molestia, quienes las etiquetan colectivamente como consumidoras problemáticas de drogas y también quienes no las ven, actúan como si no las vieran o desean que estén donde no tengan que verlas.
Ninguna de las etiquetas las abarca a todas, ni da cuenta de cada identidad, de cada drama y de cada esperanza o desesperación. No son números, pero los números indican, según datos del Ministerio de Desarrollo Social, que la cantidad de personas que duerme a la intemperie ha crecido de modo alarmante en los últimos años, y esto no puede sorprender a nadie en el contexto de un aumento de la pobreza.
Cada medio de comunicación y cada conciencia individual le pondrá un título a lo que pasó el sábado, contribuyendo más o menos a que la sociedad encare un problema grave. Mientras se toman estas decisiones, en las calles hace mucho frío.
Hasta mañana.